La victoria electoral tiene nombre de mujer, Isabel Díaz Ayuso, a la que pocos conocían hasta hace un par de años, que con su liderazgo made in Madrid ha recibido más críticas que alabanzas en su corta trayectoria, que ha sido la única que nos ha provocado risas, sonrisas o burlas –según se mire- con su libertad de tomar cañas, de vivir a la madrileña y de no encontrarte a tu ex en la capital del kilómetro cero. Incluso dentro de su partido algunos le han dado la espalda, y otros la han respaldado como su profesora política Esperanza Aguirre junto a la que vivió su desarrollo profesional.
Ayuso ha sabido leer la calle, bien orientada por Miguel Ángel Rodríguez, y en plena pandemia y con restricciones sanitarias, le ha funcionado su apuesta por la libertad
Bien sea su populismo o su capacidad para conectar con la gente, Ayuso ha conseguido arrasar de una forma que ni en las filas populares se esperaban. Goza de la confianza de un experto en comunicación directa y polémica, conocido por MÁR, con larga trayectoria –se gestó con José María Aznar- y experiencia, sin pretensiones de ciencia política sino basándose en la ciencia del conocimiento de la calle.Cercano y campechano para los que le hemos tratado en tertulias y con gran capacidad de lanzarse a la yugular de cualquiera que no sea de su equipo.
No caben más vueltas, es muy sencillo. Ayuso ha sabido leer la calle, bien orientada por Miguel Ángel Rodríguez, y en plena pandemia y con restricciones para preservar la salud, le ha funcionado -como no hubiese funcionado hace un par de años- su apuesta por la libertad, tanto para trabajadores y empresarios, en especial del sector hostelero, circunstancia que se ha reducido a algo tan típico de Madrid como irse de cañas. Cierto es que quienes hemos vivido en esa comunidad nos hemos sentido siempre acogidos por los 'gatos' –léase madrileños de pura cepa- y por los que no lo son. Hay muchos catalanes que dejaron Barcelona para abrirse camino periodísticamente hablando en Madrid y otros tantos que viajan periódicamente de Sants a Atocha por motivos laborales.
El adiós de Iglesias
Ella baila sola, tras la extinción de Ciudadanos en la comunidad, Díaz Ayuso con sus 65 escaños –el 44,7% de los votos, loable- y a sólo cuatro de la mayoría absoluta va a poder hacer y deshacer en libertad, palabra que ha proclamado hasta la saciedad en las dos semanas de campaña y sobre la que se han visto obligados a pivotar todos los candidatos. La han votado desde el barrio de Salamanca a Vallecas, el mapa de la región sólo es de color azul, sin matices. Aunque Madrid no es España pero sí España es Madrid, como dice Ayuso, es difícil no hacer una extrapolación a lo que puede ocurrir en un par de años en la carrera hacia la Moncloa. La campaña acaba de arrancar. Las mujeres en estas elecciones han tomado una visibilidad a la que aún no estamos tan acostumbrados en la política de este país. Ayuso ha arrasado en las urnas y ha llevado al PP de Madrid al cielo, ha enviado a la UCI al partido de Inés Arrimadas, ha provocado el adiós de Pablo Iglesias y ha neutralizado a Vox.
Ciudadanos no lo tenía fácil para defender el centro perdido en tan poco tiempo, pero sí que ha tenido un buen candidato. Como en todo, cabe ser justos, Edmundo Bal no es culpable de la situación del partido y es un gran activo y un leal apoyo para Inés y para una formación que sigue cayendo en picado. Desde ahora empieza su larga marcha hacia la reconstrucción, tras la derrota del 10-N quedándose cuando se quedó con tan sólo diez diputados en el Congreso, de los 57 que tenía, un resultado que enterró la carrera política de Albert Rivera. A ello hay que sumar su reciente derrota en Cataluña, donde pasó de 36 a seis parlamentarios y su desaparición de la Asamblea madrileña, de 26 a cero.
La disputa por la izquierda
Mientras que Ayuso envía a la UCI a Ciudadanos, Más Madrid con la médica a la cabeza consigue anestesiar a Ángel Gabilondo. Dos líderes totalmente diferentes, Isabel Díaz Ayuso y Mónica García ganadoras de unas elecciones sobrevenidas por Murcia. Esta región jamás va a ser olvidada ni por C’s ni por el PSOE. Un solo partido ha superado a los tres de izquierda con una participación histórica. C’s tiene que hacer una buena lectura de lo sucedido para remontar y la izquierda también va a tener que hacer una buena campaña para lo que está por llegar en 24 meses. Empieza la cuenta atrás, seguimos en campaña. Cuídense, con mascarilla siempre.
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