Vamos a desentrañar varios mitos de las últimas elecciones de Castilla y León y resolver una de las preguntas clave sobre dónde están los antiguos votantes de Ciudadanos y a qué urnas han ido a parar sus papeletas en las elecciones del pasado domingo. Porque el simple movimiento de escaños, lo que bajan unos y lo que suben otros (por Vox), no implica un trasvase directo de votos de Ciudadanos hacia el resto de las formaciones de derechas.
Miremos en primer lugar los bloques de la izquierda y la derecha y comparemos los resultados del 13-F con lo votado en las últimas elecciones generales a nivel nacional, en 2019. Entonces, todos los partidos de izquierda en Castilla y León sumaron 533.540 votos frente a los 423.594 registrados ahora. Las izquierdas se han dejado por el camino 109.945 votos y una caída del 6,8%.
En el lado opuesto, las formaciones de derechas sumaron en 2019 un total de 713.204 papeletas mientras que ahora se han quedado en los 645.687 votos. Un descenso de 67.517 papeletas y un 1,7%. Solo las fuerzas localistas, regionalistas o de la plataforma España Vaciada (Soria Ya, Unión del Pueblo Leonés o Por Ávila) suman más ahora que hace tres años: de 81.465 votos en 2019 a 136.237 el domingo (54.772 votos más y una subida del 5,1%).
Las formaciones de derechas sumaron en 2019 un total de 713.204 papeletas mientras que ahora se han quedado en los 645.687 votos. Un descenso de 67.517 papeletas y un 1,7%.
La primera conclusión parece clara: si los antiguos votantes de Ciudadanos y de su líder, Francisco Igea, se hubieran ido al PP o a, en su defecto, a Vox, el bloque de las derechas, en ningún caso, podría perder casi 70.000 votos con respecto al 2019. ¿Qué nos indica esto? Que el antiguo votante de Ciudadanos está muy desmovilizado, huérfano de opciones políticas que le representen adecuadamente, y por tanto, ha optado en gran medida por la abstención, dado que ese hipotético trasvase tampoco ha beneficiado al bloque de la izquierda.
La mayor parte de los partidarios de la tercera vía liberal, de un hipotético proyecto bisagra, no han encontrado motivos de peso para ir a las urnas este domingo. La mayoría se ha quedado en la abstención, sin apoyar el adelanto electoral propiciado por Alfonso Fernández Mañueco. Y si aplicamos la misma regla de transferencias de votos que usó el CIS en su estudio preelectoral, podemos concluir que uno de cada cuatro de los antiguos votantes ‘naranjas’ ha preferido abstenerse antes de revalidar a Ciudadanos, apoyar al PP o sus posibles pactos con Vox o pasarse al bloque de la izquierda que lidera, a nivel nacional, el presidente Sánchez.
Ciudadanos ha pasado de sumar 94.680 votos en las generales de 2019 a registrar 61.290 votos en las elecciones a las Cortes regionales. ¿Y qué ha pasado con esos 33.390 votos perdidos? La fórmula de transferencias del CIS nos ayuda a entender, con el escrutinio ya cerrado, que Francisco Igea solo ha logrado retener al 29,2% de sus votantes, y que el 24,2% (ese uno de cada cuatro que mencionamos) se ha ido a la abstención. Otro 21,1% habría vuelto al Partido Popular; un 5,8% al PSOE; y otro 5,6% estaría ahora en Vox.
Ciudadanos ha pasado de sumar 94.680 votos en las generales de 2019 a registrar 61.290 votos en las elecciones a las Cortes regionales. ¿Y qué ha pasado con esos 33.390 votos perdidos?
Aunque empeora sus resultados, Ciudadanos coge aire momentáneamente y frena su desaparición parlamentaria de las instituciones, lo que le permite afrontar las elecciones en Andalucía con alguna posibilidad de mantener cierta representación. Esto se puede interpretar también como un pequeño voto de confianza al liderazgo de Inés Arrimadas a nivel nacional, con acuerdos a ambas partes del arco parlamentario. En este sentido, la marca sobreviviría y daría alas a sus líderes para seguir trabajando con sus propias siglas en los futuros comicios autonómicos que se convoquen.
Francisco Jerez y Carles Salom / Asuntos Públicos Estrategos
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