Pegasus, un spyware de una empresa israelí que sólo se vende a Estados bajo la condición de que sea destinado únicamente contra el terrorismo y el crimen organizado, ha sido utilizado para espiar a Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España.
El escándalo es mayúsculo, aunque a estas alturas cause mayor estupor el hecho de que tal supuesto haya sido desvelado en una improvisada rueda de prensa por Félix Bolaños, el señor que usa trajes fabricados por algún plan quinquenal de la antigua Europa del Este.
Los españoles estamos atrapados en una película de serie B desde que Sánchez llegó a La Moncloa. Todos los montajes que allí se elaboran son cutres y ramplones, salvo para la mayor parte de la prensa. Primero, el catalangate, que se montó con gente en nómina del separatismo, cuyos recursos salen del Presupuesto español. Denunciaron una conspiración de espionaje con Pegasus contra líderes que planeaban atentar contra el Estado. De forma inexplicable, el Gobierno dio carta de naturaleza a esa mercancía averiada mostrando un nerviosismo que indicaba el temor a que se descubriese algo peor ¿Qué?
Entienden que la fragmentación y el debilitamiento del Estado les mantiene cómodamente instalados en un poder omnímodo, autocrático, con vía libre para la extracción de recursos
La única realidad palpable es que los separatistas catalanes mantienen a Sánchez en el cargo para poder seguir extrayendo recursos del Estado. Éste es el verdadero punto concordante que muchos llevan años sin comprender. No se trata de que la izquierda y los separatistas tengan distinta ideología, sino una misma concepción de país, débil y expoliado. Entienden que la fragmentación y el debilitamiento del Estado les mantiene cómodamente instalados en un poder omnímodo, autocrático, con vía libre para la extracción de recursos de una famélica nación reducida a pagar impuestos y ser insultada.
En esta encerrona a los españoles siempre se anteponen los intereses de Sánchez a los de la nación. El montaje es la sincronización de los hechos. Lo auténticamente palmario de todo este affaire es la traición a España al confesar la debilidad de las estructuras del Estado para neutralizar los titulares de prensa impulsados por sus socios de Gobierno. No puede elegir otros socios porque sólo con ellos tiene un interés coincidente, una compartida visión de nación sin identidad y un Estado que la controla al servicio de un sector de su política.
Los españoles, más que indignarnos por la exposición del CNI. queremos saber qué se ha descubierto mediante el pinchazo del móvil del presidente del Gobierno. Desde que llegó al poder, no ha rendido cuentas por nada ni ha asumido responsabilidad alguna. Sánchez ostenta el mayor grado de impunidad de un dirigente en eso que conocemos como países desarrollados.
Los medios aceptaron las condiciones del Gobierno sobre la verdad que se debía publicar y quién debía debía verificarla. Para colmo, se metió a Pablo Iglesias en el CNI
Las maletas de Delcy, el escándalo Plus Ultra, comités falsos de expertos para justificar la supresión prolongada de nuestros derechos y libertades. Ghali y Marruecos. El indulto a los golpistas, la opacidad en los millonarios contratos durante la pandemia. La vida de jeque de Dubai que tiene con tanto asesor y vacaciones pagadas declarados secretos de Estado para no rendir cuentas.. Sin olvidar ese enorme elefante en la habitación de las irregularidades democráticas del Gobierno, Dolores Delgado. Y no pasa nada. Ahí sigue, intocable y blindado en el sillón del poder.
La pandemia fue aprovechada para asentar esta impunidad. Los medios aceptaron las condiciones del Gobierno sobre la verdad que se debía publicar y quién debía debía verificarla. Para colmo, se metió a Pablo Iglesias en el CNI. Hasta en esa lobbycracia que es EE.UU. las ruedas de prensa son feroces.
¿Qué sabe Washington de Sánchez?
Es cierto que los norteamericanos han priorizado como socio a Marruecos frente a España. Pero hay hechos que mueven a la sospecha, como no coger el teléfono o tratar como a un apestado al jefe de un Gobierno supuestamente aliado, en medio de un asalto organizado a nuestras fronteras, apunta a que hay alguna razón que desconocemos y se nos oculta. Es extraño que ni siquiera Biden, acostumbrado a titulares sobre filtraciones de portátiles personales, haya querido aparecer más de veinte segundos a su lado. Perdonen que insista en la pregunta que repetía hace un año con preocupación desde este rincón ¿Qué sabe EE.UU. de Pedro Sánchez?
Un Gobierno extranjero sin determinar, merced a Pegasus, sabe más de lo que hace el presidente del Gobierno que la prensa y los ciudadanos españoles a los que jamás rinde cuentas. El verdadero escándalo es que no sabemos nada de lo que hace este Gobierno tras el telón de la farsa mediática de demonización de la derecha.
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