Opinión

El Supremo pasa de campaña

Arranca la campaña a las puertas de Semana Santa y en pleno juicio del procés. Los candidatos toman el pulso a la realidad de la calle. Que luego la tengan en cuenta es ya otro cantar

Sí, finalmente, lo más deseado para los ciudadanos de a pie: estamos en campaña electoral. Ya se ha dado el ahora mal llamado pistoletazo de salida a la maratón de dos semanas que nos van a servir para escuchar promesas y más promesas por parte de nuestros políticos. Sean optimistas, algunas de estas promesas se cumplirán. Digo mal llamado pistoletazo de salida porque llevamos desde el inicio de 2019 en una incesante campaña política por copar el poder ante la provisionalidad de Sánchez.

Tenemos a nuestros hombres en la carrera hacia la Moncloa aunque algunos no podrán salir de la cárcel para hacer campaña, ya que el Supremo considera que no son suficientemente responsables como para personarse los días de juicio. Ante la duda, por primera vez en España, tendremos a algunos políticos encarcelados que harán campaña desde la vista que se celebra en el Tribunal Supremo, unos sentados en el banquillo -entre ellos Oriol Junqueras, que según las encuestas parte de una posición inmejorable-; otros desde la bancada de la acusación popular, los de Vox, que han demostrado estos últimos meses que saben, y mucho, hacer campaña.

Ahora, todos se afanan por salir a las calles, por los apretones de manos con cualquier ciudadano que se les ponga delante, los baños de masas, vienen dos semanas en las que nuestros líderes políticos toman el pulso a la realidad más absoluta. Que la tengan en cuenta ya es otra cosa. Tenemos a cinco líderes nacionales que se presentan a las generales: Pedro, los Pablo, Albert y Santi. Todos hombres, formados, hablan inglés y algunos hasta catalán y euskera, conocen España, han sufrido el terrorismo de ETA y el radicalismo independentista de Cataluña. Tienen entre 35 y 45 años, casados o en pareja, con familia. ¿Suficientemente honrados? Ya lo veremos. Si se fueran a tomar unas cañas seguro que se entenderían, y que más o menos bailarían al son de la misma música, pero ahora se trata no de arreglar España, si no de enfrentar a España.

La sociedad solo cambiará cuando las mujeres decidamos luchar de verdad por ocupar los puestos que permiten gestionar la vida de un país

En la sombra siguen como siempre las mujeres, no les gusta la manera de hacer política, está claro por eso siguen ocupando ese poco valorado papel. Solo cambiará la sociedad cuando decidamos luchar por ocupar puestos decisivos gestionando la vida de un país, resolviendo los problemas de diferente manera a como lo hacen ellos, pasando del enfrentamiento al diálogo y al entendimiento, de generar problemas a ofrecer soluciones, de las reuniones a las 8 de la noche a las de las 9 de la mañana. De querer el poder a luchar por tener poder para volver a una sociedad que hace tiempo perdió la humanidad.

Hablo de mejorar las políticas sociales, las ayudas a la dependencia, el cuidado de nuestros mayores que están en el final de sus vidas, y el de los pequeños, aquellos que las inician y que serán los que algún día gestionen la sociedad. Estamos creando una sociedad enferma, donde la falta de convivencia y la soledad se han convertido en una plaga. Pero vamos a por la campaña, veremos y analizaremos a nuestros hombres que por primera vez en la historia de este país nos harán vivir una campaña electoral en plena Semana Santa, comiéndonos la mona en Cataluña, regalando la rosa y el libro de Sant Jordi mientras se sigue celebrando un juicio sumarísimo del que llevamos ya dos meses sin que haya indicio de rebelión, la acusación principal. Seguimos.

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