Opinión

Tan solo una niña

Oltra está imputada por haber ocultado presuntamente los abusos de su ex marido a una menor tutelada

Solo Cristina Seguí ha estado años diciendo que había que investigar. Solo esta compañera y amiga estuvo al pie del cañón. Solo Cristina sabe lo que ha sufrido, las amenazas y las presiones que ha recibido y solamente ella es conocedora de las noches en las que la rabia se ha apoderado de su corazón luchador al ver como un sector de esta profesión la consideraba una leprosa. Al final, la justicia ha llamado a declarar a Mónica Oltra, que deberá presentarse el seis de julio en la sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana. Fiscalía ve indicios relevantes en contra de la política valenciana.

Hablamos de abusos cometidos a una chiquilla de catorce años tutelada por la Generalidad valenciana. Hechos por los cuales el ex marido de Oltra fue condenado a cinco años de cárcel. Ahora, piensen también en las menores que se han encontrado en igual situación en Baleares. Hagan un ejercicio de imaginación y pónganse en la piel de unas crías que, además de ser menores tuteladas, deben añadir verse agredidas sexualmente. Pónganles caras. No es difícil: las de sus hijas o sus nietas. E imaginen qué sintieron esas vidas que estaban, como dicen en Madame Butterfly, en la edad de los juegos y de los confetis. Excuso decirles lo que pienso. No existe mayor ruindad que aquella que se perpetra contra los críos ni mayor criminal que quien abusa de su inocencia.

Un antiguo refrán asegura que siempre habla quien tiene más por qué callar. Tanto hablar de feminismo, tanto culpabilizar al hombre, tanto decir que quieren llegar a sus casas de noche libres y borrachas, tanta educación sexual dirigida a enseñar a los pequeñicos a masturbarse. Al final, la ropa sucia la lavan en sus casas para poder así vanagloriarse de lo que, presuntamente, no cumplen en el ámbito privado.

El sentenciado es la ex pareja de Oltra y la justicia dictaminará si hubo o no ocultación por parte de esta. Y como sea que, a diferencia del comunismo de salón hembrista y mendaz, creemos en la presunción de inocencia y rechazamos leyes en las que el hombre es de entrada culpable, esperaremos atentos a ver en qué para esto. Pero llama poderosamente la atención que durante tanto tiempo se haya torpedeado todo lo relacionado con el asunto, tanta evasiva, tanto esquinazo, tanta persecución, insistimos, a Cristina Seguí en contra de la que se desató una cacería. Como llama también la atención que cadenas como la Sexta no estén llenando su parrilla con especiales y más especiales acerca del caso. Si lo hicieron con los trajes de Camps que, por cierto, ha ido ganando todos los juicios hasta ahora y ya van nueve, ¿qué pasa con las crías de Valencia o de Baleares? Si se pedía la dimisión de Rita Barberá, qepd, o del citado Camps por asuntos bastante menos feos que éste ¿cómo no se exige con la misma intensidad la de Oltra? Digo más, ¿por qué Ximo Puig no la cesa, no le dice que se vaya?

Contéstense ustedes, que yo me quedo con la reflexión alrededor de la que gira toda mi rabia. Era solo una niña, eran niñas, menores que lo mínimo que podían exigir es que la administración que las tutelaba no fuera el monstruo que se agazapaba cada noche en sus pesadillas. Y añado: de la foto que se hizo Yolanda Díaz con cuatro de sus compañeras, anunciando su nuevo proyecto, ya tiene a dos imputadas: Ada Colau y Mónica Oltra, por motivos muy diferentes pero con un mismo denominador común, creerse por encima de la ley. Eso es el comunismo. Tristemente, las crías afectadas lo han tenido que aprender en sus propias carnes, nunca mejor dicho, y desde bien pequeñas.

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