Las estrategias se aplican, no se cuentan, señala un viejo aforismo de la política y de los negocios, al cual yo añadiría: y mucho menos a seis días de unas elecciones. Porque eso, justamente, revelar una estrategia en el peor momento, es lo que hizo Alberto Núñez Feijóo este lunes de forma incomprensible y dañina para sus intereses electorales con su propuesta de moción de censura.
El líder del PP acudió al programa de Susana Griso en Antena 3 a contar a los cuatro vientos que no descarta presentar esa censura contra Pedro Sánchez, aunque tenga que sumar para ello los votos del PNV y de ese Junts per Catalunya del amnistiado Carles Puigdemont nada menos que con los de Vox y Santiago Abascal.
Ni con imputación de Gómez
No descartemos que España acabe volviéndose ingobernable dentro de unas semanas o meses, a raiz de la imputación por corrupción y tráfico de influencias de la esposa de Sánchez, Begoña Gómez, pero entonces, ténganlo por seguro, el presidente del Gobierno convocaría elecciones anticipadas para mantener controlada la iniciativa y la agenda políticas.
Proponer a los votantes del PP, muchos de los cuales están pensando si acudir a las urnas para participar en unas elecciones europeas tradicionalmente poco motivadoras entre la población, la unión de dos enemigos irreconciliables, Abascal y Puigdemont -uno quiere al otro en la cárcel-, para llevar a Feijóo en volandas a La Moncloa resulta extravagante y arriesgado. Como poco.
Suena todo muy a partida de parchís -ya saben, como una y cuento veinte-, pero sobre todo, suena profundamente contradictorio. Hace tan solo diez días, el domingo 27 de mayo, el PP sacó a la calle en Madrid a decenas de miles de personas a protestar contra una Ley de Amnistía cuyo principal beneficiario es ¡tachán!… ese Puigdemont a quien ahora no se hace ascos como socio.
Fíjense si será arriesgado que no habían pasado ni dos horas de la entrevista de marras y ya estaba la Dirección del PP matizando a su líder: el “camino” es ganar a Sánchez de forma rotunda en los comicios europeos de este domingo y obligarle así a adelantar las elecciones generales a este próximo otoño.
Cuentan los dirigentes de la calle Génova con que, previamente, el líder socialista habrá negado tres veces a Puigdemont en el Parlamento de Cataluña cerrándole el paso a su vuelta a la Presidencia de la Generalitat, para poner al ganador de las elecciones del 12M, Salvador Illa, y, a su vez, el líder de Junts dejará al socialista colgado de la brocha y sin presupuestos generales del Estado 2025.
Independentismo “traidor”
Qué quieren que les diga… Suena todo muy a partida de parchís -ya saben, como una y cuento veinte-, pero sobre todo, suena profundamente contradictorio. Hace tan solo diez días, el domingo 27 de mayo, Feijóo sacó a la calle en Madrid a decenas de miles de personas para protestar contra una Ley de Amnistía cuyo principal beneficiario es ¡tachán!… ese Carles Puigdemont, a quien ahora no hace ascos como socio.
¿Cómo explicar a los votantes populares y, sobre todo, como explicaría Abascal a los suyos de Vox tan solo unos días antes de votar el 9J, que el plan es echar a Pedro Sánchez de La Moncloa con los votos del independentismo “traidor a España” que gritaban los parlamentarios de Vox en la tormentosa sesión parlamentaria para la aprobación de la norma?
Hace tan solo una semana el propio Feijóo aseguraba que no es momento de mociones de censura… ¿Qué ha cambiado? ¿Acaso unos sondeos que han ido estrechando el margen de diferencia del PP con el PSOE tanto que ya no da para convertir las elecciones europeas en un plebiscito sobre Pedro Sánchez, so pena de que se vuelva en tu contra?
Hace tan solo una semana el propio Feijóo aseguraba que no es momento de mociones de censura… ¿Qué ha cambiado? ¿Acaso unos sondeos que han ido estrechando el margen de diferencia del PP con el PSOE tanto que ya no da para convertir las elecciones europeas en un plebiscito sobre Pedro Sánchez so pena de que se vuelva en tu contra?
A veces da la sensación de que a éste PP se le hacen largas las campañas electorales; comienza muy bien, con una distancia demoscópica sobre el PSOE aparentemente infranqueable, pero acaba pidiendo la hora al árbitro.
Y lo más sorprendente es que puede acabar ocurriéndole dos veces en menos de un año: en las elecciones generales del 23 de julio de 2023, las cuales ganó pero de forma insuficiente, y veremos si éste 9 de junio a propósito de unas elecciones europeas en las que la derecha continental apunta a una victoria sobre la socialdemocracia.
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