La noticia más trágica del fin de semana fue una agresión ocurrida en Solingen, Alemania, que dejó al menos tres muertos y cuatro heridos. Ocurrió en el Festival de la Diversidad y el principal sospechoso, un sirio de 26 años, ya ha confesado la autoría. El diario El Mundo, por motivos que no termino de comprender, tituló la noticia de la siguiente manera: “El atentado de Solingen da alas a la populista AfD en la recta final de unas elecciones clave”. La frase recuerda a aquel apuñalamiento en los Alpes franceses tras que el que Susanna Griso comentó en directo que “esto es un regalo para la extrema derecha”. Se trata de estrategias de ‘culpar a la víctima’, en este caso a los partidos desacreditados por alertar del peligro de desarraigo que conlleva la emigración masiva. Un poco como si alguien hubiese titulado “El asesinato de Miguel Ángel Blanco da alas electorales al Partido Popular”. Nadie hubiera aceptado semejante forma de enfocar la noticia, centrándose en el rédito político en vez de en la tragedia humana y social.
Llevo más de medio siglo de vida y nunca he visto una brecha tan grande entre las conversaciones de los bares y el discurso de los políticos. Quizá deberían bajar a tomar unos botellines para resintonizarse. Allí les contarían los problemas que trae la emigración musulmana (sobre todo, la magrebí) a los barrios de clase trabajadora y de clase baja. Hoy es un hecho que los candidatos que miran de frente el conflicto (desde Albiol hasta Orbán, pasando por Sahra Wagenknetch) están al alza en todo el mundo, recogiendo voto de la izquierda y de la derecha. Desde el centro liberal, muchos políticos ignoran o minimizan el conflicto, aunque cada vez cueste más negarlo. Si no hay un problema, ¿por qué tuvieron que cancelarse este verano los tres ‘shows’ de Taylor Swift en Viena? La propia cantante reconoció lo real de la amenaza con un mensaje en las redes: “Gracias a las autoridades, estamos de luto por los conciertos y no por las vidas perdidas”, explicó a sus seguidores.
Las tres niñas asesinadas a cuchilladas hace un mes en Southport (Inglaterra) iban a una actividad de baile, también con música de Swift, cuando un hombre de 17 años les quitó la vida
Cierto que Swift tocó poco después en Londres sin problema, y Coldplay actuaron en Austria, pero el caso es que un grupo muy pequeño de personas logró alterar los planes de 170.000 espectadores y provocar pérdidas de alrededor de 100 millones de euros. Ya se ha detenido a tres sospechosos que intentaron llevar a cabo “un baño de sangre” a la salida del recital: tres varones entre 17 y 19 años, uno originario de Macedonia del Norte, otro de origen turco-croata y un iraquí que ha reconocido haber jurado lealtad al Estado Islámico. Las tres niñas asesinadas a cuchilladas hace un mes en Southport (Inglaterra) iban a una actividad de baile, también con música de Swift, cuando un hombre de 17 años les quitó la vida e hirió a ocho de sus compañeros. ¿Qué más tiene que pasar para todo esto sea al menos objeto de debate público? ¿Cuánto tiempo se va a estar llamando “racista” a cualquiera que no comulgue con el discurso ‘progre oficial’?
Puñales en Cataluña
En Internet, se ha hecho popular la cuenta @Apunyalometre, que comparte datos sobre la epidemia de apuñalamientos en Cataluña. Entre los pasados uno y veintidós de agosto, se han producido 38 apuñalamientos en Cataluña, catorce de ellos en Barcelona con el resultado de catorce heridos. Las puñaladas son tan frecuentes, que pusieron un tuit para celebrar que el pasado domingo no se había registrado ninguna. “Una situación tan excepcional que ojalá fuese la norma”, celebraban. Uno de los responsables de la cuenta, entrevistado por la emisora catalana RAC1, explicaba que “estamos cansados de ver como estos problemas de inseguridad se convierten en números olvidados y ‘casos aislados’ sin respuesta de las autoridades, creando una sensación de impunidad. El ránking es una forma de mostrarlo y gracias a él hemos tenido la respuesta que hemos tenido”. La cuenta es seguida ya por más de 30.000 tuiteros.
El gobierno del PNV ha prohíbido a la Ertzaina detener a “quien exhiba o amenace con armas blancas en todo el País Vasco”
Alemania sufrió casi 14.000 ataques con cuchillo el año pasado, una media de 24 al día. La cifra lleva años creciendo: de los 10.101 en 2021 han pasado a 13.844 en 2023. Esta epidemia se ha hecho especialmente grave en las estaciones de tren, lugar o ‘no lugar’ preferido por los llamados ‘lobos solitarios’. En enero, un individuo mató a dos pasajeros poco antes de que un tren regional llegara a la estación de Brokstedt; en febrero, dos agresores hirieron a cuatro personas en la tradicional procesión del Lunes de las Rosas (Fulda); y en junio fue asesinado un policía que intentaba proteger a un conocido activista contra el Islam radical, Michael Stürzenberger. La Oficina Federal de Estadística de Alemania no incluye entre sus datos la nacionalidad de los agresores, aunque sí lo hacen algunos estados como el de Baden-Wüttemberg, por el que se sabe que este tipo de delitos son cometidos de manera mayoritaria por varones de origen islámico y subsahariano. El gobierno de este estado considera “una señal de alarma” los ataques por parte de extranjeros.
A partir de ahora, veremos dos actitudes ante esta epidemia de agresiones con arma blanca. Una es la del canciller socialista Olaf Scholz, que este lunes prometió endurecer las leyes sobre armas blancas y acelerar las deportaciones de solicitantes de residencia rechazados. Otra actitud, totalmente contraria, la representa el gobierno vasco del PNV, que prohíbe a la Ertzaina detener a “quien exhiba o amenace con armas blancas en todo el País Vasco”. ¿Qué tipo de gobernantes preferimos?
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