Opinión

¿Usted también es violento, franquista y oligofrénico?

El entorno político de Pedro Sánchez desprecia a quienes protestan contra sus mentiras

Qué bonito es sentirse cuidado. El pasado domingo, durante la clausura del Congreso del Partido Socialista Europeo, Pedro Sánchez dijo en Málaga las palabras que todos queríamos escuchar: “Gobernaré cuatro años más para todos los españoles”. No es una frase hecha, sino un bálsamo político en tiempos de crispación. El mismo día también pidió al Partido Popular “cordura y mesura” durante las protestas. ¿Cómo no alegrarse de tener un líder que evita el insulto, respeta al adversario y huye del guerracivilismo? Un digno discípulo de José Luis Rodríguez Zapatero.

De manera sorprendente, debido a algún fallo en The Matrix, en esas mismas horas el PSOE emitía un comunicado con un tono algo distinto. Contenía párrafos como este: “Hoy tenemos enfrente a una viejo enemigo que llevaba décadas disfrazado dentro del Partido Popular y que ahora se muestra, sin ninguna vergüenza, con toda su crudeza. La ultraderecha española, nostálgica del franquismo y alumna aventajada de los predicamentos de personajes como Trump o Bolsonaro, ha decidido recorrer el camino de la violencia callejera para lograr sus objetivos políticos”. El documento llevaba el título de “No serán estos los que nos dobleguen". A algún asesor, por lo que sea, no le había llegado la consigna conciliadora del presidente.

En realidad, nadie pretende doblegar al PSOE, sino devolverle a la posición erguida después de los acuerdos de investidura con el separatismo

El lunes por la mañana hubo intervención de la vicepresidenta Yolanda Díaz, aclarando la posición de Sumar. La cima de su discurso fue inolvidable, a ella misma debió de gustarle tanto que la repitió ayer en la tribuna del Congreso: “La derecha de nuestro país está cambiando, se está transmutando ante nuestros ojos (…) Ya no es conservadora, no se propone conservar lo bueno que nos legaron nuestros antepasados y llevarlo más allá, sino que tiene una auténtica voluntad destructiva (…) Es una derecha belicista y profundamente agresiva, que entiende la política como un auténtico combate”, advirtió. “Lo más grave: la deslegitimación es tan brutal que acaban por negar que España sea otra cosa que ellos mismos”. Todo esto con su conocido tono de “hacer pedagogía”, ya sabemos que cuando alguien no está de acuerdo con ellos es que algo hemos entendido mal.

Medio país oligofrénico

¿Van a gobernar, entonces, “para todos”? Elizabeth Duval, portavoz de Feminismo, Igualdad y Libertades LGTBI+ de Sumar, escribió este tuit have unos días, enlazando una foto del periodista Tucker Carlson en Ferraz: “El mundo nos mira. Concretamente, el mundo de los oligofrénicos trumpistas, los supremacistas blancos, los antivacunas, los de la Gran Sustitución o el asalto al Capitolio. Su problema no va con la amnistía: tienen un problema con la democracia, aquí y allá, y toda excusa sirve”, sentenciaba. Es hora de reconocerlo: los manifestantes antiamnistía tenemos un serio problema con la democracia, no como el progresismo que encajó con elegancia el triunfo electoral de Trump, el referéndum del Brexit, las victorias de Orbán, la presidencia de Bolsonaro, el ascenso del lepenismo y la vicepresidencia de Juan García Gallardo. Así están las cosas y todavía no ha comenzado la legislatura.

En fin, volvamos al principio: “Gobernaré cuatro años más para todos los españoles”. Si Yolanda Díaz, el PSOE y Elizabeth Duval han dicho estas lindezas en público, cuesta imaginar cómo hablarán en privado de quienes prefieren no votarles. En realidad, nadie pretende doblegar al PSOE, sino devolverle a la posición erguida después de los acuerdos de investidura con el separatismo. Cada vez está más claro que pedimos lo imposible.

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