Opinión

Un candidato de derechas ideal

Dos alemanes de pro, Konrad Adenauer y Otto von Bismarck, dejaron claro qué era esto de ser político. El primero, al ser preguntado acerca del secreto para triunfar en este

Dos alemanes de pro, Konrad Adenauer y Otto von Bismarck, dejaron claro qué era esto de ser político. El primero, al ser preguntado acerca del secreto para triunfar en este terreno, dijo con zorrería que lo importante no era llevar razón, sino que los otros te la diesen; el segundo declaró que con las leyes pasaba lo mismo que con las salchichas: mejor no ver cómo se hacen. Sabido esto por boca de dos conservadores atiendan quienes deseen ser candidato de la derecha.

En primer lugar, usted puede ser muy de derechas, pero debe cuidarse como de meter el móvil en el retrete en decirlo. Conservador, liberal, de centro derecha, como si quiere usted afirmar que es medio campista. Todo menos decir “Sí, ¿qué pasa en Cádiz?, soy más de derechas que el sombrero de copa de Cánovas del Castillo”. Este es un país de acomplejados y ser de derechas no está bien visto. Si fuera usted comunista, socialista, separatista o pro etarra podría manifestarlo con naturalidad, pero ay de aquel que se confiese derechoso porque le van a dar la del pulpo. Así pues, para no asustar al electorado, al IBEX y, especialmente, a la señora Botín y al Grupo Prisa – son lo mismo – achantando la mui al respective.

Otro tanto le recomiendo con el modelo autonómico. Aunque usted sepa, como sabemos todos los españolitos de a pie, que supone un gasto insoportable, que solo han servido para crear castas parasitarias locales que poco tienen que envidiar al antiguo caciquismo, que no administran ni mejor ni con más eficacia y que, encima, han potenciado los separatismos que están a punto de cargarse la igualdad entre españoles, ¡chitón! Hable usted elípticamente de flexibilización, de mayor coordinación entre administraciones, de los lazos emocionales que nos unen, en fin, saque el violín y desgrane un bonito vals, pero ni se le ocurra mentar que está usted por una reforma constitucional en ese sentido y mucho menos por abolirlas. De meterse con el cupo vasco o el nacionalismo catalán no hace falta ni que le advierta. Cuídese de tamaña osadía como de ir de testigo a un hara-kiri. Que, además, los barones territoriales le pueden organizar una matanza de San Valentín si intuyen que les pretende quitar su juguetito.

Es cuestiones de género es imprescindible que diga que la mujer siempre tiene la razón, que el crimen tiene género y si añade que el robo, el secuestro, el terrorismo, las erupciones volcánicas, los maremotos o la lluvia ácida también, eso que saldrá ganando. Por descontado, usted está a favor del cambio de sexo diario según se levante el personal, deberá acudir a toda fiesta que se organice a propósito del asunto, aunque sea a que le escupan y lo echen a patadas, y mucho ojito con el lenguaje, porque si no dice todas y todos, la habrá metido hasta el corvejón. Imponga cuotas de mujeres, de gais, de nacidos en Ponferrada, de miopes, de lo que sea, todo ayuda a que el caldo sea más espeso. Y no diga que ha colocado a tal o a cual por sus méritos empresariales o su currículo académico porque triunfar en la vida por tu esfuerzo o tu talento es de fachas.

Recuerde lo importante que es hablar siempre bien de los palestinos, criticar el gasto en defensa, dejar la política hispanoamericana en manos de terceros, no hacerse fotos con militares y desear, como Sandra Bullock en “Miss agente especial”, la paz en el mundo. Con los sindicatos, a partir un piñón; con la iglesia, mantenga las distancias aunque sea usted de misa diaria; con los pequeños empresarios y autónomos, buenas palabras, pero súbales la cuota; con las familias, sonrisas y parabienes, pero fríalos a gastos para que baje la natalidad; con la inmigración ilegal, contemporice y deles muchas paguitas: nada de invertir en ciencia, educación, fuerzas de seguridad, por descontado y, finalmente, hable usted de lo importante que es vincular la universidad con la empresa y lo básico que supone tener una buena formación profesional. Hace cuarenta años que lo dicen todos.

Finalmente, si quiere ser un candidato de derechas ideal hable pésimamente de VOX, aunque tenga que pactar con ellos. Porque lo que interesa es un candidato de derechas, sí, pero “homologable”. Y uno se pregunta ¿homologable con quien y para qué? Pero eso son otros Garcías. Si sigue usted estas indicaciones verá como los Bildelberg o los Davos lo invitan. Con menos que eso hay quien ha hecho carrera.

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