La gestión de la crisis del coronavirus llevada a cabo por el Gobierno de Pedro Sánchez está generando un creciente malestar en el arco parlamentario y en la mayoría de las comunidades autónomas. A pesar de las llamadas al consenso y la unidad, el Ejecutivo apenas está contactando con los demás líderes políticos y las conferencias con los presidentes autonómicos son casi siempre tras aprobar alguna medida y no antes de ponerla en marcha.
La oposición, por su parte, eleva el tono de las críticas cada jornada, con Vox como estilete de un Ejecutivo que se enfrenta, al igual que todos los líderes occidentales, a un escenario inédito y desconocido. Este descontento traerá una crisis gubernamental que el Partido Socialista tendrá que lidiar frente a los intentos de la oposición por castigar al Ejecutivo.
Se exigirán las lógicas responsabilidades políticas por la gestión realizada contra el coronavirus. La clave principal será el número de muertes por la Covid-19 y la reacción tardía para afrontar la crisis. Aquí hay diferentes posibilidades que se fijarán, en buena medida, por las encuestas de intención de voto. Algunas ya dan crecimiento a PP y Vox, así como el estancamiento de todos los demás partidos, excepto del PSOE, que sufre un ligero desgaste. Con este panorama, estas son las alternativas más probables:
1.- Que Vox presente una moción de censura. La clave, en este caso, será ver qué papel juega el Partido Popular. El partido de Pablo Casado no puede dejar la iniciativa de la crítica feroz a los ultraconservadores, pero tampoco puede aparecer como un partido que no es alternativa de gobierno y con altura de miras de Estado. No obstante, para que la iniciativa prosperase, necesitaría que tanto PNV como ERC dejaran de apoyar al actual gobierno, que sería posible, aunque deberían favorecer un candidato de una formación política del bloque de derechas, que hoy por hoy está descartado.
2.- Que la oposición logre impulsar una Comisión de Investigación en el Congreso de los Diputados o, en su defecto, una subcomisión de estudio dentro de la Comisión de Sanidad. En este caso, harán desfilar a buena parte del Gobierno para convertirlos en la cara de la crisis y en los responsables políticos de sus nefastas consecuencias.
Reajuste de Gobierno
3.- El Gobierno, por su parte, intentará anticiparse y marcar la agenda política. No es descartable que Sánchez provoque dimisiones dentro del Ejecutivo y afronte una remodelación profunda para intentar paliar la crisis, sin ser descartable un posible cambio de alianzas También usará los datos de la pandemia en otros países para justificar su actuación. Cuando vuelva la actividad parlamentaria, Moncloa impulsará distintos temas nuevos o pendientes para tratar de quitar el foco del coronavirus y no es descartable un adelanto electoral en el medio plazo.
4.-Unidas Podemos tratará de ganar fuerza en la calle con las personas más desfavorecidas de la crisis, aunque es una apuesta arriesgada ya que muchos de sus antiguos votantes ya los ven como unos miembros de la ‘casta’ que antes denunciaban. Intentarán protagonizar el discurso social del Gobierno dejando en alguna ocasión en evidencia al propio Sánchez.
5.- Quienes aprovecharán la crisis y la vorágine parlamentaria serán los llamados nacionalismos periféricos, en especial el catalán y el vasco, que tratarán de desgastar la imagen del Estado. Torra acusará al Gobierno de negligente e insensible con los presos del 1-O, y profundizará en su huida hacia adelante con el procés. En el caso del PNV buscará sacar el mayor rédito posible y ERC, se distanciará del Gobierno por la competencia en la hegemonía independentista que mantiene con Puigdemont y los suyos.
También se crispará el ambiente social. Se generará una presión alta desde los medios de comunicación sobre todo de línea editorial más conservadora. Superior incluso a las vividas tras el 11-M o la crisis económica de 2008 con Zapatero. Se pondrá el foco en el elevado número de víctimas, los agujeros en la Sanidad pública (a pesar de ser competencia autonómica) y el caos de la compra de material sanitario, en la demora a la hora de reaccionar por parte del Gobierno, la poca transparencia del Ejecutivo o la falta de planificación para salir de la crisis. Los medios ‘progresistas’, por su parte, recuperarán el fantasma de la crisis de 2008, los recortes sanitarios y el rescate a la banca para exigir a Sánchez e Iglesias medidas sociales, inversión en el sector público y un mayor esfuerzo fiscal de las empresas y las rentas altas.
Precisamente, el debate fiscal cobrará una especial relevancia. Las medidas keynesianas que pretenden impulsar los gobiernos de medio planeta obligan a llenar las arcas públicas con nuevos y cuantiosos ingresos. Aquí se verá una batalla ideológica entre la derecha y la izquierda. Unos apostarán por disparar el gasto público mientros los otros, condenados como están a inyectar desde el Estado dinero a la economía en forma de prestaciones, créditos ICO, posiblemente la entrada en empresas de interés, etc., pondrán la lupa en que ese gasto sea controlado y no vaya a parar a iniciativas improductivas.
Se avecinan tiempos muy convulsos para la política española, pendiente aún de conseguir los tan anunciados, pero pocas veces conseguidos, acuerdos de Estado.
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