Opinión

Tontos energéticos

Andas por la calle preocupado, penando por la desaparición del Estado de derecho, por la disolución de la nación española, por las variadas formas de maltrato que te infligen las administraciones, por los privilegios que se conceden a los delincuentes

Andas por la calle preocupado, penando por la desaparición del Estado de derecho, por la disolución de la nación española, por las variadas formas de maltrato que te infligen las administraciones, por los privilegios que se conceden a los delincuentes… y te topas con un anuncio grande en un MUPI (mobilier urbain pour l´information) que aumenta exponencialmente tus preocupaciones. El cartel va y te dice: “Europa eres tú”.

Lo tomo como una agresión semántica feudalizante. Una adscripción a la gleba tan del gusto de los anglosajones y que tanto nos toca los nísperos a los españoles. Es una campaña de propaganda de la UE. Parece diseñada por tontos enérgicos que quieren proclamar los goces indecibles de su propia esclavitud bajo el yugo 2030.

Entre las bobadas que pregona hay una estupenda: “Democracia, diversidad y protección del clima”. Otra no menos hilarante dice: “Paz, libertad e independencia energética”. Se puede deducir que los responsables de tales embelecos son majaderos con ahínco. Más su tontuna no excluye otras intenciones siniestras. Para ilustrar la cosa hay varias fotos. En una de ellas hay un niño que acerca una mano a la superficie de una placa fotovoltaica. No la toca pues se supone que solo con la proximidad ya se debe producir alguna transferencia mágica. No se sabe si de energía o de estupidez. Y es que esta imagen es la que acompaña esa gloria del despropósito que supone la creencia de que podemos y debemos proteger al clima. Recordemos a estos bobos que toda civilización se ha podido abrir paso haciendo justo lo contrario, protegiéndose del clima.

El mensaje es este: como tú eres Europa porque yo lo digo, harás sin rechistar lo que este órgano superior tenga a bien determinar. Y se comunicará contigo para darte las oportunas instrucciones

El gran estudioso de la enunciación, E. Beneveniste, ya advirtió de cómo el enunciador trata de influir y condicionar al interlocutor. En este caso el enunciado es imperativo por mucho que hayan evitado la presencia de verbos en infinitivo o en imperativo. El enunciado prohíbe la interlocución, no te identifica como interlocutor, sólo como receptor obediente. El mensaje es este: como tú eres Europa porque yo lo digo, harás sin rechistar lo que este órgano superior tenga a bien determinar. Y se comunicará contigo para darte las oportunas instrucciones por todos los medios, incluidas las aulas. Las fotos de las cuatro proclamaciones de la campaña tratan de instaurar ritos, códigos de comportamiento aceptables para el neofeudalismo. Por eso, la mirada complacida de una mujer joven ante unos aerogeneradores o un joven haciendo tiempo con su móvil mientras un coche eléctrico se recarga en un apacible atardecer, o un fornido operario conectando cables de fotovoltaica. Ese es el universo imaginario y tramposo que te asignan por ser europeo. Te quieren en las filas de los tontos enérgicos.

Imagínense que, en esta vieja y envejecida Europa, comenzara uno de esos bruscos cambios climáticos como los acontecidos entre mediados del siglo VIV y mediados del XV. Hambrunas y peste diezmaron a la población dando lugar a las primeras representaciones de zombis en las danzas de la muerte, a la vez macabras y satíricas.

Los promotores del yugo 2030 no tienen ningún interés en proteger a la población de los cambios climáticos sino en reducirla. Incluso hay un ministerio que lo proclama bajo el equívoco sintagma “reto demográfico”

Como los tontos malvados nos llevan al empobrecimiento, a la reducción de la cantidad de energía disponible a precios asequibles y a la destrucción de la ganadería y de la agricultura, la catástrofe humanitaria sería muy superior a la producida hace 600 años. Cuando vayan al Prado, antes de que los brutos inicuos lo desmantelen, deténganse un buen rato frente a El triunfo de la muerte de Pieter Brueghel el Viejo (1562), un cuadro que ilustra aquella Gran Mortandad. Por supuesto, los promotores del yugo 2030 no tienen ningún interés en proteger a la población de los cambios climáticos sino en reducirla. Incluso hay un ministerio que lo proclama bajo el equívoco sintagma “reto demográfico”.

Zizek dice en su breve libro En defensa de la intolerancia (2007) que se nos hace elegir sin conocer con detalle las consecuencias de muchas medidas: “Se nos impone la molesta obligación de tomar decisiones cruciales que pueden afectar a nuestra propia supervivencia sin poder basarlas adecuadamente en el conocimiento”. En la Universidad eso es una constante: se sustituye el conocimiento por supersticiones ideológicas. Y se arrastran en busca de poderoso amo quienes las secundan, sean profesores o alumnos.

Luego se irritan al ver que lo real casa mal con lo ideológico. Lo real del clima es que cambia, es bastante imprevisible pues no se conocen suficientemente todos los factores que intervienen más allá de ciertas regularidades estacionales que también cambian. Por eso es tan importante disponer de una buena historia de los cambios climáticos, en lugar de proyecciones informáticas de escaso rigor científico.

Las energías llamadas renovables como la eólica y la solar dependen de procesos inestables no controlados por los humanos. Son un canto al retroceso civilizatorio. Pueden utilizarse como fuentes de energía complementarias, pero es una estupidez creer que toda la energía que necesitamos puede salir de ahí. Los costes en términos de paisaje y de pérdida de superficie agraria son brutales en España.

Lo más importante en estos momentos es definir un modelo energético eficiente, barato y sin el impacto de miles y miles de cacharros en montes y llanuras

Cuando aparezcan nuevas fuentes de energía y se abandonen esos parques, el desastre medioambiental que tendremos que abordar será colosal y nadie quiere que se hable de ello. En Aragón, que soporta la ratio por habitante de esos artefactos más alta de España, al sucesor de Lambán, Azcón, se le ha ocurrido dar por superado el debate sobre la colocación de horrendos trastos aerogeneradores y fotovoltaicos. Dice Azcón: “ya no es momento de hablar de un cambio de modelo energético, sino de un cambio de modelo económico"

Enérgica tontería. Por supuesto que lo más importante en estos momentos es definir un modelo energético eficiente, barato y sin el impacto de miles y miles de cacharros en montes y llanuras. Ah, ¿saben ustedes que cuando hay demasiado viento bloquean las aspas pues, en ese momento, la energía sería demasiado barata? ¡Qué cara nos sale la necedad!

Sucede que los tontos enérgicos son vistos por mucha gente con cierta admiración ya que consideran que si hacen estas sandeces es porque obtienen algún beneficio; vamos que, en el fondo, son muy listos. Así andamos.

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