Opinión

Txapote y la indignación moderada

Esto es lo que se está haciendo en el País Vasco. Esto es lo que votan los jóvenes de Bildu. Esto es lo que vota Txapote

En diciembre del año pasado leí en El País una columna de Estefanía Molina. Bildu como ‘síntoma’ generacional. La leí varias veces, y estuve varios días pensando en lo que decía. Decía, por ejemplo, que ha tenido que reflexionar mucho sobre los pactos del Gobierno con Bildu, "entendiendo a la España a la que se le atragantan". Tal vez, dice también al comienzo, porque es hija de guardia civil y tuvo que criarse en un cuartel. Al final la historia acaba bien, porque la racionalización hace que entienda los pactos aún mejor que a esa España a la que se le atragantan, y los entiende porque hay algo nuevo en el ambiente del País Vasco. Algo que ha podido traducir en una tesis. 

La tesis en cuestión es que hay una brecha generacional entre los votantes de Bildu. Estarían los adultos, que aún andan liados con cosas como el acercamiento de presos -no menciona la amnistía, sólo el acercamiento-, y los jóvenes, para quienes el partido sería "la forma de canalizar sus aspiraciones de justicia social en un partido netamente vasco". 

La ocurrencia de Molina no le viene del aire, sino de la investigación: ha sondeado a varios amigos vascos "de diversa ideología". Los amigos le explican a Molina -politóloga y periodista- que tiene razón, que los jóvenes que hoy votan a Bildu lo hacen porque son de izquierdas y porque entre el PSE y Bildu prefieren a estos últimos. Nada de presos, gudaris, os queremos, la lucha fue legítima. Nada de Ernai, Ikasle Abertzaleak o Hatortxu Rock. Desde luego, nada del clima filoetarra y de acoso que impera en muchas facultades de la universidad pública vasca.

Si los jóvenes vascos votan a Bildu pensando que es esencialmente un partido soberanista de izquierdas, entonces tenemos la juventud más imbécil de España

Los jóvenes que votan a Bildu son esencialmente jóvenes normales que quieren votar a un partido de izquierdas normal, sostiene Molina, pero por la razón que sea votan a los que llevan décadas acogiendo y homenajeando a etarras como actividad principal. Si los jóvenes vascos votan a Bildu pensando que es esencialmente un partido soberanista de izquierdas, entonces tenemos la juventud más imbécil de España; o bien son algunos jóvenes periodistas los que toman por ciegos e imbéciles al resto de los españoles.

Aplauso a los etarras

Hemos visto muchas cosas durante estos años. En la carrera anual por el euskera aparecen siempre en la primera fila las fotos de los etarras. Las mismas fotos presiden las mesas simbólicas que se colocan en Nochebuena y Nochevieja para pedir que todos ellos puedan cenar pronto con sus familias. Pernando Barrena, eurodiputado de Bildu, expresó en público su alegría por la vuelta a casa de Ibon Muñoa, uno de los asesinos de Miguel Ángel Blanco. Josu Ternera fue miembro de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco. Las calles de Miravalles, pueblo natal del etarra, amanecieron empapeladas con su foto una mañana de 2019. Ese mismo año, la obra artística de Jon Bienzobas fue expuesta en una sala de la Casa de Cultura del Ayuntamiento de Galdácano. Dos años antes, en una plaza del mismo pueblo se aplaudió a todos los presos de ETA de la localidad; entre ellos, el Txapote cuyo nombre hoy despierta una extraña y súbita indignación.

Nada de eso es comparable a lo que el Ayuntamiento de Galdácano, gobernado por Bildu con el voto de tantos jóvenes que sólo quieren un futuro mejor, anunciaba hace unos días

Aranzadi documenta en la web #GaldakaoOroimena los casos de 503 galdakoztarras que vieron vulnerados sus derechos humanos por motivaciones políticas.

El enlace que incluyen en el tweet redirige a la web del proyecto, que proporciona más información. 

El Ayuntamiento de Galdakao y la Sociedad de Ciencias Aranzadi, están trabajando para recopilar los casos de vulneraciones de derechos humanos por motivaciones políticas que se han producido en Galdakao o a los galdakoztarras desde 1936 y hasta la actualidad.

A través de esta herramienta web y de las diferentes investigaciones y actividades de difusión desarrolladas a través del proyecto Galdakao Oroimena, el Ayuntamiento de Galdakao, junto a la Sociedad de Ciencias Aranzadi, pretende desde el ámbito local cumplir con el Derecho Internacional en materia de Derechos Humanos, haciendo suyos los principios de Verdad, Justicia y Reparación. En definitiva, buscar y difundir la verdad de lo sucedido con el objetivo de poder incorporarlo a la memoria colectiva.

La web divide los casos en dos categorías. A la izquierda, 'Memoria histórica'; a la derecha, 'Memoria reciente'. La descripción de cada una deja claro cuál es el enfoque. 

Memoria histórica: "Recopilamos en este apartado las violaciones de derechos humanos y la represión ejercida por los golpistas y la dictadura, durante la Guerra del 36 y en un contexto de posguerra".

Memoria reciente: "Reunimos aquí todas aquellas personas que han padecido y padecen graves violaciones de derechos humanos a causa del conflicto político vasco. Asimismo, se recogen otros sufrimientos de violencia de motivación política ocurridas en Galdakao y contra galdakoztarras".

Según recoge el Informe Foronda de Raúl López Romo, ETA asesinó a diez personas en el pueblo. 

Víctor Legorburu. Esteban Beldarrain. José Verdú. Juan Enríquez. Francisco Javier Fernández. Luis Alberto Pereda. Jesús Ildefonso García Vadillo. José Ignacio Pérez. Pedro Carbonero.

Los amigos de Molina probablemente pensarían que el proyecto de la Sociedad de Ciencias Aranzadi para el Ayuntamiento de Galdácano se limitaría a exponer esos casos. O que ocuparían un lugar destacado dentro de las vulneraciones de derechos en nuestra historia reciente. No es así. Junto a esos diez asesinatos la web incluye otras 154 entradas. En el párrafo anterior aparecen nueve de las diez personas que ETA asesinó en el pueblo. Falta uno:

Eloy García Cambra. Lo he dejado para el final porque el siguiente nombre de la lista es uno de los 154 restantes: Xabier García Gaztelu; Txapote. Y así se entiende todo.

El nombre de Txapote aparece justo después del de uno de los primeros asesinatos que cometió ETA. Los dos son tratados por Aranzadi y el Ayuntamiento de Galdácano como víctimas de vulneraciones de derechos humanos. García Cambra fue asesinado por un compañero de García Gaztelu; García Gaztelu no aparece como asesino, sino como víctima de "Exilio y destierro por persecución policial y miedo a torturas". 

Hay más. 

Julián Arregi, que "estaba realizando un atraco en la sucursal del Banco de Vizcaya en Galdakao cuando resultó herido de bala". Jon Bienzobas, otro asesino que también aparece como víctima de persecución policial y de política penitenciaria. Francisco Javier Martínez Izagirre, 'Javi de Usánsolo', asesino del niño Fabio Moreno. Kepa del Hoyo. Iñaki Krutxaga. Iosune Oña. Gorka Martínez. Jon Crespo. Fuentes como Iñaki Egaña y Euskal Memoria.

Así sigue la lista. Decenas de asesinos, miembros y simpatizantes de una banda terrorista -cruelmente encarcelados- junto a los diez asesinados por ETA. Esto es lo que se está haciendo en el País Vasco. Esto es lo que votan los jóvenes de Bildu. Esto es lo que vota Txapote.

Pero la indignación, como siempre, va por otro sitio.

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