En el escenario del debate entre Kamala Harris y Donald Trump, lo que se vivió fue un espectáculo que mostró no solo la confrontación entre dos estilos políticos, sino también cómo los medios de comunicación y sus diferentes enfoques juegan un papel crucial en la percepción pública.
Nate Silver, analista y encuestador político, señaló este contraste en la cobertura mediática, destacando cómo los medios tradicionales se resistieron a declarar a un ganador, mientras que en su mayoría los nuevos medios digitales tomaron una postura más directa. En su análisis, Silver apuntó: "En una especie de contraste entre los medios de la vieja escuela y los nativos digitales, The New York Times, The Washington Post y The Wall Street Journal no quisieron salir y decir que Kamala Harris ganó, mientras que en Politico ese era el titular, literalmente.
El debate mostró a un Donald Trump casi siempre a la defensiva excepto en el cierre, cuando acertó atando a Kamala con las nefastas políticas de la administración de Biden. A pesar de su experiencia en la arena política y su conocido temperamento combativo, el expresidente volvió a caer en la trampa de las provocaciones, lo que facilitó que su rival lo desestabilizara. Criticada a menudo en los pasillos de Washington por no ser ni la más elocuente ni la más brillante, Harris sorprendió con una actuación sólida y estratégica. Las semanas de preparación que la maquinaria demócrata a su servicio han sido bien aprovechadas. El debate fue su mejor intervención política hasta la fecha. Su compostura y sus burlas frente a un Trump visiblemente molesto fue clave para proyectar una imagen de liderazgo que su equipo necesitaba desesperadamente. Aunque nada de esto hubiera sido posible con moderadores independientes.
El papel de los moderadores
Trump, cometió un error: permitir que ABC News, un canal conocido por su enfoque progresista, moderara el debate. Los dos moderadores parecían estar más alineados con Harris, lanzando preguntas difíciles y correcciones directas a Trump, mientras que a la senadora de California se le ofrecieron preguntas más suaves. “Incluso lo corrigieron en vivo en televisión nacional, algo que no hicieron con Kamala, a pesar de que muchas de sus afirmaciones eran absolutas falsedades”, se quejaban los defensores de Trump.
Este sesgo mediático no es una novedad en las campañas norteamericanas. Ronald Reagan, una figura icónica del Partido Republicano, alguna vez dijo: "La política es la segunda profesión más antigua, y he llegado a comprender que guarda una estrecha relación con la primera." Las campañas modernas no solo se libran en los escenarios de debate, sino en las pantallas de televisión, en las páginas de los periódicos y ahora en las redes sociales, donde la narrativa es moldeada tanto por los candidatos como por quienes los cubren.
Viento a favor de la aspirante demócrata
El daño para Trump parece evidente. Una Harris burlona consiguió parecer moderada evitando que nadie le preguntara por sus drásticos cambios de opinión o explicar que políticas concretas apoya y por supuesto no hablo de su “pasado” extremista. El debate ha beneficiado su imagen. La maquinaria mediática se ha movido rápidamente aprovechando el viento a favor para presentar, ahora, a Harris como una figura competente, patriótica y defensora de la democracia, aunque muchos consideremos que sus políticas son precisamente lo opuesto.
Las encuestas más serias, mención especial las realizadas por Nate Silver, mostraban hasta antes del debate que Trump lideraba en estados clave, un panorama que podría cambiar tras el enfrentamiento. Aunque las encuestas de los medios tradicionales de izquierda a menudo favorecen a los demócratas, Silver, a pesar de su inclinación demócrata, es conocido por su integridad intelectual. "Estoy esperando a ver qué muestran sus números en los próximos días después de este debate para ver cómo lo afecta", comentó un analista cercano al equipo de campaña de Trump. Se espera que la ventaja de Trump en las encuestas creíbles se vea reducida, y con varias semanas por delante, la carrera hacia la Casa Blanca está lejos de estar decidida.