Opinión

Tres mujeres en tres actos

Olona calla que las competencias en seguridad ciudadana y en extranjería son del Estado y que los llamados Menas, que quiere mandar a su país de vuelta, son menores y viajan a España sin pasaporte

Acto 1. Macarena Olona se despidió del Congreso de los Diputados y presentó la renuncia a su escaño por Granada. Una dimisión a futuro que será efectiva cuando se forme el parlamento de Andalucía, a mediados de julio. La justificación es que es funcionaria en servicios especiales. No se les ha ocurrido que renuncie al acta, al sueldo y al aforamiento para reingresar en su puesto y pedir una nueva excedencia. A todo esto, es diputada por Granada donde se acaba de empadronar. ¡Ídola!

Sus propuestas pretenden dejar a Esperanza Aguirre de aficionada al liberalismo bien. No lo consigue ni copiando frases. Ha prometido rebajas, bonificaciones, beneficios, deducciones para todos sin especificar cantidades y la forma, lo que significa que la Junta dejará de ingresar mucho dinero. Va a rebajar al 1% el impuesto de sucesiones y donaciones a todos los andaluces, cuando en realidad se va a bonificar al 99%. Recordemos que la Comunidad de Madrid tiene unas características que no tienen otras regiones, como estar en el centro de la península y albergar la capital del Estado.

No sabe que nunca se pudo devolver las competencias de Sanidad, Educación y Justicia, o de financiar viviendas a los policías nacionales y guardias civiles

En Educación, construirá colegios de verdad para que los niños aprendan a leer chachi, quitará las escolares, blindará los concertados y mucha nostalgia de Lucía Figar. Las gracias a Javier Fernández Lasquetty, por las ideas en materia fiscal y las propuestas en Sanidad. Ella va a dejar el SAS tan estupendo que seguro que pronto anunciará la libre elección de médico, enfermera y hospital.  Perdió aprovechar el eslogan de «Quiero para Andalucía lo mismo que ha hecho el PP en la Comunidad de Madrid», porque copia las políticas que los populares han llevado a cabo en la CM desde 2003. Y le añade la incoherencia del populismo.

No sabe que nunca se pudo devolver las competencias de Sanidad, Educación y Justicia, o de financiar viviendas a los policías nacionales y guardias civiles. ¡Ah! Lo del tren a Jaén se parecerá más al Cercanías de Navalcarnero que al tranvía de Parla porque eso fue algo socialista. Y calla que las competencias en seguridad ciudadana y en extranjería son del Estado y que los llamados Menas, que quiere mandar a su país de vuelta, son menores y viajan a España sin pasaporte (y a ver cómo sabe de dónde es el chaval). 

Mi cita favorita del programa de Olona: «Cuando el aguijón de la muerte golpea son las familias las más afectadas». Podría ser candidata a un premio amateur si se esfuerza más. La ampliación del metro y el abono transportes hasta los 26 por 20 euros para cuando repita.

Califica como antipatriótico que el Partido Popular, de centro derecha, pacte con el Gobierno de España porque esto del pluralismo y de llegar a acuerdos sin ellos no le va

Acto 2. Macarena Olona recuerda a Rosa Díez cuando hablaba de regeneración, transparencia y toda la pesca. Díez pasó de socialdemócrata a liberal; intento a asaltar los cielos de Ferraz y ni la votó ni el portero; ayer fue republicana, hoy vestida de mediopensionista y mañana de "Verde"; que después de ser consejera, no logró un acta en un ayuntamiento cuando el PP sí; que pasó del federalismo y cada comunidad se las apañe sola a ser la mayor conversa del centralismo. "Ella, ella que destruyó todo lo que había a su derecha" (S. dixit), como UPyD y Cs, ahora apuesta por lo que a su entender es un "partido democrático y constitucional" que hasta el momento no ha hecho más que sembrar cizaña. Mientras, califica como antipatriótico que el Partido Popular, de centro derecha, pacte con el Gobierno de España porque esto del pluralismo y de llegar a acuerdos sin ellos no le va. Es más, en los debates le tuvieron que recordar algo de cajón: se gobierna para todos, no solo para los votantes.

Acto 3. Cristina Cifuentes fue nombrada candidata a las autonómicas un viernes de marzo. El lunes siguiente comunicó a su equipo que iba a dimitir y que empezasen a hacer cajas porque automáticamente se iban a la calle. Podía haber esperado unas semanas a la convocatoria electoral. Prefirió centrarse en la campaña, empezar a buscar apoyos y formar equipo. Y hacer una mudanza de casa con toda la familia. Se quedaba con la escolta que le había puesto Interior porque ya se había llevado varios sustos. Y volvió a pedir una excedencia de su plaza de funcionario. Su programa: 300 medidas concretas, cumplido al 95% cuando terminó la legislatura porque, como diría d’Ors,  «se fue, pero qué manera de quedarse».

Traca final. Olona se ha animado a representar a todos los andaluces con la posibilidad de volver atrás. Parece más que lógico que, si no logra entrar el Gobierno andaluz, se quede con su escaño, su nómina y su aforamiento en la capital. La oposición es divertida, pero muy dura y no sé aparece en los medios nacionales. Eso le sucedió a Rosa Díez cuando Albert Rivera montó otro partido de centro que la eclipsó. Y el partido de Olona se atrevería a una repetición electoral. Su programa es tan programa puro, regenerativo e intercompetencial que es imposible de ejecutar. La solución: ¡Vamos, Rosa, haz tu magia!

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