El gran problema español siempre fue tener a los peores enemigos dentro y en el poder, que convirtieron atacar España en el negocio más rentable del país. El monopolio de quienes más despreciaban la nación se debía a que sólo tenían enfrente la debilidad de quienes quedaban para defenderla. Este es el drama originario del resto de desdichas nacionales. Pero como todo evoluciona a peor, los españoles una vez despojados de la idea de patria, desterrada y reducida públicamente a una camiseta de fútbol de la «roja» como coartada, la España de las Autonomías propició el protagonismo de un hecho más visceral, el antimadridismo. Éste no tiene nada que ver con no ser madridista —cada uno puede ser del equipo que quiera y detestar al rival—, sino con el profundo y violento odio al Real Madrid como identidad conformadora del carácter personal. El nuevo foco inmoral transversal de una nación disuelta y reducida a identidades de estadios de fútbol donde La Liga y la Federación son el Estado corrupto.
Vinícius Jr. ha estallado tras cinco años de acoso mediático y agresiones en el campo de fútbol con el linchamiento racista en Mestalla. Vinícius utilizó esa eficaz arma que es el racismo ante la comunidad internacional para que interviniese en su defensa en esta republiqueta bananera. Pero su denuncia no es lo que ha provocado esta vergüenza internacional, sino los hechos contra él y la reacción furibunda del antimadridismo con el Presidente de La Liga acusando a la víctima de los hechos que ella ha sufrido. «Vinícius es el problema». No, no lo es. Una costumbre de maltrato colectivo integrada en la España democrática bilduetarra y secesionista catalana es culpabilizar a la víctima. Cualquier cosa que haga, incluso su presencia silente y resignada, como la de tantas víctimas, se considera una provocación. Eso gritaron a los simpatizantes de VOX en Marinaleda por estar en la calle.
El agresor cobarde decide qué actitud ha de tener la víctima del acoso, pero Vinícius no ha sido la víctima cómoda que desea el envidioso, acomplejado y matón chulesco que agrede y utiliza lo que más le puede doler. «Negro». Destruirle mentalmente para que se vaya del Madrid. España ha quedado como un pozo inmundo de racismo ante el foco mediático mundial que conlleva el fútbol y una estrella como Vini. Quizá el paletismo español, al que le importa tanto la opinión internacional, evite volver a denigrar a Vinícius por su color de piel ante una cámara.
Pero el racismo nunca fue la causa, sino el cauce de un odio más profundo que el de la raza en España, el antimadridismo. Vinícius Jr es la nueva estrella del Real Madrid y uno de los mejores jugadores del mundo en su posición con 23 años y promete largos años de triunfo y gloria al club blanco. Y eso es algo que no puede tolerar el sistema de poder futbolístico, arbitral y mediático dominado por un FC Barcelona que representa la corrupción estructural institucionalizada del problema.
El racismo nunca fue la causa, sino el cauce de un odio más profundo que el de la raza en España, el antimadridismo
Ese Sálvame futbolístico que es «El chiringuito», programa de A3 Media —en la órbita de la burguesía nacionalista catalana—, ha permitido ataques racistas sistemáticos a Vinícius desde que tenía 18 años. Los medios señalan, denigran y deshumanizan a la víctima. Muestran el camino del odio impune, a quién se puede vejar sin consecuencias y con recompensas. Los medios futbolísticos son profundamente antimadridistas —el diario Marca muchos días ha sido peor que el Sport— son los primeros culpables y responsables de este estado de acoso, división y violencia que trasciende el fútbol.
Vinícius no puede ser el problema cuando es el jugador que más faltas brutales recibe en la Liga y sin embargo tiene más tarjetas que el jugador que más faltas hace. Una actitud llamativa de un arbitraje enfangado en el caso Negreira. La impunidad y el silencio gracias a unos medios antimadridistas corruptos, que durante 30 años desconocieron la compra de árbitros por parte del FC Barcelona. El mayor escándalo de corrupción deportiva de Europa debería haber provocado que este club descendiese a segunda división durante años. Nada sucedió.
La impunidad y el silencio gracias a unos medios antimadridistas corruptos, que durante 30 años desconocieron la compra de árbitros por parte del FC Barcelona
Como ocurre con España, quien quedaba para defender el fútbol como principal perjudicado de esta corrupción, que compromete a LaLiga de Tebas como organización y a la federación de Rubiales, ha tenido una actitud tibia, centrista, moderada. El Real Madrid ha aceptado seguir jugando la Liga tras el caso Negreira. Ha callado durante años de agresiones e insultos racistas a Vinícius. La corrupción en España como todos los problemas importantes y estructurales que carcomen la viabilidad de su existencia sólo pueden combatirse con determinación. Esta ola de foco internacional es una oportunidad para provocar la caída de la corrupción de la Liga, si no, caerá el Real Madrid y resto de clubes decentes que no se defienden. Vinícius se marchará y nadie vendrá.
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