El desempleo en los países desarrollados es el resultado de medidas políticas que se derivan de la implementación de determinadas teorías económicas. El problema es que las hipótesis de partida en la formulación de la mayoría de dichas teorías son falsas. Nos referimos a lo que hoy en día se denomina ortodoxia económica, surgida alrededor del Consenso de Washington, pero que en el período de oro del capitalismo simplemente fue desechada por su inutilidad y su carácter distópico.
El momento histórico en que surge el Consenso de Washington no es baladí. Se intenta evitar el ejercicio de la soberanía monetaria en defensa del pleno empleo en las democracias desarrolladas. Con ello se pretendía por encima de todo, limitar la eficacia de la política fiscal de los gobiernos. Michal Kalecki en 1943 en “Political Aspects of Full Employment” ya exponía las razones por las que "a los hombres de negocio" o a las élites no les gustaba, y sigue sin gustarles, la idea de utilizar la política fiscal como instrumento de política económica. La más importante es que permite que el miedo siga desempeñando su papel como medida disciplinaria. Echen una ojeada a nuestra querida España para entender esta idea tan sencilla.
Frente a este ambiente lúgubre que caracteriza a la economía, y a la profesión económica en general, estamos detallando desde estas líneas la propuesta estrella del senador estadounidense Bernie Sanders, el Trabajo Garantizado, utilizando como guía el documento de trabajo número 902 del Levy Economics Institute “The Job Guarantee: Design, Jobs, and Implementation”, publicado en abril de este año, y cuya autora es Pavlina Tcherneva. Hoy empezaremos a analizar como diseñarla e implementarla.
Corto plazo frente a largo plazo
Las características y objetivos perseguidos de la propuesta de Trabajo Garantizado expuestos en el blog anterior representan el núcleo de la misma. Pero los objetivos del programa y las características específicas del diseño deben ser reevaluados y adaptados a los cambios estructurales e institucionales observados en el mercado laboral y otras condiciones económicas. Cualquier programa de Trabajo Garantizado debe adaptarse al contexto cultural, de desarrollo, institucional y macroeconómico del país que contempla adoptarlo.
En este sentido la propuesta de Trabajo Garantizado implementada hoy será diferente de aquella que opere a largo plazo. Si hoy se pusiera en marcha un programa de Trabajo Garantizado, dados los problemas existentes del mercado laboral a largo plazo, el colapso en la tasa de participación laboral, la gran demanda reprimida de empleos estables y bien remunerados a tiempo completo, el programa podría en España crecer hasta los 4 millones de trabajadores. Una vez que el programa esté en funcionamiento, mejorarán las condiciones de empleo del sector privado y la salud general de la economía; en ese punto, el programa tendrá un tamaño más pequeño (según Tcherneva entre el 2% y 10% de la fuerza de trabajo). De hecho, el tamaño del programa dependerá en gran medida de la dinámica del empleo del sector privado.
Para el caso de Estados Unidos, la propuesta de Bernie Sanders podría emplear a 16 millones de trabajadores, proporcionalmente menos que en España, y cuya puesta en funcionamiento se haría en un período relativamente corto de tiempo. También sugiere que el programa proporcionará un gran impulso a la actividad del sector privado, generando un fuerte crecimiento del PIB y el empleo en dicho sector. Según Tcherneva, las simulaciones que han realizado corroboran esta expectativa: encuentran que la propuesta de Trabajo Garantizado aumentará el PIB real entre 313-560 mil millones de dólares por año y agregará permanentemente hasta cuatro millones de nuevos empleos netos en el sector privado. Estas simulaciones no tienen en cuenta los efectos cíclicos.
Elección política
La opción de política que tenemos ante nosotros, en definitiva, es la siguiente: o continuamos bajo el statu-quo actual, donde el grupo de desempleados se expande y se contrae con recesiones y expansiones, o permitimos que el grupo de empleados de Trabajo Garantizado se reduzca y se expanda de forma contracíclica. Como el desempleo ya está "pagado" en términos reales y financieros, desviar estos recursos financieros y reales para ejecutar el programa de Trabajo Garantizado es una opción muy superior al status quo. Además, con esta política de empleo anticíclica, la economía puede operar a un nivel más alto de producción no inflacionaria que con desempleo involuntario masivo.
El tamaño del programa dependerá de la dinámica del empleo del sector privado, así como de su popularidad. Si la sociedad prefiere un mayor empleo en el sector privado y una mano de obra de Trabajo Garantizado más pequeña, se pueden emplear otras medidas macroeconómicas (por ejemplo, subsidios a la inversión, recortes de impuestos, …) para reducir aún más el grupo de trabajadores que se encuentren el programa de Trabajo Garantizado. Pero si el programa resulta ser una opción de política mucho más deseable que muchos empleos del sector privado mal remunerados, como ocurriría en España, inicialmente puede ser bastante grande, hasta que las empresas del sector privado cumplan y excedan las condiciones salariales y de empleo del Trabajo Garantizado.
Debido a que el programa funciona contracíclicamente, al crear pleno empleo en todas las etapas del ciclo económico (recesión o expansiones), estabiliza el empleo total, lo que significa que el empleo en el sector privado no fluctuará tan violentamente como lo hace hoy. Una vez que el programa esté en funcionamiento, las fluctuaciones económicas se reducirán, lo que significa que el empleo en el programa del Trabajo Garantizado también será más estable.
Bancos de empleo comunitarios
La propuesta de Sanders consiste en diseñar el programa como una respuesta integral, no de emergencia. Se necesitará un período de planificación para diseñar bancos de trabajo comunitarios, que almacenarán los trabajos disponibles para que se pueden suministrar de manera inmediata a los desempleados. Para este propósito, el período de planificación incluirá la solicitud e identificación de organizaciones ejecutoras de proyectos que servirían como proveedores para esas oportunidades laborales.
El programa de Trabajo Garantizado se puede diseñar como una respuesta detallada de preparación local para el desempleo, utilizando parte de la infraestructura institucional existente. La garantía del trabajo mantendrá un depósito de puestos de trabajo y lugares de trabajo, a través de los Bancos de Empleos Comunitarios, que pueden acomodar rápidamente a los nuevos participantes en el programa y dejarlos ir sin interrupciones si encuentran empleo alternativo. La capacidad de absorber o desprenderse de los empleados no es un desafío único para el programa de Trabajo Garantizado. De hecho, cada segmento del mercado laboral (privado, público o sin ánimo de lucro) ya se ocupa de los nuevos participantes y de los que abandonan el trabajo de manera continua.
Además, la creación de puestos de trabajo con relativa rapidez tampoco tiene que ser una gran tarea. La experiencia ha demostrado que los programas de empleo a gran escala pueden comenzar a funcionar en cuestión de meses (por ejemplo, los programas New Deal en los Estados Unidos o Plan Jefes en Argentina). Sin embargo, tales programas a menudo se han implementado como medidas de emergencia. Si el programa de Trabajo Garantizado se diseña más bien como una respuesta integral, se necesitará un período más largo de evaluación, diseño y planificación para su éxito a largo plazo. Una vez que dicho programa esté funcionando, encontrar trabajo para cualquier participante adicional es una tarea mucho más fácil en comparación. En este sentido será necesario una evaluación continua para mejorar el rendimiento del programa a largo plazo. En el siguiente blog abordaremos, finalmente cómo financiar el Programa de Trabajo Garantizado, los tipos de trabajo que se pueden generar y distintos ejemplos de proyectos.
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