Opinión

El socialismo empobrece y Sánchez es el ejemplo

Reducir los recursos a los individuos para aumentar los que maneja la clase política. Ése es el auténtico efecto redistributivo de las recetas socialistas, todos más pobres y el Estado más rico

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero EP

Una de las afirmaciones que integra el discurso político de Milei es que el socialismo conduce a la pobreza. Orillando el histrionismo en el que se enmarcan el discurso y la afirmación del presidente de la República Argentina, personalmente estoy absolutamente de acuerdo con su diagnóstico sobre cuales son las consecuencias de aplicar las recetas socialistas.

Es así porque su obsesión enfermiza por la redistribución de la renta y la riqueza les conduce a limitar o imposibilitar su crecimiento e incluso a provocar su reducción. Y es también así porque su obstinación por la injusta igualdad que propugnan les empuja a adoptar medidas y decisiones absolutamente anti igualitarias. La conjunción de ambas circunstancias determina que el socialismo sea una auténtica lacra social. Y lo es sin perjuicio de que además constituye un auténtico atentado a la libertad pues cuanto mayor es la dimensión del Estado menor es el margen de decisión del individuo haciendo que éste sea cada vez menos libre.

Que allí donde ha sido aplicado el socialismo se ha empobrecido a la población es un hecho tan objetivamente demostrable que llega a constituir una evidencia empírica incontestable. Que le pregunten a los cubanos por referirme a un ejemplo tan próximo emocionalmente a nosotros y que ha constituido y sigue constituyendo un icono para la izquierda española.

Pero no hay que irse territorialmente tan lejos para comprobar la veracidad de lo que estoy afirmando. Aquí y ahora, en la España gobernada por Sánchez los datos demuestran estadísticamente que, confirmando la afirmación de Milei, el socialismo solo trae pobreza. Eso es lo que están provocando las recetas socialistas que se vienen aplicando desde 2.018 y para confirmarlo basta con constatar datos y cifras.

En el periodo 2018-2023, nuestra renta media real se ha reducido y nos hemos empobrecido prácticamente un 9%, en concreto, en un 8,75%

Si se observan los referentes a la renta per cápita o renta media por español se ve de inicio que la correspondiente a 2023 -30.320 euros- es superior a la existente en 2018 -27.760 euros-. Ahora bien, es obligado operar con rigor y en vez de hacer la comparación en términos monetarios hacerla en términos reales, máxime cuando la inflación acumulada desde que Gobierna Sánchez se eleva al 19,7%. Y así, actualizando a euros de 2023 la renta media de 2018 resulta que ésta sería 33.228 euros, 2.908 euros más que la realmente obtenida por los españoles el año pasado. Quiere decirse que en el periodo 2018-2023, nuestra renta media real se ha reducido y nos hemos empobrecido prácticamente un 9%, en concreto, en un 8,75%. Como vemos, el ejemplo español de los últimos años no hace sino confirmar la afirmación de Milei: El socialismo empobrece.

Los socialistas españoles, tan ineficaces para la gestión pública como hábiles para la dialéctica política, rechazarían la conclusión obtenida alegando que la renta media es solo una medida estadística de posición por lo que no refleja el efecto redistributivo de la política económica aplicada por Sánchez. Para su desgracia, son de nuevo los datos los que desdicen que haya tenido lugar esa pretendida redistribución. Para comprobarlo, basta con observar lo que ha sucedido en la evolución de los salarios, rendimiento que obtienen los trabajadores como contraprestación al empleo del factor productivo que supone su trabajo.

Quiere decirse que la retribución real del trabajo personal, medida en promedio, se ha desvalorizado incluso algo más -9,44% frente al 8,75%- que la renta media de los españoles

Pues bien, el salario medio de los españoles ha pasado de 26.550 euros en 2018 a ser 28.780 euros en 2023. Del mismo modo que antes, el aparente aumento es ficticio o irreal y no responde más que a la ilusión monetaria que genera la elevada inflación que hemos padecido. Actualizando a euros de 2023 el salario medio de 2018 su importe equivalente hoy sería 31.781 euros por lo que, en términos reales, la pérdida efectiva de salario asciende a 3.001 euros, la diferencia entre 31.781 y 28.780. Es decir, que el valor real del salario medio ha descendido un 9,44%. Quiere decirse que la retribución real del trabajo personal, medida en promedio, se ha desvalorizado incluso algo más -9,44% frente al 8,75%- que la renta media de los españoles medida también en términos reales. Ergo, con Sánchez los españoles nos hemos empobrecido sin que haya tenido lugar redistribución alguna a favor de los rendimientos del trabajo frente al resto de las rentas.

Todavía alegarían los socialistas -ineficaces al gestionar, pero hábiles al debatir- que la redistribución se habría logrado dentro de los perceptores de los salarios habiéndose favorecido en términos relativos al colectivo más vulnerable. Otra vez más el dato mata al relato dado que, merced a la gestión del Gobierno Sánchez, España ha pasado a ser ya el tercer país de la Unión Europea -empatado con Grecia- con mayor porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social, únicamente “superada” por Bulgaria y Rumania. Es relevante considerar que, en este negativo ranking, durante la etapa de Sánchez España ha ascendido varios puestos superando ahora en tasa de pobreza a países como Letonia o Lituania y que dispone ya de un porcentaje del 26% de su población en esas condiciones.

En definitiva, no hay ejemplo mejor que el reciente caso de España para confirmar que sí, que el socialismo representa un camino a la pobreza y que la redistribución que propugna no acaba siendo otra cosa que la expresada por Daniel Lacalle: Reducir los recursos a los individuos para aumentar los que maneja la clase política. Ése es el auténtico efecto redistributivo de las recetas socialistas, todos más pobres y el Estado más rico. Milei tiene razón.

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