Aproximadamente 36,5 millones de españoles hemos de elegir las Cortes Generales -diputados y senadores- de las que saldrá el Gobierno de la Nación hasta 2023. Los españoles, titulares actuales de la soberanía histórica de España, elegimos para representarnos a los poderes Legislativo y Ejecutivo del Estado.
La competencia entre partidos políticos ya inunda los medios y las redes sociales con mensajes para atraer a los votantes con propuestas e inventivas de unos contra otros. Los partidos en su afán de conseguir el poder político suelen enganchar a muchos en la polarización ideológica entre derecha, izquierda y nacionalismos. Tragarse el anzuelo de los partidos con los encantos de la mercadotecnia electoral, sin mediar una reflexión crítica sobre el presente y futuro de España, conduce a gobiernos fallidos y a legislaturas estériles como tenemos bien presente en la memoria reciente.
Por ello puede resultar útil considerar tanto los contenidos de las propuestas electorales como el contexto español en las primeras décadas del siglo XXI. Valorar las propuestas de los partidos a la luz de las condiciones internas e internacionales que afectan a la Nación es requisito ineludible tanto para distanciarse del automatismo del voto al identificarse con líderes y siglas como para ponderar adecuadamente los efectos a medio plazo de unas u otras opciones políticas.
Valorar las propuestas de los partidos a la luz de las condiciones internas e internacionales que afectan a la Nación es requisito ineludible para huir el automatismo del voto
En efecto, los partidos políticos operan a corto plazo para conseguir y/o consolidarse en el poder político con promesas efectistas, pero las naciones operan a medio y largo plazo. La historia muestra con reiteración la destrucción de naciones por líderes que arrastran multitudes con señuelos ideológicos y simplismos populistas. Los siglos XIX y XX de España lo ejemplifican: la desmesura suicida de la I República Federal (1873-1874) con la creación de al menos de 27 estados independientes, la irresponsabilidad cainita de la II República (1931-1939), las dictaduras, la fratricida Guerra Civil (1936-1939), la erosión de la Constitución de 1978 por la corrupción y los nacionalismos separatistas...
Adoptar una perspectiva más allá de las campañas electorales lleva a considerar los engranajes clave que están en la base y sustentan a la Nación, cuyos ejes fundamentales forman el triángulo de oro de las naciones: socio-económicos, socio-culturales y político-administrativos que garantizan la seguridad y prosperidad de los ciudadanos. Algunos apuntes:
1. Ejes socio-económicos
Ocupados en otras cosas, hemos llegado tarde a todas las revoluciones industriales. También estamos llegando tarde a la cuarta, en fase de expansión. En un mundo de competencia global la economía española está anclada en un modelo industrial superado; no tenemos ninguna empresa del IBEX de la cuarta revolución industrial (tecnológicas y digitales). La atomización administrativa (autonomías), la burocracia y la presión fiscal desincentivan la grandes inversiones y la iniciativa. La deuda y el déficit, público y privado vienen creciendo desde 1990, pero se han multiplicado desde 2009.
Estos ejes repercuten negativamente en el proyecto vital de las personas: en su integración en el mercado laboral (la tasa de paro es endémica, hemos pasado de un 3,7%, en 1975, a un 21,2 %, en 2015); en las expectativas educativas (tenemos un sistema educativo mediocre, politizado, fraccionando en las autonomías, alta tasa de abandono de los estudios y escasa relación entre formación y empleo); en las costumbres de protección y socialización familiar (absentismo, desarraigo...); en la inversión de la pirámide poblacional (envejecimiento de la población)... La interacción entre los ejes económicos y los sociales determina la salud y futuro de una sociedad.
2. Ejes socio-culturales
La cultura es el alma de los pueblos, de su cohesión y futuro. La transmisión de la cultura a través de la educación familiar y escolar forma el carácter, nutre las expectativas vitales, fomenta el aplazamiento de la recompensa inmediata por el esfuerzo en pos de objetivos más ambiciosos. Es el fundamento del mérito y la capacidad cognoscitiva de las personas, constituyéndose como activo principal tanto para la vida individual como social.
¿Qué partido o coalición es más relevante para la estabilidad y el desarrollo socioeconómico y cultural de España? Para decidir el voto, esta es la pregunta que hemos de hacernos
La sociedad española contemporánea ya acusa el efecto de la cultura antiespañola que prodigan los nacionalismos separatistas y los partidos social-comunistas. La instrumentalización cultural se transmite en cascadas a través de la redes y algunos medios. Los noticiarios son el escaparate de la cultura de masas en demasiados casos ajena al valor: lo noticiable magnifica el parte de sucesos y encumbra la trivialidad.
Los ejes socio-culturales clave, que repercuten en el presente y futuro de España, están condicionados por las influencia en las costumbres de la cultura de masas. Algunos rasgos: las condiciones de vida y trabajo (rapidez e inmediatez, despoblación interior y hacinamiento en grandes ciudades, precariedad laboral crónica,); la salud y la educación (hábitos vitales poco saludables en alimentación, consumo de tóxicos, déficit de altas expectativas y esfuerzo, degradación del medio ambiente).
3. Ejes político-administrativos
Desvanecida la ilusión ingenua de la Transición democrática queda un sistema político colonizado por la partidocracia, la polarización izquierda-derecha decantada a los extremos, y la virulencia de los nacionalismos separatistas. Los relatos que propalan estos tres factores a través del duopolio televisivo, los medios separatistas y la redes influye en la mente de muchos y se expresa en conductas ideologizadas, fanáticas y violentas.
La proyección de esta realidad sociopolítica gravita negativamente sobre los ejes político-administrativos que sustentan la estabilidad y el desarrollo: la representatividad efectiva de las Cortes Generales con diputados y senadores elegidos con listas abiertas y desbloqueadas, mínimo del 4% de votos para obtener representación, sólo partidos nacionales con implantación en el 70% de las provincias, el control del poder ejecutivo y la corrupción con órganos independientes, la independencia real de la judicatura, la profesionalización de la administración (limitar los cargos de libre designación a ministros y directores generales), control de las “puertas giratorias”.
¿Qué partido o coalición es más relevante para la estabilidad y el desarrollo socioeconómico y cultural de España? Para decidir el voto es útil contraponer esta pregunta a la fronda de información y propaganda, a las mentiras y medias verdades de las campañas electorales.
Actuar así, con reflexión, es votar con la mirada en lo sustantivo (luces largas), aunque la sugestión pasional de las campañas electorales lleva a muchos a decidir en corto (luces cortas).
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