La noticia saltó hace un par de días: desde el Ministerio de Igualdad se recomienda el uso de una aplicación para registrar y controlar qué porcentaje de tareas domésticas realiza cada miembro de la casa. Se trata, obviamente, de elevar la conciencia sobre este trabajo no remunerado, que recae de manera desproporcionada sobre las mujeres. Aunque suene sensato, la propuesta se inscribe en una reciente tradición podemita de control de la vida íntima de los españoles, seres subdesarrollados que comemos demasiada carne roja, nos embrutecemos viendo El Hormiguero, damos gritos con los goles de la selección, aceptamos nuestros pronombres naturales y tragamos cualquier bulo de la extrema derecha. Los más radicales, incluso, acuden a misa los domingos, son partidarios de tener su vivienda en propiedad y hasta se emocionan al ver ondear la rojigualda. Un desastre.
Pero, más que especular o hacer chistes, interesan los datos. Si Irene Montero y Ángeles Rodríguez ‘Pam’ usasen la aplicación que proponen, ¿qué porcentaje obtendrían de tareas domésticas realizadas? ¿Llegarían al cinco por ciento o en realidad lo hace todo su plantilla de limpiadoras, chóferes, jardineros, salus y asistentes personales? En cierta ocasión, le preguntaron a la bailarina Joan Jara (viuda del cantautor Víctor Jara) cómo había sido su proceso de emancipación del machismo dominante en su época. Su honesta respuesta fue admitir que las mujeres de clase baja chilena se habían hecho cargo de las labores domésticas y de cuidado de los niños mientras ellas se dedicaban a hacer la revolución. También podemos recordar la desarmante escena de la película Neruda (Pablo Larraín) en la que, en mitad de una discusión política con amigos, una de las mucamas se acerca al poeta y le pregunta lo siguiente: “Señor, cuando triunfe la revolución comunista y seamos todos iguales, ¿viviremos todos igual que usted o igual que yo?” La cuestión podría replantearse en cierto chalé de Galapagar.
Tareas domésticas delegadas
Hoy en España, de izquierda a derecha, se ha perdido casi por completo la noción de que los políticos deben dar ejemplo a la sociedad. Si propones una aplicación para medir el porcentaje de tareas domésticas que cada uno hace en casa, deberías usarla y hacer públicos los resultados. Algo me dice que las jerarcas del Ministerio de Igualdad no van a tirar por ese camino. Han preferido convertirse en fiscales permanente de todas las discriminaciones, menos de la de clase, que es la que deja a gran parte de las élites políticas de izquierda en el eje de los opresores. Enfrentados a esa verdad incómoda, han terminado arrinconados en el delirante papel joven guardia roja, juzgando a los demás por sus hábitos domésticos, sexuales y culturales.
Lo personal es político, lo íntimo no debería serlo
Referentes del pensamiento conservador como Chesterton, Delibes y Hadjadj ayudan a entender el infantilismo y el permanente doble rasero de los comisarios políticos de partidos como Podemos. Hay incluso izquierdistas como Carlos Fernández Liria, muy cercanos a ese campo político, que opinan que la izquierda de Lavapiés sufre de pulsiones maoístas que la llevan a querer entrometerse en nuestras camas, alcobas y cuartos de las escobas (mientras protegen su intimidad de cualquier escrutinio, con toda la razón del mundo).¿Terminará Podemos proponiendo una aplicación que contabilice el número de orgasmos de cada pareja o grupo poliamoroso, su intensidad y las maneras políticamente igualitarias en las que les está permitido follar? Lo personal es político, lo íntimo no debería serlo.
Comentario
Y estas señoras, ¿tendrán como asistentes del hogar a mujeres? El jardinero, ¿será hombre? ¿Y el chófer? ¿Y cuál es el % de hombres/mujeres que tienen como guardaespaldas? Y cuando publiquen los resultados... ¿Qué fiabilidad tiene eso? ¿Quién se va a descargar esa aplicación? ¿Sus colegas? ¿Dirán la verdad? ¿% de población encuestada? Y después qué, ¿van a ir a cada casa a adoctrinar?
CORIOLANO1
Dentro del conjunto de "tareas" que se realizan bajo techo domiciliario, las que han trascendido como posibles especialidades de éstas criaturas, son irreproducibles en letra impresa, y, con toda probabilidad, sujetas a censura. Que habilidad, que destreza de rango superior ha caracterizado a ambas en su deambular por la cucaña del poder? Se las podría a cualquiera de ellas considerar un arquetipo para beneficio de las nuevas generaciones?; y si alguien, en cualquier ámbito de la empresa precisara cubrir un puesto de responsabilidad, contaría con ellas? Parece que no, pero si se buscan lideres de la canalla, de lo ordinario, de lo soez, de lo impresentable ante los amigos, ahí si que lucirían sin duda, como reinas absolutas del ámbito cutre implícito en la parte sórdida que conlleva la servidumbre de lo domiciliario, adornadas con guirnaldas de morcillas.
Ojeador
Hacía tiempo que no leía un comentario que despertase mi emotividad como lo ha hecho el suyo. Permítame que le felicite.
Birmania
Aparte de intoxicar a la gente, estas no hacen nada, para eso se han metido en política, para vivir como reinas sin dar palo al agua.
Sevilla
Estas no han fregado un plato en su vida.
Caplan
Si, terminarán metiendose en nuestras camas ,si les dejamos. Incomprensible ,inaudito, terrorificamente esclarecedor de cómo somos, desesperante y muy descorazonador, una pandilla de pocos domina absolutamente a una población formada por casi todos ¿ no es una locura o sencillamente somos unos patanes ? .