Opinión

Algunas claves sobre el totalitarismo invertido

Partimos de una idea obvia, la financiarización es un proceso que ha alterado los aspectos fundamentales de la dinámica capitalista, tanto a nivel micro como en el plano macro

Occidente, en general, y España, en particular, llevan bastante tiempo reptando bajo el totalitarismo invertido, término acuñado en 2003 por Sheldon Wolin, el otrora profesor emérito de filosofía política de la Universidad de Princeton, describe un tipo de totalitarismo que se basa en la dominación de las corporaciones a través de los grupos de presión, las contribuciones políticas y las puerta giratorias, con el gobierno actuando como servidor de las grandes corporaciones. Pero si además se utilizan los resortes del Estado para perseguir ideas políticas y anular al contrincante, tanto en su vida pública, social como profesional, no solo nos alejamos de ser una democracia plena, sino que nos aproximamos inexorablemente a una dictadura. Y en esas estamos, aquí, en nuestra querida España.

Pero permítanme conectar la financiarización con conceptos como las puertas giratorias y el propio totalitarismo invertido. Partimos de una idea obvia, la financiarización es un proceso que ha alterado los aspectos fundamentales de la dinámica capitalista, tanto a nivel micro como en el plano macro. Se trata de una nueva fase de la acumulación asociada a la concentración y centralización del capital y al ascenso al poder de una clase de capitalistas financieros. Su teorización proporciona un marco general que ha resultado útil para analizar el resurgimiento de la influencia que los capitalistas financieros y los mercados financieros tienen sobre los resultados y las políticas económicas en la era neoliberal.

La parte dominante de la literatura sobre la financiarización de la economía política, a nivel macroeconómico, explora el ascenso al poder de los capitalistas financieros y el impacto de la financiarización en la acumulación de capital real, la producción y distribución de la plusvalía, el aumento de la desigualdad, la inestabilidad macroeconómica, la crisis económica y la formulación de políticas macroeconómicas. Entre los subtemas se incluyen el estrangulamiento financiero de los beneficios industriales y un régimen de acumulación dirigido por las finanzas. A nivel micro, recoge los cambios en el gobierno corporativo y el comportamiento de las empresas, a partir de una de las ideas más absurdas del capitalismo reciente, la maximización del valor de la acción. Otras vías de análisis incluyen la evaluación de los impactos macroeconómicos de las instituciones financieras y la innovación financiera en un entorno de instituciones financieras desreguladas; o el desplazamiento de la obtención de beneficios de las vías de producción a los canales financieros.

La económica política y las dinámicas del poder

Como parte del proceso de financiarización, los mercados financieros y las élites tienen una influencia creciente en la economía política, así como en la gestión económica. La financiarización es la prueba de un nuevo estadio del capitalismo descrito como capitalismo financiero, o capitalismo de rentas. La financiarización es una clara evidencia de una especie de "otoño" capitalista así como de la evolución de un complejo financiero-político que con sus influencias e importancia en los campos de la economía y la política ya supera ampliamente el papel del anterior complejo militar-industrial. La financiarización, y este otoño, también están relacionados con el paso de la democracia a la plutocracia, es decir, al dominio del dinero y de quienes lo poseen. De ahí su papel clave en el desarrollo del Totalitarismo Invertido.

Desde la perspectiva de la financiarización, la noción de poder puede entenderse desde dos dimensiones. Una está relacionada con los vínculos entre los distintos niveles de poder político y el sector financiero. El llamado fenómeno de las "puertas giratorias" tiene que ver con el paso de personas de la empresa al mundo de la política, incluida la administración pública, y luego de nuevo a la empresa, lo que simplifica la realización de acciones en interés del sector financiero. La respuesta a la pregunta de por qué se hundió el banco Lehman Brothers y no los otros bancos, que a su vez no estaban en mejor posición, es que Lehman tenía una relación más débil con la administración norteamericana imperante que los otros grandes actores.

La financiarización se ha trasladado también al problema de la gobernanza, en términos de la relación entre el mundo del capital y el mundo del trabajo

La segunda dimensión tiene que ver con el papel del Estado en la financiarización. Las funciones reguladoras del Estado son importantes desde la perspectiva de la financiarización. Recordemos la eliminación de la Ley Glass-Steagall, como antesala de La Gran Recesión, o la desregulación de los mercados de derivados de las materias primas, y su reflejo en la actual inflación. Pero además, la financiarización, en el contexto de las acciones del estado, puede ser considerada a través de su estimulación y utilización por parte del Estado. Los ejemplos son amplios, desde la financiarización de determinados derechos humanos básicos (vivienda, alimentos, luz,…), pasando por la financiarización de las pensiones públicas, o de la misma biosfera. La financiarización se ha trasladado también al problema de la gobernanza, en términos de la relación entre el mundo del capital y el mundo del trabajo, a favor de una clara competencia entre los dos mundos (sobre todo en lo que respecta al aumento de los ingresos).

Por último, al escribir sobre la financiarización es difícil no referirse al problema del riesgo moral. La idea del riesgo moral está vinculada al auge de conceptos como "demasiado grande para caer" y "el Estado como asegurador de último recurso". La última crisis es un ejemplo del funcionamiento práctico de ambos conceptos. Desgraciadamente, desde la perspectiva actual, está claro que aunque se ha discutido mucho sobre el hecho de que el término "demasiado grande para quebrar" es una distorsión de los principios de una economía de mercado, a las instituciones de esta naturaleza les va muy bien. La dirección de estas instituciones espera que el Estado cumpla el papel de asegurador de último recurso, y si es necesario, a costa del contribuyente. Para ello es vital que el mencionado principio de "puerta giratoria" continúe funcionando. En definitiva, resulta sorprendente que algunos aún sigan hablando de que estamos en una democracia plena.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación
Salir de ver en versión AMP