Opinión

El tren de la amnistía descarrila en Villanueva del Senado

Palacio de Moncloa.

Pareja presidencial desayunando mientras lee.

Ella con atractivo d

Palacio de Moncloa.

Pareja presidencial desayunando mientras lee.

Ella con atractivo despeluje, alguna legaña, y en bata sedosa; él ya duchadito y enfundado hasta la gangrena en traje malvazul.

-Cari, mira -Mariabegoña le pasa el Ipad a Jisperson. -Muero por ir…

En la pantalla, reportaje sobre el Orient Express; el glamuroso tren del siglo pasado que posibilitaba que personas con muchísimo dinero y tiempo libre fueran derrochando ambos entre París y Estambul, mientras mandaban postales con despedidas como: “Siempre tuyo, Colette. Dile a los niños y a mamá que los quiero”, firmadas por un tal Jean-Pierre que la echaba de menos retozando con una tal Mimí en el coche-cama, mientras Colette gestionaba herederos, suegra y mansiones.

Jisperson entra en modo ensoñación y se ve con Mariabegoña en el vagón restaurante envueltos en caoba y terciopelos, dándose al caviar y bebiendo Moët & Chandon con meñique erecto…

-Trae, que quiero ver precios -dice ella mientras le arrebata el Ipad y mastica algo catapultando migas.

Jisperson vuelve a su dossier; contiene los desastrosos resultados de dos informes: el PISA (Programme for International Student Assessment, que revela que los niños españoles despuntan en burricie escolar) y el PICA (Programme for Intentar Colar la Amnistía, que incluye dos encuestas: una de 40dB quecuenta que un 60% de los españoles considera que la amnistía es injusta, y otra de Sigma Dos que revela que hay casi dos millones de votantes del Soe arrepentidos). Después despega un post-it con el dato “tres descarrilamientos en dos semanas” que le tapa el título de otro informe: “Urge pedagogía sobre la amnistía”; este, comienza con las declaraciones del presidente en La1 diciendo que "igual que ocurrió con el divorcio y el matrimonio de personas del mismo sexo, aquellos que se manifiestan ahora en las calles acabarán recordando lo de estos días con el dicho de si te he visto, no me acuerdo", que confirman que este ser nos considera lerdos.

El mix mental de post-it e informes, y la recién aprobada tramitación de la amnistía por vía urgente, hacen que a Jisperson le salga el estratega que lleva dentro, y decida hacer de la necesidad (pedagógica) virtud (ferroviaria), recreando sus putivueltas en Peugeot, en un tren al que decide llamar “Amnesty Express”, y que irá de Madrid a Bruselas, parando en ciudades y pueblos para convencer a la gente de que el bodrio legal destila cursiladas como “concordia”, “esperanza” e “ilusión por el encuentro”.

El pimpollo presidencial llega a Atocha con 28 coches blindados y 35 escoltas en “formación cebolla” (anillos concéntricos). Se apea, y se dirige con la cebolla a la vía donde está estacionado el Amnesty Express

Begoña se despide (“me voy a depilar para la cena de empresa marroquí”), y Jisperson escribe un mensaje privado en X-antes-tuiter a Oscar Puente, que anda bloqueando familiares: “Llámame”.

De resultas de esta llamada, Puente contacta con una empresa china con sucursal vallisoletana que fabrica réplicas ecológicas de locomotoras y vagones antiguos (www.tutlenviejo.es) y hace un encargo.

Ha llegado el día del viaje de prueba, que será prensa-free y en petit comité, en previsión de ridículos.

El pimpollo presidencial llega a Atocha con 28 coches blindados y 35 escoltas en “formación cebolla” (anillos concéntricos).Se apea, y se dirige con la cebolla a la vía donde está estacionado el Amnesty Express.

En el andén le esperan Bolaños y dos rubias disfrazadas de “locos años 20”: Yolandaperón, que viene de supervisora sumatoria, y Pilar Alegría, ministra de pedagogías y vocera gubernamental.

Al ver el careto de Jisperson por las pintas, la primera se adelanta y dice:

-Pedro. He sido yo. A Pili ni mu. Me hacía ilusión evocar juntas la alegría de la amnistía de las gentes que delinquen -dice ajustándose un tocado Art Decó con plumas plateadas.

Jisperson resopla horrorizado y les ordena:

-Venga para dentro.

El viaje discurre tranquilo. Ellos desvariando con ideas como llevar en el tren niños de San Ildefonso para sortear amnistías, y ellas miran por la ventanilla comentando:

-Pili, hija; mira qué espectaculares los horizontes…

-Sí, sí. Pero qué pena esta música…

(La turra es la ópera del hermano de Jisperson, que suena de hilo musical).

-Bueno… pobriño David… ser hermano de Pedro no es fácil.

Se hace un silencio en el cual ambas visualizan a los Sánchez de pequeñitos y se preguntan lo típico de quién recibiría más cariño…

Pili carraspea y dice:

-Y tú ¿qué tal con las jotías?

-Mal. Igual las tengo que acusar de profuguismo o algo…

-Dirás de transfuguismo…

-Bueno. Eso. Que me lío.

La avutarda en el lugar del crimen

Lo que ambas ignoran es que, en ese preciso momento en que las mentan, las jotías están atravesando el árido paisaje de Los Monegros en un todoterreno morado, y van al encuentro del tren pero cuatro pueblos por delante.

Llegan a la vía, y bajan del coche un saco con algo grande dentro.

-Irene, esto no está bien. Tanta lucha por el bienestar animal y aquí estamos, puteando uno.

-Déjate de chorradas, Ione

De la bolsa sacan una avutarda gorda y empastillada, y la ponen en medio de la vía pidiendo desastre ferroviario.

Vuelven al coche y se alejan del lugar del crimen mientras Ione comenta:

-Hubiera dado menos cosa un capón gallego, como quería Pablo; que por lo menos se comen…

“Próxima estación, Villanueva del Senado”. Por megafonía, una voz anuncia el pueblo zaragozano.

A Pili le hormiguea el cuerpo de la emoción geográfica, pero acto seguido se le corta, porque el tren empieza a frenar a lo bestia y se oye un grito por megafonía: “¡Para, Jesús, que nos lo tragamos!”.

En el ya desequilibrado vagón lo que se oyen son más gritos tipo “¡agarraos, joder!”, y “¡no quiero morir!”, pero gracias a la baja velocidad del Amnesty Express, que de express tiene poco, y la pericia frenadora de Jesús, el posible dramón acaba en vuelco lento, con los cuatro espatarrados en el suelo pero vivos; los red lips de Pili estampados en la moqueta; flecos y lentejuelas de bailarina de charlestón, esparcidos sin piedad; y Bolaños sin un cristal de las gafas levantándose de un brinco en plan machote y diciéndoles con aspavientos asertivos:

-Me preocupa cero haber descarrilado. Insisto. Cero.

Pili le dice al oído a Jisperson:

-Se le está yendo de las manos lo de normalizar cosas…

Confirman que “la amnistía es desgarro y es ruptura”, como dijo Cayetana Álvarez de Toledo en la sesión de control a un gobierno descontrolado

El accidentado viaje que supone forzar la aprobación de la amnistía, constata que el goaverno lleva a España al descarrilamiento democrático; y las perlas verbales de Junts esta semana (“las consecuencias no serán agradables”… “jueces indecentes”… la amnistía "en ningún caso es una renuncia a la independencia”… hay que “separarse de esta porquería”), junto con los morreos municipales del Soe con el terrorismo etarra, ratifican el timo del discurso de la concordia; y confirman que “la amnistía es desgarro y es ruptura”, como dijo Cayetana Álvarez de Toledo en la sesión de control a un gobierno descontrolado.

Está claro: o descarrila el goaverno, o descarrila España.

Y acaba tal cual describió Vicente Blasco Ibáñez su vagón en el Orient Express, tras salirse de la vía en 1906:

«Todo roto, todo demolido, como si un proyectil de cañón hubiese pasado por él. Cuerpos en el suelo, mesas caídas, manteles rasgados, líquidos que chorrean, no sabiéndose ciertamente lo que es café́, lo que es licor, y lo que es sangre, platos hechos trizas y todos los cristales del vagón, los gruesos cristales partidos en láminas agudas, esparcidos como transparentes hojas de espada».

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