Opinión

Sobre los problemas de cobro de Pablo Iglesias y el sumidero de dinero que son las televisiones

Sorprendió a muchos el vídeo que se difundió el otro día en la telev

Sorprendió a muchos el vídeo que se difundió el otro día en la televisión de Pablo Iglesias. En la imagen, aparecía Dina Bousselham delante de un micrófono y lo hacía con la intención de avisar a los suscriptores que no estuvieran al corriente de pagos de la intención de los promotores de Canal R(e)d de pedirles permiso para cobrar las cuotas atrasadas. Hubo quien se planteó entonces: ¿Es rentable esta empresa? Y, sobre todo, ¿es posible hacer viable un negocio de este tipo?

Dentro del negocio de la televisión hay un submundo que suele pasar desapercibido. Un antiguo vocal del Consejo Audiovisual de Cataluña se mostraba hace un tiempo sorprendido por el interés constante de los evangelistas en conseguir licencias de emisión residuales, las cuales generan muchos más gastos que ingresos. ¿Quién va a poner publicidad en una cadena dedicada a las misas y el rezo?

Las licencias de emisión fueron en su día uno de los objetos más cotizados de la Península Ibérica. Ahora, con la decadencia del medio televisivo, apenas si reciben solicitudes. Entre los que no cesan en su empeño se encuentran este tipo de colectivos religiosos.

Cuadrar los números de un nuevo canal de televisión es una misión casi imposible. Atresmedia y Mediaset aglutinan el 85% de los ingresos publicitarios, que, por cierto, están a la baja en el sector. A partir de ahí, existe una zona de sombra donde coexisten empresas que alquilan la señal de forma 'alegal' a las major estadounidenses (Discovery, Paramount...) con algún tipo de acuerdo; y canales de escasísima repercusión cuyos promotores se las ven y se las desean para evitar los números rojos.

Por eso, sorprendió entre algún viejo empresario del sector el anuncio que realizó hace unas semanas Pablo Iglesias, en el que aseguraba que Canal R(e)d -su televisión- ocuparía a partir de entonces la frecuencia 48 de TDT en la capital madrileña. El exlíder de Podemos lo hacía con una lata de Coca Cola entre las manos, en señal de burla a Marcos de Quinto, quien era accionista de 7nn. Es decir, de la malograda cadena que hasta ese momento ocupaba ese lugar en el espectro radioeléctrico capitalino.

Los datos de 7nn

Dicha licencia le pertenece al empresario Fernando Zardoya –Nesting TV- y estaba valorada en 285.000 euros. Su alquiler le costaba a 7nn una cantidad aproximada de 15.000 euros al mes y poseía una opción de compra cercana a los 300.000, según han explicado a Vozpópuli fuentes de la antigua Dirección del canal. Pablo Iglesias aseguró que okuparían esa frecuencia, pero no dio más detalles al respecto de la operación.

Esa licencia permite que la señal llegue a una parte de la ciudad de Madrid, pero no alcanza a distritos como el de Chamartín. Tampoco a los municipios de los alrededores. Algunos días, se puede sintonizar. ¿Por qué? Por lo mismo que ocurre con otras cadenas: porque se extiende a una parte de la frecuencia que no le corresponde... Así ocurría con 7nn, según afirma uno de sus antiguos gestores.

Los únicos datos que son públicos sobre la contabilidad de Canal R(e)d tienen que ver con las colectas -crowdfunding- que realizaron sus promotores hace unos meses. En su primera fase, recaudaron 185.490 euros. En la segunda, esta cantidad ascendió hasta los 403.665. A esto hay que sumar las cuotas que abonan sus suscriptores cada mes, sobre cuyo importe total no se ha ofrecido información. Tampoco figura en el Registro Mercantil, obviamente.

La sociedad sobre la que está constituida este canal se llama Melancolic Films S.L., y hasta hace unas semanas tuvo a Jaume Roures y a su hija Teia como administradores solidarios. El Boletín Oficial del Registro Mercantil publicó el pasado 11 de mayo la revocación del padre y el nombramiento de Pablo Iglesias. Trece días después, desaparecía Teia de su accionariado. Es decir, el político de la formación morada es el único responsable -sobre el papel- del canal.

La televisión es cara

¿El dinero recaudado por Iglesias le concede un margen de maniobra muy amplio en su canal? Ofrecer una respuesta a esta cuestión sería osado, pero sí que se puede realizar una aproximación al analizar la contabilidad de la antigua empresa que emitía en su frecuencia, la cual, por cierto, tampoco tenía anunciantes. Principalmente, por su escasa difusión, pero también porque las grandes marcas no suelen apoyar los medios de comunicación de ideología radical. A uno y al otro extremo.

Sin ingresos comerciales en las cuentas, todo queda a expensas del éxito de la estrategia de suscripciones y de la capacidad económica de los socios del proyecto. Porque hay algo en lo que coinciden los empresarios de televisión con los que ha consultado este periódico, y es que poner un canal en el aire es caro. Tan sólo el coste del transporte de la señal en la TDT local asciende a entre 15.000 y 20.000 euros.

El alquiler de la nave y el plató más rudimentario también es muy costoso. Sin ir más lejos, a 7nn eso le suponía una cantidad mensual de alrededor de 85.000 euros. A esto hay que sumar el gasto en salarios, en retribuir a los colaboradores (y abonar su transporte) y en la producción de los programas, que suele implicar una salida constante de cantidades monetarias.

Así por ejemplo, una conexión en directo con una 'mochila' cuesta una cantidad aproximada de 275 euros; y puede oscilar entre los 300 y los 450 euros si se transportan otros equipos o más personal. Las coberturas de acontecimientos fuera de plató -que no son habituales en Canal R(e)d- implican el desplazamiento de los profesionales y los equipos; y su manutención. Una televisión no es “un puto podcast” -frase de Iglesias-, sino que obliga a realizar gastos a diario que son elevados, incluso en los proyectos más humildes. Esta es una de las causas por las que tantas televisiones de pequeño rango hayan nacido y fenecido en poco tiempo.

¿Conseguirá Iglesias mantener a flote su proyecto durante mucho tiempo? ¿Obtendrá fuentes de financiación alternativas? ¿Las tiene? Son preguntas que de momento no tienen respuesta. Sea como sea, de momento, quizás lo más interesante sea poner las cifras sobre la mesa.

Porque, entre otras cosas, hacen falta muchas decenas de suscriptores para mantener un medio de comunicación en marcha. O mucha generosidad de buenos patrones.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli