Desde que vivimos en democracia la sociedad española se ha dividido entre quienes reclaman ministros con un brillante currículo profesional y académico y los que son partidarios de que las carteras ministeriales sean ocupadas por políticos con amplia experiencia y recorrido político. El actual Gobierno nos ofrece ejemplos de las dos visiones y, debo decir que si echamos una ojeada al gabinete de Pedro Sánchez no es difícil adivinar las razones que asisten a los partidarios de la segunda opción.
Y dentro de los ministros poseedores de un abultado bagaje político se sitúa Miquel Iceta, secretario general de los socialistas catalanes y ministro de Política Territorial y Función Pública. Ese tipo de ministros tienen en su haber la capacidad de articular un discurso político que brilla por su ausencia en otros miembros del Consejo de Ministros, caso del de Universidades o el de Ciencia e Innovación. Y por eso, Iceta, con apenas un mes en el cargo, ya nos ha obsequiado con una entrevista en el diario El País que merece la pena ser comentada por lo que dice y por lo que calla.
La palabra clave en ese párrafo es solicitud. Si no se repara en ella, se podría pensar, desde la ignorancia, que la tramitación de indultos por el Consejo de Ministros es una cuestión automática
Cuando le pregunta el periodista por los posibles indultos a los condenados a prisión por sedición y malversación, Iceta responde: “Sobre indultos hemos dicho todo. Estamos a la espera de informes preceptivos y a partir de ahí el ministro de Justicia llevará al Consejo de Ministros una propuesta. Puede ser de atender la solicitud o no atenderla”. “El Gobierno tiene la obligación de tramitarlos”. La palabra clave en ese párrafo es solicitud. Si no se repara en ella, se podría pensar, desde la ignorancia, que la tramitación de indultos por el Consejo de Ministros es una cuestión automática.
”El Gobierno tienen la obligación de tramitarlos” dice el ministro. Pero de todos es sabido que la inmensa mayoría de los condenados a prisión no gozan de ese privilegio; el Consejo de Ministros no tramita indultos para todos los presos; solo lo hace cuando existe la petición. Como los independentistas no quieren los indultos, ya el presidente de ERC, Oriol Junqueras, condenado por el Tribunal Supremo a 13 años de prisión e inhabilitación por delitos de sedición y malversación en el juicio del procés, ha dejado claro que no piensa pedir que lo indulten: "El indulto se lo pueden meter por donde les quepa", se entiende que el indulto, de concederse, se haría contra la voluntad de los indultados. ¿O es que se lo han pedido después de que se les haya ido la fuerza por la boca? No estaría mal que Iceta o el ministro de Justicia lo aclarara.
Una comparación inadecuada
Iceta, además, en la entrevista de marras compara los posibles indultos a los independentistas de la siguiente manera: “Le diré una cosa que no debería. ¿Tuvo coste político para Suárez la legalización del Partido Comunista? No querría que me titulara que Iceta compara los indultos a la legalización del PCE”. La comparación es algo malévola. La legalización del Partido Comunista de España fue una decisión tendente a asentar la democracia en España, mientras que los posibles indultos a los sediciosos es para atenuar el delito cometido contra la democracia. El añorado Adolfo Suárez sabía lo que hacía, porque al PCE no le salió gratis la legalización; a cambio tuvo que entregar alguna de sus aspiraciones republicanas y rupturistas, mientras que los sediciosos ni quieren el indulto ni se arrepienten de lo hecho. Todo lo contrario. Cuando salieron con el tercer grado dijeron a voz en grito que “lo volverán a hacer”.
Trasladado a España, ello significaría que La Rioja, en un modelo federal como el alemán, tendría el mismo nivel competencial que Cataluña; Murcia, el mismo que País Vasco
El ministro Iceta siempre ha sido un firme defensor de caminar hacia un Estado Federal. En la misma entrevista de El País, lamenta que tengamos un Estado Federal que no tiene ni instituciones ni cultura federal. Defiendo que el Estado de las Autonomías ha superado en competencias y asimetrías lo que es un Estado Federal tipo, como el alemán. En Alemania, por ejemplo, independientemente de su historia y tradición, la esencia del federalismo descansa en la igualdad constitucional de todos los Estados o Länder entre sí.
El más pequeño de estos, Bremen, con 600.000 habitantes, tiene las mismas competencias que Baviera, el más grande, con 12 millones de habitantes, y con más tradición propia. Trasladado a España, ello significaría que La Rioja, en un modelo federal como el alemán, tendría el mismo nivel competencial que Cataluña; Murcia, el mismo que País Vasco. ¿Es eso lo que se defiende por parte de los que apuestan por el federalismo explicito? Me temo, leyendo al ministro Iceta, que no. Si no es eso, ¿cómo se denomina, entonces, un Estado con distinto nivel de competencias? Si la propuesta federalista tuviera como objetivo aplacar la insaciabilidad nacionalista periférica, quienes lo proponen deberían saber que el modelo Federal no vende ni convence a nadie en País Vasco ni en Cataluña.
Por último, el Ministro afirma que “una de las cosas que me ha gustado encontrarme es el traspaso de los centros penitenciarios al País Vasco”. Sabe Iceta que esa transferencia es posible hacerla mediante una simple firma ministerial debido a la existencia del artículo 150.2 de la Constitución española, pero si España fuera un Estado Federal similar al alemán, cada vez que se quisiera transferir una competencia de ámbito estatal -caso de prisiones al País Vasco- habría que modificar la Constitución española y el Estatuto de Autonomía del territorio correspondiente, con lo que de tedioso y largo resultaría el proceso. ¿Es eso lo que se quiere cuando se habla de federalismo?
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