Elon Musk no fundó Tesla en 2003, pese a lo que muchos creen. Se unió, como inversor, un año después de sus inicios. Fue nombrado director ejecutivo y arquitecto de productos, cargos que continúa ocupando. En 2008, Tesla fabricó su primer automóvil deportivo, llamado Roadster. Actualmente, Musk también posee en torno a un 13% de las acciones de la automotriz (tenía el 22% pero tuvo que vender para poder comprar Twitter). Días atrás Tesla estuvo de actualidad por la batalla entre Elon Musk y una juez a propósito de su bonus (¡de 56 mil millones de dólares!) que fue aprobado en 2018 como compensación por no cobrar, durante estos años, su salario como CEO de la compañía a la que llevó a unos números que se han cumplido este 2024. Una jueza de Delaware (donde aún está Tesla, que quiere trasladarse a Texas) echó para atrás este pago porque “fue impulsado por una junta que son sirvientes de un amo prepotente” (los abogados que consiguieron este fallo reclaman unos honorarios de 5.600 millones de dólares, el 10% del ahorro que “consiguieron” para la empresa) y hay accionistas, como el Fondo Soberano de Noruega (el octavo mayor de la empresa) que querían aprovechar para no abonar, de los fondos de Tesla, un pago tan enorme. Al final, Musk ganó y en la Junta de Accionistas se garantizó tanto el bonus (en acciones, con lo que aumentará su importancia como socio) como el traslado a Texas de la compañía.
Las acciones de Tesla valen hoy menos de la mitad que en los máximos históricos de finales de 2021 y, en el actual año, sus pérdidas rondan el 25%, eso en un Wall Street en máximos históricos
La mayor parte de la historia de esta empresa se basa en expectativas, de hecho hasta 2020 no consiguió beneficios pero las proyecciones eran tan buenas, que protagonizó durante años un fuerte rally bursátil desde 2010 que salió a bolsa, desafiando a los que creen que son los resultados el motor para las subidas. Sin embargo, las acciones de Tesla valen hoy menos de la mitad que en los máximos históricos de finales de 2021 y, en el actual año, sus pérdidas rondan el 25%, eso en un Wall Street en máximos históricos. Parte de este mal comportamiento está en la propia empresa y parte en la decepción mundial por el coche eléctrico, que no consigue convencer a los consumidores al ritmo planeado. Muchas compañías han invertido en Tesla con decisión, confiando en que el motor de combustión está acabado y con unos plazos para ese fin muy poco realistas. Los políticos, especialmente en la UE, son en gran parte responsables de ello puesto que han animado esta agenda irreal por supuestos motivos medioambientales pero sin unas políticas que hagan reales los propósitos planeados. No basta con subvencionar lo nuevo (también se sigue subvencionando lo antiguo), hacen falta muchas más inversiones para que los coches eléctricos sean fiables para grandes (e incluso medias) distancias, y el dinero privado no puede asumirlas todas en los plazos que los políticos prometieron. Quizás por ello, el mes pasado Mercedes dio marcha atrás y anunció que seguiría vendiendo coches con motor de combustión “hasta bien entrada la década de 2030”.
El coche eléctrico no es tan ecológico como nos han querido vender debido a sus componentes y a la dificultad de reciclaje de las baterías. Podemos confiar en que la tecnología mejore eso como ha mejorado muchísimo la contaminación de los motores de combustión, tanto por su evolución como por la mejora de los combustibles (por ejemplo, la gasolina sin plomo) pero puede ser una buena opción para el consumidor si no se empeñan los políticos en imponerlo a la fuerza. La china BYD superó a Tesla el último trimestre del año pasado como marca que vende más coches eléctricos del mundo pero el primer trimestre de este año sus ventas cayeron un 46%. Es un margen temporal muy corto para sacar conclusiones pero es un símbolo más del retroceso del producto en sí, y no sólo de Tesla (que este trimestre vendió un 20% menos que el mismo trimestre del año pasado).
Lo cierto es que el modelo “barato” que lleva tiempo anunciando (“por menos de 25.000 dólares”) no acaba de ver la luz y la navegación autónoma no acaba de funcionar
No obstante, Tesla está teniendo problemas propios. Aunque posee su propia red de carga de vehículos eléctricos, ha establecido una planta de fabricación en China, el mercado de vehículos eléctricos más grande del mundo, y ha finalizado 2023 presumiendo de que su Modelo Y fue el coche más vendido del mundo, lo que la hizo brillar durante tantos años (la expectativa de grandes crecimientos) se le ha vuelto en contra y van de decepción en decepción. Más allá del alboroto por el Cybertruck, lo cierto es que el modelo “barato” que lleva tiempo anunciando (“por menos de 25.000 dólares”) no acaba de ver la luz y la navegación autónoma no acaba de funcionar. Como le está pasando con Twitter, Elon Musk ha prometido más de lo que la realidad está mostrando y muchos se están cansando de esto y pierden confianza en él.
Creo que es pronto para “enterrarle” ya que SpaceX -su otro gran proyecto- es un triunfo, y cuando la saque a bolsa, estoy seguro que será un gran éxito. Pero es cierto que en Tesla se reúnen todos los defectos típicos de una empresa que siempre ha vivido de las novedades y que, en su madurez, necesita algo más que promesas para convencer a los inversores. Ya hay muchas marcas que fabrican coches eléctricos, los consumidores pueden elegir entre un número cada vez mayor y el crecimiento de las ventas depende de tener el producto, y al precio, adecuado en el momento en el que el comprador quiera hacer el desembolso.
Vuelta a la combustión
Así, se unen en contra de Tesla tanto la competencia de otros fabricantes de coches eléctricos como los automóviles de combustión (que no han muerto) e híbridos (que están en ascenso). Tesla ha pasado de casi una situación de monopolio a estar sujeta a los mismos ciclos de demanda y dinámicas cambiantes del mercado que han desafiado a las automotrices desde la época de Henry Ford. Si a eso sumamos que los grandes éxitos de Tesla ya tienen unos años (el modelo S más de una década, el X nueve años, el Model 3 siete…) han perdido la aureola de novedad. El propio Cybertruck, que nos parece tan moderno, se presentó en ¡2019! La china BYD, por ejemplo, tiene muchos más modelos nuevos y de hecho, presume de poder desarrollar uno totalmente nuevo, empezando de cero, en 18 meses. Y contra eso, ni Musk (ni la UE con sus aranceles) pueden hacer mucho. Por otra parte, según un estudio realizado por la consultora McKinsey & Co, el 46% de actuales dueños de vehículos eléctricos en EEUU (donde la marca más vendida es Tesla) volvería a comprar un auto con motor de combustión.
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