Opinión

La traición del diario 'El País'

El golpe al Estado de Derecho de la Ley de Amnistía no hubiera sido viable sin la banalización liderada por El País. La sección mediática del sanchismo se ha encargado de avalar la impunidad para delitos tan graves como los de traición. Se ha

El golpe al Estado de Derecho de la Ley de Amnistía no hubiera sido viable sin la banalización liderada por El País. La sección mediática del sanchismo se ha encargado de avalar la impunidad para delitos tan graves como los de traición. Se han esforzado en ocultar que el autor del texto impuesto -amnistía “integral”- es el condenado por terrorismo Gonzalo Boye, abogado de Puigdemont. Al otro lado de la mesa, Rodríguez Zapatero, que, como ante el etarra Otegi y el torturador Maduro, se limitó a una única frase: “sí, señor”.

El objetivo manifiesto de Prisa es anestesiar a los electores fieles al Psoe, incómodos con la sumisión al independentismo. El pasado miércoles en el Congreso se evidenció de nuevo la división del trabajo. Los diputados socialistas votaron los artículos redactados por el condenado por terrorismo y El País cumplió su función de blanquearlos. El Partido Socialista y los propietarios del periódico van acoplados a la hora de facilitar que el electorado asimile cada cambio de opinión, como si aplicaran dosis diarias de arsénico en la comida. Convierten en banalidad los delitos de traición y cometen ellos mismos un acto de traición contra todos los españoles.

Nadie ignora en Europa en qué consiste la “guerra informativa” declarada por Vladimir Putin a los 27 países de la UE. Mira Milosevich, del Real Instituto Elcano, ha investigado con rigor cómo el sátrapa ruso la practicó contra España en apoyo del procés secesionista. Entonces El País aún estaba comprometido con la defensa del interés nacional frente a la agresión rusa. Pero, a raíz de la alianza de sus propietarios con Sánchez, daría un giro de 180 grados. Para comprobarlo, basta contrastar dos editoriales del diario, una de 2018, otra de 2024. En la primera, desenmascaraba al principal activista utilizado por Rusia en apoyo del 1-0, Julian Assange, al que acusó entonces de “vínculos con Putin y los independentistas”. En la segunda, al contrario, ensalza al agente putinesco como “símbolo de la libertad de prensa”.

La semana pasada, ante Núñez Feijóo, la presidenta de la Comisión Europea advirtió contra “los amigos de Putin”. En España, esos están en el Consejo de Ministros, señora Ursula von der Leyen. Los accionistas de Prisa, en apoyo de Sánchez, intentan ocultar lo que es un clamor en la UE. Lo ha expresado con nitidez la investigadora Anne Applebaum: “la amnistía es una oportunidad perdida para investigar el papel de Rusia en el procés y su conexión con los independentistas”. Espero que no acierte y que los “amigos de Putin” paguen por la traición contra España.  El País sabe lo que hace. La semana pasada titulaba en primera “Alemania acusa a Rusia de una guerra de información”. Ven fuera lo que no quieren ver en España y, como diría Hannah Arendt, es por dinero.

Como el Partido Socialista, los dueños de Prisa han cambiado de trinchera para convertirse en avalistas de la subversión contra la Constitución del 78

No es la única pirueta oportunista del pravda español. Si antes mantenía una oposición contundente al desafío independentista catalán, ahora justifica con entusiasmo el entreguismo del Psoe al plurinacionalismo. En 2014, participé en un libro publicado por El País (“Derecho a discutir”) con una selección de artículos que desenmascaraban el golpismo de los secesionistas del procés. Como el Partido Socialista, los dueños de Prisa han cambiado de trinchera para convertirse en avalistas de la subversión contra la Constitución del 78.

Desde Chile, Sánchez chulea con un “se os va a hacer larga la legislatura”. No va dirigido a Núñez Feijóo, sino a los españoles. Después de la imagen penosa del presidente del Gobierno de España convertido en un pelele manejado por golpistas, desafía a todos con la amenaza de resistir con un ejecutivo secuestrado, garantía de una inestabilidad que espanta la inversión y provoca pobreza. Pase lo que pase, él va a seguir, proclama a miles de kilómetros. En casa, la estrategia de El País es que te creas que la aritmética parlamentaria hace inevitable que este gobierno agote la legislatura. Es falso de toda falsedad. Por mucha cara de póker que pongan, nunca han estado más cerca de la implosión.

Una opinión pública saturada

Voy a insistir. Que caiga el sanchismo o no depende de la fortaleza del constitucionalismo, especialmente de la capacidad de liderazgo nacional de Feijóo. Con una opinión pública harta, como demuestra que el 70% exija la dimisión de Armengol, no hay aritmética que aguante. Estirar el mito de la resiliencia del “doctor” suena cómico. La amenaza de seguir, aunque se hunda el país, es propia de quien bracea en una barca que zozobra. Para derrotar al sanchismo, importa más que los constitucionalistas desenmascaren día a día las trampas de El País orientadas a desactivar a los defensores de la democracia liberal. Y no ignorar que la salud de las cuentas de Prisa depende absolutamente de la continuidad del Ejecutivo sanchista. Su traición tiene causa, y no es decente.

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