Opinión

¡Viva Aljaraque libre!

“¿Qué puede ser más noble y legítimo que la causa sentimental de todo un pueblo, señoría? ¿Qué es la ley para regular mi sentimiento? ¿Quién es usted para condenar mis aspiraciones?”

Avisados quedan. Todo lo que sigue es una fábula. Cualquier parecido con la realidad es solo mera coincidencia. Un concejal cualquiera, no sé, por poner, de Aljaraque, provincia de Huelva, está investigado, preimputado, imputado, acusado, encausado o como quieran que digan ahora los técnicos juridicistas al uso, por malversación de caudales públicos. El hombre acaparó, se apropió, desvió, sustrajo, o como quieran los mismos técnicos juridicistas al uso que se llame ahora, 253.315 euros del presupuesto del Ayuntamiento para que una sociedad municipal financiase la enajenación y adquisición de un terreno para la construcción de, no sé, un centro social avanzado de atención a menores tutelados con problemas de inclusión social, atención psicológica y tal y tal.

Todo, con sus pliegos, sus concursos y licitaciones, sus ofertas, su papeleo y demás. Todo, una añagaza, una cobertura pseudojurídica, una coartada para apropiarse del dinero, que además provenía de fondos de ayuda de la Junta de Andalucía para el cuidado y sostenimiento de familias y toda la palabrería bienqueda de este Estado social y de derecho. Progresista, claro.

"El dinero aparece, con sus meandros, en una cuenta de una sociedad de un primo de un amigo cuyo cuñado apareció una vez en la comunión de una sobrina cuya hermana mayor había sido contable en no sé qué gestoría y sabía cómo trastear".

El interventor, el secretario municipal, quien sea, da igual, sospecha, indaga, revisa, mira y remira… y nada. Dinero esfumado, proyecto inexistente, ni un ladrillo puesto. Disculpen lo burdo del ejemplo porque desconozco qué fórmulas de pillo puede haber para apropiarse de dinero público así, sin que se note demasiado. No tengo un Koldo en mi vida. Da igual. El dinero aparece, con sus meandros, en una cuenta de una sociedad de un primo de un amigo cuyo cuñado apareció una vez en la comunión de una sobrina cuya hermana mayor había sido contable en no sé qué gestoría y sabía cómo trastear con estas cosas.

A lo que vamos. Nuestro edil es un malversador de libro. Una jeta de cemento armado. Denuncia, querella, fiscal arriba, fiscal abajo, abogado del Estado personado… y el tipo queda acusado ya formalmente de una apropiación indebida de 253.315 euros del presupuesto del Ayuntamiento a la espera de que el juez le tome declaración.

- Oiga, y dígame, ¿puede explicarme el origen de ese ingreso del que usted parece último beneficiario?

- ¿Yooo? Mire señoría, no me malinterprete. Aquí hay un error. Me atribuye una intención de enriquecimiento que, con todo respeto, es falsa. En realidad ese centro está configurado como una plataforma para impulsar un sentimiento legítimo, identitario, puramente político. El dinero no es mío, ni es para mí. Mire, mire, mi bolsillo es transparente. Yo solo soy depositario de una ilusión. Es la financiación de una estructura política para la segregación de Aljaraque y financiar políticamente, eh, políticamente, un referéndum de autodeterminación. El pueblo tiene su derecho. La historia de Aljaraque, la persecución, siglos de opresión que nos pesan, ya sabe, señoría. Que debíamos ser independientes de Huelva. Una república separada, un cantón, lo que viene siendo una nación con Estado propio.

- ¿En serio me dice usted esto?

- Que usted no sabe, señoría, que nuestro sentimiento (se golpea el pecho a la altura del corazón) es que no encontramos encaje, ¿sabe? Que no nos sentimos onubenses. Que tenemos identidad propia. Que somos nación aljaraqueña. Que el dinero no es para mí, sino para una causa noble. Mire, Quebec, Kosovo y Aljaraque venimos a ser una unidad de acción en lo universal. Que no. Que eso solo responde a un sentimiento independentista insuperable. Que esto es imparable y que ese es un dinero del pueblo de Aljaraque para el pueblo de Aljaraque. Mire… aquí en esta servilleta de papel tengo apuntada la hoja de ruta. Yo, a diferencia de Puigdemont, no he contactado con la gente de Putin para tener un ejército propio de Aljaraque. Pero nuestro sentimiento es idéntico y los sentimientos no son ilegales. Es solo política. La acusación que me hacen ustedes es represiva, antidemocrática, persecutoria.

- ¿Señor fiscal, nada que decir?

- No, no, déjeme terminar -arrolla el concejal-. Dado que está en vigor una ley de amnistía que ampara la dedicación de dinero público, no para enriquecerme, válgame Dios, sino para poder expresar nuestra opinión por la independencia de Aljaraque, debo quedar exculpado. Entiéndalo, no es robar, es hacer política. No voy a ser menos yo que los Jordis. No me siento onubense ni español. Me siento aljaraqueño. ¿No ve los telediarios, señoría? La ley me ampara y protege, que yo he oído a Oriol, perdón, al señor Junqueras, y dice que esto es así. Que mi bolsillo es de cristal. Ese dinero, en realidad, lo admito, es también para poner embajada de Aljaraque en Kosovo, un derecho libre de un pueblo libre.

- Ya oiga, pero la amnistía es para el independentismo catalán. Y Aljaraque…

- Bueno señoría, ya se lo digo de modo reservado. Está prevista la futura anexión de Aljaraque a Cataluña, como Estado libre asociado en su momento, por compartir idénticos fines identitarios de convivencia y concordia. Está en mi moleskine.

- ¿Me dice entonces que los 253.315 euros del presupuesto del Ayuntamiento tienen un fin político, de interés público, empleables para la convivencia y la libre expresión de un deseo público de paz social, resarcimiento de una injusticia histórica, y de una autodeterminación administrativa por causas emocionales?

- Así es señoría. No tengo apego al dinero. Es solo el instrumento para una acción política basada en la libertad de los pueblos a ser soberanos para elegir su destino. Para opinar. Para votar. ¿Puede ser eso delito? La ley de amnistía distingue entre los que roban para ellos y los que destinamos el dinero público a una causa noble.

- ¿A través de sociedades interpuestas y testaferros?

- ¿Qué puede ser más noble y legítimo que la causa sentimental de todo un pueblo, señoría? ¿Qué es la ley para regular mi sentimiento? ¿Quién es usted para condenar mis aspiraciones? Más aún, le diré… Si me condena, me tendrán que resarcir esa cantidad y los intereses. Y otra rehabilitación moral por la injusticia sufrida. Y usted, señoría, me pedirá perdón. Está jugando con mi honestidad, mi honradez y mi libertad. Me criminaliza por un sentimiento, y eso es fascismo judicial. No estoy para jueguecitos ni cuestiones prejudiciales, ni monsergas. Me voy. Libertad para Aljaraque, amnistía para mí y ¡visca Aljaraque lliure! La ley de la democracia. Quédese ahí con sus puñetas, y vuelva a dejar el dinero que me ha bloqueado en la sociedad del primo de mi amigo, cuyo cuñado apareció una vez en la comunión de una sobrina suya, cuya hermana mayor había sido contable. Sí, en una gestoría, ¿sabe? Ea.

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