Terroristas de ETA que asesinaban en España, por suerte, hace casi una década que no hay. Era en octubre de 2011 cuando tres encapuchados anunciaban el cese de lo que ellos llamaban la lucha armada. Lucha asesina sin más. Las alertas sonaban en todas las redacciones de diarios, televisiones y radios y daban la vuelta al mundo. A día de hoy, casi 300 etarras siguen presos cumpliendo condena por delitos de sangre o colaboración, otros ya disfrutan de libertad y las víctimas siguen viviendo con el dolor de haber perdido a algún familiar o les perdura el miedo de salir a la calle y ser observados, señalados y perseguidos por pensar diferente.
Un fin negociado, un fin deseado, trabajo de todos los políticos que en aquel entonces contribuyeron a las negociaciones y bien lo saben personas que se han dedicado en cuerpo y alma a la política peligrando su vida, como Borja Sémper como Santiago Abascal. El problema es que Sémper abandona la política porque políticos del PP se han ido de madre en afirmaciones sobre el terrorismo mientras que Vox sencillamente hace un uso totalmente partidista de una causa que ya no existe.
Perder la moderación
Sémper aludía en su despedida a la necesidad de políticos “consistentes y serios” y a “que vuelva el respeto y la dignidad”. De eso ha carecido el PP con Cayetana Álvarez de Toledo cuando aseguraba que la situación actual con respecto a Cataluña es peor que cuando ETA asesinaba. O llamando “terroristas y asesinos” a la portavoz de Bildu en el Congreso. Pablo Casado ha perdido la moderación y la centralidad con respecto a este tema y si se acerca tanto a Vox y sigue abandonando el centro, difícil lo va a tener para recuperarse de la muerte súbita en Cataluña o en el País Vasco. Y lo que es peor, va a perder el rigor y la honestidad que se le presuponía con este tema tan delicado.
Son las víctimas incluso las que les han criticado por su uso partidista del tema. Se entiende entonces que abandone el barco Borja Sémper después de 25 años en política y de 15 jugándose literalmente la vida por defender las siglas del PP -con escolta las 24 horas-. Que Abascal, que es vasco, que ha vivido con el miedo y el terror, diga lo que dice sobre ETA me parece cruel. Pero que el principal partido de la oposición lo haga, es francamente vergonzoso. Feliz nueva vida a Sémper, seguro que vivirá más tranquilo fuera de la política. Y esperemos que el PP vuelva a dar un golpe de timón y ocupe una centralidad que abandonó Ciudadanos, al que así le fue, y que en estos momentos está vacante. Centro, moderación y respeto al adversario es lo que hace falta.
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