El periodo de interinidad ha acabado y la legislatura ha arrancado no sin polémica. Los 100 primeros días ya no suponen tregua alguna para los gobiernos y desde el primer día el ejecutivo de Pedro Sánchez está sufriendo una estrategia de acoso y derribo, más desde las tribunas mediáticas que desde la oposición. Los resultados electorales del 10 de noviembre supusieron un duro golpe para PP y Cs, cuyas expectativas superaban ampliamente los resultados. Ambos en fase de reconstrucción, dejan todo el espacio a Vox para marcar su agenda política y el protagonismo de su ultra- oposición al gobierno.
El PP está en plena reorganización orgánica, aparentemente la elección de Pablo Casado supuso el inicio de un nuevo tiempo en el partido, sin embargo, la celebración de 5 elecciones, la premura de las listas, la incertidumbre de los resultados no dejó que el partido ejecutara las directrices de la nueva dirección y estructura. Ahora, con la legislatura en marcha, los cambios en el PP continúan de una forma más tranquila. La última y sonada, la marcha de Borja Sémper, uno de los perfiles más liberales y aplaudidos por los adversarios de los populares.
La legislatura no ha hecho más que empezar, pero el PP debería perfilar su oposición lo antes posible, porque una legislatura vuela
Los cambios que se están llevando a cabo a nivel interno parecen no dejar poner en marcha la estrategia de oposición de los populares. Todavía no han decidido qué tipo van a poner en marcha, si una tranquila que los perfile como el partido institucional de la derecha, frente a los extremistas de Vox o por el contrario, apostar por una estrategia deslegitimadora que intente socavar día a día sin tregua el Gobierno de coalición. Digamos que la primera sería más parecida al tono de Casado el 10 de noviembre y la segunda, más parecida al Casado del 28 de abril. Todavía no han elegido, por ello, observamos ciertos bandazos que confunden al electorado. La legislatura no ha hecho más que empezar, pero el PP debería perfilar su oposición lo antes posible, porque una legislatura vuela y más si no hay garantías de acabar los 1.400 días.
Si el PP está en proceso de reflexión y recolocación, Ciudadanos está en fase de refundación. Los últimos movimientos de Francisco Igea pronostican una transición más movida de lo buscado, Arrimadas ha dejado de ser la líder incuestionable y se abre la posibilidad de unas primarias bien reñidas. En primer lugar, porque unas elecciones internas dividirían un partido muy mermado electoralmente; en segundo lugar, porque obligaría a los candidatos a hacer concesiones internas que abrirían nuevos debates, como el del poder territorial; y en tercer lugar, porque los críticos pondrían en el foco las irregularidades en las votaciones y el resultado estaría empañado por la sombra de la duda si el ganador fuera el oficialista. Así pues, los naranjas deben empeñarse en iniciar el post riversimo de forma unida para no abrir más debates de los que pueden asumir. Quedan muchos días aún hasta marzo, se les va a hacer muy largo el periodo de la gestora, porque, mientras Ciudadanos está sumido en pleno proceso orgánico, la legislatura empieza a andar y la voz de los naranjas está desaparecida por refundación.
En estos momentos, podríamos decir que Vox no compite por liderar la derecha, sino que lo hace por incomparecencia del contrario
Vox es el único partido que parece haber nacido para este momento, en su narrativa “un gobierno progre apoyado por indepes” es el titular de un sueño de Abascal. Su fortaleza como tercera fuerza en el Congreso le da la seguridad de aquellos que van a pintar mucho y por ello, no tienen complejos a la hora de querer participar en los repartos de poder, como en el del Consejo General del Poder Judicial. Vox está protagonizando las medidas más polémicas asumidas por las comunidades autónomas donde su apoyo es imprescindible, como el pin parental, de modo, que parece controlar la agenda mediática de la derecha. Además, su beligerancia con los medios de comunicación le permiten pasar por alto las denuncias publicadas como en lo referente a las sospechosas actuaciones profesionales de la Rocío Monasterio. En estos momentos, podríamos decir que Vox no compite por liderar la derecha, sino que lo hace por incomparecencia del contrario.
El 'caso Delgado'
Ahora que la legislatura avanza es tiempo para hacer oposición, pero para hacerla, lo primero que un partido debe tener claro es cual es su propósito y cual su estrategia. Criticar el nombramiento de Dolores Delgado como fiscal general del Estado no es hacer oposición, porque hasta los propios han callado ante la falta de argumentos. Hacer oposición es hablar de cual es la alternativa de país que uno ofrece a la sociedad y de momento no hay relato alguno que haga frente al gobierno.
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