Tanto hablar Pablenin de Juego de Tronos como paradigma de estrategia – como si Sun Tzu o Clausewitz no hubiesen existido jamás -, tanto ponderar Borgen, tantas referencias seriéfilas que van de Broadwalk Empire a Peaky Blinders no podían pasar sin consecuencias: el presidente del gobierno, Su Pedridad Sánchez, será el protagonista de una serie documental. El director va a ser Curro Varela, ganador de Goya 2015 al mejor documental, lo producen conjuntamente Secuoya y The Pool, contará - ¡cómo no! – con el mismísimo Dalai Sánchez en persona, mostrará el lado más humano del susodicho y se nos anuncia una entrega de cuatro episodios. Contando con la duración de los ladrillos que nos endilgaba durante el confinamiento, no descartaría que se ampliasen a treinta o cuarenta.
Hasta aquí la noticia puede ser chusca para unos, asombrosa para otros o apasionante para los amantes del Weird. Pero servidor quiere dar un paso más allá y proponerle a nuestro amado líder del proletariado un gesto audaz: Pedro, ¿por qué un documental, si una serie contigo de protagonista daría muchísimo más juego? No te digo yo algo como el Cuéntame en el que aparecieses con camiseta imperio diciéndole a Calviño “Me cago en la leche, Nadia”. Que podrías, ojito, que aquí donde lo ven mi Pedrete es un actor de primer orden, vean si no como representa el papel de persona decente cada vez que se pone ante una cámara, sea televisiva o parlamentaria. Yo hablo de series, series, de las de toda la vida de Dios. Si es por ideas, el menda es guionista y tengo los cajones repletos. De ideas, digo. Lo primero que se me viene a la cabeza es un Falcon Crest. Sánchez haciendo de Ángela Channing recién operada de fimosis capilar a bordo de un avión, con unos viñedos repletos de partidos de la España vaciada y el mayordomo chino interpretado por Iceta.
¿No? Vale, una de aventuras. Nueva versión de El Fugitivo, en la que el presidente encarnaría al teniente Gerard y Su Majestad Don Juan Carlos al pobre inocente al que todo el mundo se empeña en colgarle el muerto. La sintonía, lógicamente, debería llevarla a cabo Cañita Brava y el papel del Manco, el auténtico delincuente, podría ser sorteado semanalmente entre los integrantes del gobierno en combinación con las dos últimas cifras del sorteo de los viernes de la ONCE.
Si tampoco gustan, voy más allá y digo: hagamos una serie empoderada en la que la mujer de Sánchez, doña Bego, encarne el papel de Samantha en una versión de Embrujada. Ella, brujita, obra prodigios con tan solo mover su naricilla y todas sus coleguis de chupipandi como la Ire, la Yoli, la Ada, la Moni, en fin, el equipo feminista habitual, se dedicarían a gastarles bromas a los machirulos como, por ejemplo, cambiar el código penal para que el hombre sea siempre, de entrada, considerado culpable ante la denuncia de una mujer sin que medie ni la carga de la prueba ni niño muerto. Por violencia vicaria, claro. Hechizos, sortilegios, abracadabras y las Tanxugueiras bailando alrededor de una cocina de inducción pretendiendo comerse al bueno de Bertín Osborne.
Ya por último sugiero es una nueva versión de Dallas, con Pedrillo en el papel de JR que, aunque fuese malo, era el personaje que la gente le gustaba. Los villanos siempre despiertan la fascinación del vulgo. Ya lo dijo el gran Pepe Da Rosa: “Del Cabo de Gata al de Finisterre hay que ver la gente como está con JR”.
Aun lo veremos en Master Chef Celebrity. Al tiempo.
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