Ximo Puig le ha visto las orejas al lobo y ha tomado una decisión. Se ha independizado del PSOE de Ferraz y ha creado el socialismo a la valenciana, que consiste en llevar la contraria a Pedro Sánchez en materia fiscal. Todo sea por sobrevivir a las elecciones de mayo y seguir al frente de la Generalidad. Atrás queda aquel presidente que necesitó de más de un nanosegundo para fulminar a su vicepresidenta Mónica Oltra, imputada por haber encubierto los abusos de su exmarido a una menor tutelada.
El nuevo Puig está inspirado en Isabel Díaz Ayuso y Juanma Moreno, acaba de anunciar una bajada de impuestos a todos los valencianos, también a las rentas altas. Pronto le oiremos decir aquello de “el dinero donde mejor está es en el bolsillo de los ciudadanos”. Los feroces ataques a Madrid por lo del 'dumping fiscal' se han guardado en la guantera del buga con el que hacía la ruta del bakalao, genuina aportación levantina a la movida de los ochenta. Claro, con un conseller de Hacienda llamado Arcadi España se entiende que haya visto la luz y haya querido beneficiar al 97% de los contribuyentes (y votantes) de la región. Y puestos a copiar, sin en los impuestos es a Madrid, en la política lingüística es a Cataluña ya que impulsa un plan de inmersión en los colegios muy propio de quien cree en el pancatalanismo y se siente primer mandamás de una comunidad que es como el extrarradio de Cataluña.
Estamos, dice España, ante “una política fiscal progresista y progresiva, que nada tiene que ver con la que están haciendo en otras comunidades autónomas". Es decir, “aixó no es paella, és arros amb coses”, que es el plato típico de Madrid y Andalucía. Lo divertido del asunto es que aquel Acuerdo del Botánico, nombre cursi como todos los que pone la izquierda, que invistió a Puig presidente de la Generalidad, con el apoyo de Compromís y Podemos, ha germinado en una revolución fiscal.
Ha pulverizado la estrategia de Sánchez con la excusa de que "no podemos quedarnos impasibles" ante la situación económica y social que vivimos
Castilla-La Mancha, Extremadura, Aragón y Canarias se han sumado a la propuesta valenciana, que es la de Ayuso y Moreno Bonilla y, como la historia se repite, ya tenemos a los nuevos comuneros, que reclaman autogestión, administrar sus dineros y menos centralidad. Puig, para llevar la contraria a Pedro Sánchez ha aludido al Estatuto de Autonomía para "ayudar a la población, a la mayoría social, no podemos quedarnos impasibles, por eso hemos actuado". Resumiendo, el Gobierno de España no ha hace nada y ha llegado el socialismo de Valencia para apoyar al personal.
La partida continúa. María Jesús Montero, ministra y portavoz del Gobierno de España, de la nación no del conseller, acaba de aparecer con una propuesta de “medidas selectivas” para recaudar más mientras aparenta que se ayuda a los más necesitados. Huele a nervios. A tan sólo unos meses de las elecciones, pendientes aún de designar candidatos y sumidos en una colosal crisis, hay que recordar que "el socialismo fracasa cuando se le acaba el dinero de los demás". No es Churchill. Lo dijo Tatcher o Aguirre.
Engañar a los autónomos
El plan María Jesús Montero, esbozado a las prisas y sin demasiado sedimento, es una batería de iniciativas de las que la clase media no va a oler un euro puesto que todo el empñeo estriba en castigar a los ricachones, echar una manita a los de abajo/abajo y disimular con los estacazos que han sacuddido hasta ahora al sufrido bolsillo de la clase-media-trabajadora. ¡Importante! Se aprueba la tasa rosa, porque los colores no tienen sexo y hay descuentos selectivos para las cosas de chicas. También algo cae para los autónomos, una filfa, un mero guiño para hacer ver que algo les importan.
Desesperados están los señores de la Moncloa y se demuestra en este chapucero despliegue de medidas "que no van a parte alguna" como diría Mariano. La gente, o sea, va a hablar de este plan lo mismo que del estado de la justicia y de la ministra Pilar Llop. De lo que se habla en el metro, bares, oficinas y la calle es de Tamara Falcó y de si se podrá encender la calefacción. Venga, guapos, a atracar a Sierra Morena. Esto no cuela.
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