Opinión

El ultraoptimismo de Wall Street

La mayoría de los inversores pueden estar satisfechos con sus carteras ya que superan con mucho la inflación, objetivo principal para todos

Las elecciones francesas dispararon, desde su convocatoria, la volatilidad de las bolsas europeas. Wall Street, sin embargo, sigue marcando numerosos récords históricos con una tendencia alcista tranquila, sin apenas correcciones y con subidas pequeñas pero constantes. La estadística que reza lo de “sell in may and go away” está fallando y vender acciones estadounidenses parece una mala idea desde hace mucho tiempo, aunque la estacionalidad no sea favorable. En realidad esto es cierto para los índices pero no para las acciones ya que si excluimos las grandes tecnológicas, que tanto peso tienen por su enorme capitalización, el panorama es distinto: de todas las acciones del S&P500, el principal índice bursátil, sólo una quinta parte supera la subida media del índice; es más, de las 500 hay 200 que están arrojando pérdidas en 2024. Esto implica que la subida no es generalizada, lo que si a un pequeño puñado de acciones como Nvidia, Apple, Microsoft etc. les da por bajar, aunque sea con una menor intensidad con la que se han elevado, el panorama bursátil del año cambiaría radicalmente.

El caso es que 2024 está resultando un año muy positivo para los inversores en renta variable de casi todo el mundo a pesar de que las bajadas agresivas de tipos de interés pronosticadas a finales de 2023 no se están produciendo. La mayoría de los inversores pueden estar satisfechos con sus carteras ya que superan con mucho la inflación, objetivo principal para todos: que el dinero rente más que lo que perdemos en poder adquisitivo con el paso del tiempo. Para obtener ese plus a nuestros ahorros hay que arriesgar, comprar activos que pueden hacernos perder dinero si nos equivocamos (por ejemplo las últimas semanas han sido muy dolorosas para los que tenían su dinero en criptomonedas) y en el caso de las bolsas, cuanto más suben, más vértigo provoca seguir metiendo nuevos fondos. Quizás ese sea el motivo de por qué las tendencias alcistas son lentas mientras las bajistas no (la paciencia contra el miedo) ya que siempre hay más prisa para vender, si aumentan las preocupaciones, que urgencia por comprar.

Toda teoría queda anulada contra una cotización en la que hay dinero comprando a un precio en el que también hay papel vendiendo

Cuando no hay miedo a las alturas, cuando un activo no para de subir y subir, muchos empiezan a hablar de burbuja. En realidad sólo sabemos si algo es una burbuja a posteriori, cuando ya ha estallado. Todos hemos usado alguna vez esa expresión y la inmensa mayoría de las veces nos hemos equivocado y al final ha sido una cuestión de acostumbrarse. Lo que nos parecía caro a 100, cuando cotiza a 200 ya no lo es. Y eso ha pasado una y otra vez con los grandes valores tecnológicos, dejando en papel mojado los diferentes análisis de tantos que viven de hacerlos. Una y otra vez estos ejecutivos que no arriesgan su propio dinero pero son amplificados por los medios especializados de todo el mundo cuando dictan sus “precios objetivo”, se equivocan pero van actualizando sus informes dejándose llevar, como al fin y al cabo hacemos todos, por los precios, que son la única variable real en el mundo de la bolsa. Toda teoría queda anulada contra una cotización en la que hay dinero comprando a un precio en el que también hay papel vendiendo.

Y ahora mismo, a pesar del vértigo que provocan las cotizaciones tan elevadas de, por ejemplo, Nvidia (sube más del 150% en 2024, más de un 28.000% la última década), quizás el mayor ejemplo de la actual fiebre por comprar bolsa estadounidense, la más mínima corrección del precio engancha a nuevos inversores. Una de las características de una burbuja es que las previsiones son irreales, sin embargo aún es pronto para saber si lo son porque nadie sabe si la Inteligencia Artificial será o no el filón que tantos descuentan. Lo que sí se sabe es que Nvidia, y otras compañías, presentan resultados del segundo trimestre en unos días y se da por hecho que serán buenos porque es evidente que su negocio está al alza. ¿Lo bastante como para justificar su capitalización que supera con mucho los 3 billones de dólares? Yo no lo creo, y de hecho el PER (Price Earnings Ratio, ratio que divide el precio al que cotiza una empresa entre el beneficio por acción), marca un nivel elevadísimo (75, Apple, por comparar, está en 35). Una empresa no cotiza “cara” o “barata” por el dígito de su cotización sino por la relación que tiene ese número con sus beneficios.

Antes del fuerte tirón del Nasdaq de hace 30 años, era raro ver un PER por encima de 20 pero las tecnológicas cambiaron esto ya que empezaron a contar más las expectativas de fuertes crecimientos que las ventas pasadas, lo cual tiene sentido… si la expectativa se cumple. Por ejemplo, Yahoo llegó a tener un PER de 400 antes del estallido de la burbuja “.com”, la española Terra ni siquiera llegó a presentar beneficios, difícilmente se podía calcular su PER. No abogo por volver a fijarnos en el PER como método de valoración (para mí ninguno vale, el precio en cada momento es lo único que importa) pero nos sirve para saber que, en relación con otras cotizadas, Nvidia -y otras como Tesla o Amazon- están descontando demasiado del futuro (ya que esperan unos beneficios muy superiores a los actuales), y eso invita a la prudencia. Más con los problemas económicos y geopolíticos por todos conocidos. Yo abogo por un verano pacífico, y comprar a estos niveles bolsa estadounidense no me aporta ninguna tranquilidad.

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