El ardor estomacal que sufre la izquierda cuando de rendir cuentas se trata se ha puesto de manifiesto con el caso Vinícius. Un espectáculo deplorable, tristísimo, condenable y ejemplo de como algunos seres humanos están en este mundo porque tiene que haber de todo. Pero esos pedazos de carne con ojos que insultaron al jugador de manera repugnante no son los primeros en mostrarse de manera tan cafre, aunque quiera Dios y la ley que sean los últimos. El asunto daría de sí en otro momento sólo para manifestar la condena unánime de la inmensa mayoría en España, el repudio de instituciones y organismos y un buen palo al club por permitir que entren cenutrios desertores del arado como los infrascritos. Dicho lo cual, ves los informativos parece que en España no haya otra preocupación más que el racismo rampante. Ayer tocaba hermano de Ayuso y hoy Vinícius. Dar razón acerca de los millones que la UE ha entregado al gobierno de Sánchez y que nadie sabe dónde están ni quién los ha recibido, no, porque eso es fascista.
Un pequeño inciso histórico. Si España fuese un país racista no existirían ni mulatos ni criollos, ni habríamos edificado en Hispanoamérica catedrales, escuelas y palacios, ni los indígenas habrían podido estudiar porque aquello ERA España, eran provincias españolas. No colonias. Nadie decía “Vamos a las colonias” sino “Vamos a las Indias”, cosas ambas muy distintas. Y ahora comparemos con los yanquis: allí no ha quedado población indígena ni para muestra. El terrible jefe indio Gerónimo, al que pintan como un sanguinario salvaje, tenía partida de bautizo, hablaba español, era de religión católica y cuando nació los españoles llevaban por aquellos andurriales desde 1.540, sin mayor problema. A ver si pueden decir lo mismo de las compañías del ferrocarril.
A algunos todo les viene bien con tal de no hablar de lo importante. Ahora están con que España es un país racista.
Tuvieron que esperar a 1956 a que la Corte Suprema norteamericana declarase anticonstitucional que los negros tuviesen que sentarse detrás en los autobuses. Recordemos a quienes nos llaman racistas que unos cuantos siglos vivió Juan Latino, conocido como Juan de Sessa, entre 1.518 y 1.594 o 97, que ahí existen discrepancias. Don Juan era negro y fue la primera persona de su raza en recibir estudios universitarios en Europa, lo que por entones equivalía a decir en el mundo. Además, obtuvo una cátedra de Gramática y Lengua Latina en Granada. No quisiera extenderme, porque quien quiera buscar en la historia y no en la leyenda negra encontrará ejemplos a montones. Rojillos pálidos vestidos de pías damas del ropero comunista, España no es un país racista ni lo ha sido jamás. España tiene, como cualquier otra nación, su cupo de descerebrados miserables y tan mierdas que se creen superiores a cualquiera que no sea tan bestia e ignorante como ellos.
España tiene, como cualquier otra nación, su cupo de descerebrados miserables y tan mierdas que se creen superiores a cualquiera que no sea tan bestia e ignorante como ellos.
Pero de ahí a convertir en discusión de campaña al bueno de Vinícius va un mundo. Hasta Lula, el ex presidiario, ha salido a echar su cuarto a espadas en el tema. A ver, comunistas del tren de la bruja, ¿y si hablamos de su gestión? ¿Y si entramos en el racismo que determinados colectivos llegados de fuera manifiestan contra los españoles que los hemos acogido? ¿Y si empezamos a llamar a las cosas por su nombre y decimos que quienes insultaron a Vinícius son unos repugnantes fanáticos y quienes utilizan este lamentable suceso lo único que quieren es desplazar el debate de las cosas reales a esos predios ideológico-bobochorras donde tan bien se mueven?
Porque si tienen ardor electoral la culpa no proviene de que seamos racistas, machistas, fascistas o taxidermistas. Esas regurgitaciones nacen de ver como se les acaba el chollo. A mí no me engañan. Es un clarísimo caso de acidez preelectoral.
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