Opinión

Solo el Estado salva al Pueblo

Frente al demagógico ‘Solo el pueblo salva al pueblo’, origen del totalitarismo, critiquemos a las administraciones pero reivindiquemos su labor

Cuando un Estado como el español, cuarta economía del euro, falla tan estrepitosamente -no confundir con un Estado fallido, no somos Haití- durante las primeras horas de una inundación, era más que previsible otra segunda riada más tóxica, si cabe, para la fibra moral del país: la de la demagogia producto de la desesperación. Esto es lo que lleva ocurriendo en Valencia desde hace una semana con un eslogan que ha hecho fortuna, Solo el pueblo salva al pueblo, coreado al unísono por ese ejército de gentes bienintencionadas de toda ideologìa y condición que cada mañana se acercan andando escoba y pala en ristre a socorrer a cientos de miles de personas que han perdido todo menos la dignidad.

Como desahogo para lanzárselo con indignaciòn y barro a la cara de los Reyes, de Carlos Mazón y de Pedro Sánchez no está mal; es ingenioso, lo reconozco, pero tambièn muy peligroso porque convenientemente manipulado contra aquellos que hemos elegido democráticamente en las urnas, deja de ser inocente; pasado el desahogo, hay que recordar a tanto nihilista surgido al calor de los errores de coordinación y las tardanzas de las primeras horas: ojo con dejarte manipular, que únicamente ese denostado Estado logrará salvarnos; sí, solo el Estado salva al pueblo con esa Protección Civil, esos bomberos llegados de toda España, esos buceadores, esa Guardia Civil y esa Policía ya desplegadas para que algunos malnacidos no roben por las noches lo poco que queda entre las cuatro paredes en pie de lo que un día fue tu domicilio.

Solo el Estado, no Cruz Roja ni las campañas de donativos anónimos, ni Juan Roig o Amancio Ortega, ni siquiera ese chef José Andrés sirviendo raciones de comida caliente que deben saber a gloria a quienes no tienen ni cocina y llevan una semana a bocadillospor encomiable que sea la actuación de todos ellos, solo ese denostado Estado, digoes capaz de desplegar a sus ingenieros militares para construir puentes de emergencia que sustituyan a los que se ha llevado la riada; y esa maquinaria pesada imprescindible para retirar cuanto antes los cientos de miles de toneladas de lodo, enseres y mierda que descansan apiladas ahora mismo en las calles de la zona cero del desastre, Paiporta, Alfafar, Benetusser, Picanya, Chiva y tantos otros municipios arrasados por el tsunami del 29 de octubre.

Conviene no errar el tiro porque ningún pueblo va a desactivar esa bomba de relojería infecciosa que se está incubando bajo los escombros y que sólo puede desactivar el Estado llevándola a vertederos. Una acción imprescindible para pasar a la segunda fase de desescombro tan importante como la llevada a cabo en superficie: bombear agua y sacar coches y enseres de garajes y bajeras hasta averiguar cuantos son los muertos de verdad

Conviene no errar el tiro porque ningún Pueblo puede aprobar esos 10.600 millones que aprobó el Consejo de Ministros, ni las ayudas de hasta 6.000 euros por familia consignados por la Generalitat ni, mucho menos, va a desactivar esa bomba de relojería infecciosa bajo los escombros llevándola a vertederos y alejándola de la población; lo hará ese criticado Estado con sus unidades del Ejército, camiones municipales y autonómicos, y sí, también esos agricultores que han puesto su dinero y sus tractores para socorrer a amigos y vecinos, cómo no reconocerlo. Una acción imprescindible ésta para pasar a esa segunda fase de desescombro tan importante como la llevada a cabo en superficie: bombear agua y sacar coches y enseres de garajes y bajeras hasta averiguar cuantos son los muertos de verdad.

Seguro que no serán los "cientos y cientos de cadáveres" (sic) que pronosticaban los agoreros del bulo y recaudadores del clickbait, por ejemplo, en el ya famoso parking del centro comercial Bonaire -cero víctimas-; aunque sí serán muchos más de los 215 contabilizados. Solo así se explicauna diferencia tan grande entre esa cifra y los casi mil dados oficialmente por desaparecidos.

Con esto no estoy minusvalorando, entiéndaseme, la acción solidaria de escoba y pala; al revés, intento poner las cosas en sus justos términos. Pienso que la solidaridad de ese ejército de voluntarios llegados de Valencia capital y otras partes de España, la de esos vecinos de escalera sacando lodo del bajo porque tuvieron la suerte de que a su primer, segundo o tercer piso no llegó el agua, resulta imprescindible para recuperar la autoestima después de la tragedia; la de todos, me atrevo a añadir, también la de quienes vemos la desgracia por televisión desde el salón de casa, secos, calientes y bien cenados, tal que un remake de Lo Imposible, la galardonada película de Juan Antonio Bayona sobre el tsunami de Indonesia en.

Al Rey, a Mazón y a Sánchez se les puede y se les debe criticar y exigir responsabilidades, a gritos, incluso, aunque chirríe -hay que ponerse en la piel del que lo ha perdido todo-, pero eso es una cosa y otra hacerle el caldo gordo a los pescadores en río revuelto, que los hay de todo pelaje a ambos lados del espectro político. No en vano, tras los incidentes protagonizados por grupúsculos de extrema derecha en Domingo en Paiporta, parte de la extrema derecha cantó victoria poque hizo "huir" a Pedro Sánchez, mientras una cierta izquierda se frota las manos porque cree ver que la Monarquía de Felipe VI se tambalea... o no, que diría con su habitual coña gallega Mariano Rajoy.

No sé si se dan cuenta estos 'Robespierre de Hacendado' que gritan desde el lado derecho "¡¡Felpudo VI!!" y, del izquierdo "¡¡Los Borbones a los tiburones!!", que nuestro mundo de políticos, analistas, politólogos y periodistas es autorreferencial: creemos erróneamente que la gente, ese Pueblo tan reivindicado  sigue nuestras peleas por el 'relato', cuando lo único que quieren las víctimas, intuyo, es enterrar a sus muertos, que les quiten la mierda del portal, que vuelva a salir agua por el grifo, que los niños acudan al colegio y volver a trabajar cuando puedan, si pueden

No sé si se dan cuenta estos Robespierre de Hacendado que gritan desde el lado derecho "¡¡Felpudo VI!!" y, del izquierdo "¡¡Los Borbones a los tiburones!!", que nuestro mundo hiperventilado de políticos, analistas, politólogos y periodistas es, por encima de todo, autorreferencial: creemos erróneamente que la gente, ese Pueblo tan reivindicado a beneficio de inventario, cada cual el suyo, sigue nuestras peleas por imponer determinadoe relato político o nuestra lógica de acción/reacción comunicativa; Cuando lo único que quiere la mayoría de las víctimas, intuyo, es enterrar a sus muertos, que les quiten la mierda del portal, que vuelva a salir agua por el grifo, que los niños acudan al colegio y volver a trabajar cuando puedan, si pueden, que eso será otro cantar.

Y ya, si eso, verán en los informativos cómo los que el martes llegaron en comitiva a Paiporta parapetados tras los Reyes para evitar la ira ciudadana -extrema, sí, no sé si ha o de izquierda- siguen despellejándose en hora de máxima audiencia... o no, que se intuye que el miedo al crecimiento de la antipolítica también guarda la viña; solo hay que ver al ministro de Fomento, el habitualmente lenguaraz Óscar Puente, erigido en el nuevo portavoz de la eficacia gubernamental o a Alberto Núñez Feijóo decir que si hay que declarar estado de emergencia y quitar la gestión de la crisis -por lo que sea- al muy cuestionado presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, se le quita... Vivir para ver.

 

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación
Salir de ver en versión AMP