Opinión

Todo lo que se juegan el 23-J los medios que entablaron 'amistades peligrosas'

Cuentan fuentes de Génova 13 que Borja Prado mantuvo hace un tiempo una reunión con

  • Antes de su llegada a la Moncloa, Pedro Sánchez vivía en Pozuelo de Alarcón -

Cuentan fuentes de Génova 13 que Borja Prado mantuvo hace un tiempo una reunión con Alberto Núñez Feijóo en la que le trasladó un proyecto empresarial que barnizó con espíritu patriótico. Prado hizo ver al líder gallego que los medios progresistas tienen una capacidad mucho mayor de influenciar a la opinión pública que sus contrarios; y que eso podría solucionarse con la culminación de un plan de acción que quedó cojo durante la época de Aznar y que el Ejecutivo de Mariano Rajoy se negó a abordar. Es el de crear un gran grupo de medios de centro-derecha en caso de que el PP gane las elecciones.

Núñez Feijóo recibió la propuesta con cierta incredulidad, pero Prado aseguró que tendría la capacidad de movilizar 500 millones de euros para completar tal tarea. De hecho, en su cabeza se encontraba la idea de conformar una compañía a partir de la unión de Prisa, Mediaset España -cosa compleja, en cuanto a que la televisión pertenece al holding Media For Europe, con sede en Países Bajos-; y un gran medio digital.

Es difícil saber si Núñez Feijóo tendrá una actitud activa para con el sector mediático o si, por el contrario, se negará a influir en cualquier proceso de restructuración del sector. Existe el falso mito de que el anterior Gobierno del PP pecó de pasividad en este sentido, pero lo cierto es que Soraya Sáez de Santamaría mantuvo una buena relación con Juan Luis Cebrián en un tiempo en el que El País moderó su línea editorial, mientras el discurso de Podemos incendiaba las calles.

Entre medias, ese Ejecutivo repartió licencias entre los principales grupos de televisión para tenerlos contentos, facilitó la fusión de Antena 3 y LaSexta -casi tras estrenar despacho en Moncloa- y modificó la ley para tomar el control por la vía rápida de Radiotelevisión Española.

Cambios previsibles en RTVE

Si el gallego gana las elecciones, parece evidente que Elena Sánchez dejará de ser presidenta de la corporación y que se iniciará la clásica caída de piezas de dominó en el organigrama de la corporación. Comenzando por el responsable de los Servicios Informativos, Pep Vilar, bendecido por el PSC, y terminando por el Consejo de Administración, donde hay una vacante y cinco puestos que deberán reasignarse a partir de marzo. Tres le pertenecen al PP, uno al PSOE y otro al PNV. ¿Se quedaría la oposición sin uno de estos últimos asientos para dar entrada a Vox?

En el terreno mediático, Núñez Feijóo podrá empuñar la misma espada de la que ha dispuesto Pedro Sánchez desde 2021, como es la del escudo anti-OPAs, que hace que cualquier operación que implique el traspaso de más del 10% de las acciones de una empresa de interés estratégico tenga que recibir el visto bueno de Moncloa.

Esto fue lo que permitió al PSOE enfriar las expectativas de la multinacional francesa Vivendi cuando pidió permiso para crecer por encima del 10% en Prisa. Dentro de Moncloa, hubo quien avisó de que el dueño de la interesada, Vicent Bolloré, es conservador, caprichoso y no precisamente respetuoso con la línea editorial de los medios que compra. En Canal+ Francia, tras unos años de indecisión y déficit insostenible, nombró a Bertrand Meheut -procedente de la industria farmacéutica- como máximo responsable y podría decirse que entró al volante de una excavadora en la empresa. Por otra parte, la Comisión Europea aprobó en junio la adquisición de Lagardère por Vivendi y los medios franceses ya anticipan que la restructuración será importante.

¿Y si se atreviera Vivendi a hacer algo similar en Prisa? Desde Amber Capital -principal accionista de la editora de El País han alardeado de buenas relaciones con Vivendi, pero, a la vez, desde Génova 13 han hecho llegar a la multinacional francesa que, en caso de que quieran crecer en el grupo y tomar el control, ‘desplegarían una alfombra roja’. Es decir, no pondrían impedimento a la operación. ¿Y qué hay del proyecto que vendió Borja Prado? Incredulidad es la palabra con la que lo definen fuentes del PP.

Intentona con la Cadena SER

Conviene recordar que, hace unos meses, hubo una aproximación de Mediaset a Prisa para conversar sobre una posible entrada del grupo de los Berlusconi en la Cadena SER y una colaboración con Publiespaña. La conocida empresa de comunicación y asuntos públicos que trabaja con Media for Europe en España -y con Prado- difundió este interés por Madrid y eso provocó cierta incredulidad en Prisa, donde no llegaron a entender en qué beneficiaría esta operación a sus accionistas.

Esta incursión recordó a otra que se planteó en noviembre de 2020, cuando el dueño de Radio Blanca (Kiss FM), Blas Herrero, planteó una oferta por los medios de comunicación de Prisa que también molestó en el grupo. Herrero nunca reveló quién le acompañaba en este proyecto, pero dentro del sector de los medios de comunicación se plantearon varias opciones sobre quién podría haberla muñido. Ahí se citaron los nombres de siempre, entre ellos, el de personas cercanas a Prado. ¿Cuál es la conclusión de todo esto? Que la salud financiera de Prisa es débil y parece que hay quien le ha vendido a Núñez Feijóo la idea de que, si gobierna, eso se podría utilizar para tomar el control del grupo.

Su presidente, Joseph Oughourlian, es el dueño de un fondo de inversión y su intención es la de recuperar la mayor parte posible de los 300 millones de euros que ha apostado por Prisa. La clave es la de siempre: que la oferta que reciba sea la adecuada.

Por otra parte, ¿renunciarán el PSOE y sus empresarios afines; o esa entente conformada por Santander, los Polanco y Carlos Slim a ganar influencia en Prisa en caso de que se presente la oportunidad? Es una cuestión que queda en el aire en caso de que se produzca el cambio de gobierno.

Publicidad institucional

Tampoco hay que olvidar que el cambio de color político en Moncloa también genera un impacto sobre la cifra de negocio de los medios de comunicación del sector. El Ejecutivo del PSOE ha gastado en estos años 554 millones de euros en publicidad institucional; y ha anunciado un convenio marco para los dos próximos años que será multimillonario.

La generosa inyección en campañas ha ayudado a los medios afines a Moncloa a capear el temporal, en el que confluyen los vientos de la pandemia, de la escasez de ingresos publicitarios y de la cada vez más débil salud de los medios tradicionales. Ahora bien, en caso de que Núñez Feijóo llegue a Moncloa, es evidente que esa situación cambiará. ¿Cómo afectará a sus cuentas? ¿Y a las de los medios conservadores que esperan ese maná?

El ruido mediático ensordecedor que ha caracterizado a esta campaña no sólo es consecuencia de los intereses de los políticos. También se explican en este factor. Hay quien ladra porque quiere más; y hay quien lo hace para que su rancho no mengüe. Y esta es la realidad.

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