Cada vez que oigo hablar a Yolanda Diaz, me parece que lo hace para gente sin demasiada preparación. Quizás ella también lo sea y por eso piensa que todos lo somos. Es lo que suele pasar con las personas ignorantes, que creen que la medida de la inteligencia son sus escasos conocimientos.
Además de inventar la “contabilidad creativa” del número de parados, falseando las estadísticas (no quiere que la realidad desmienta sus falsedades), la vicepresidenta segunda está ahora empeñada en imponer sus ocurrencias a la patronal, al más puro estilo de la casa, de ordeno y mando. ¿No resulta una anomalía histórica que en la España de la UE gobierne una colación de socialistas y comunistas?
Una carrera de traiciones
Poco le importa que sus iniciativas se traduzcan en un aumento en varios cientos de miles de nuevos desempleados. O que, como efecto de sus reformas, se hundan varios miles de pequeñas y medianas empresas, tal y como ya advierten tanto desde la patronal como desde instancias socioeconómicas de todo tipo y tendencia.
Nada se sabe de su dudosa trayectoria profesional, salvo que fue concejal de Ferrol, creo recordar, y que ejerció de abogada laboralista… Un recorrido curricular de escaso prestigio y reconocimiento público, dicho sea de paso.
Poco le importa que sus iniciativas se traduzcan en un aumento, en varios cientos de miles de nuevos desempleados. O que, como efecto de sus reformas, se hundan varios miles de pequeñas y medianas empresas
Resulta difícil entender por qué los representantes de los empresarios aguantan sus achuchones, sus besuqueos no deseados, sus excesivos roces, impropios de quien ostenta tan alto cargo en el Gobierno. Actuaciones todas ellas que, si fueran realizadas por un varón, podrían incluso rozar el límite de lo delictivo. Lo único que está claro de su trayectoria política es que ha traicionado a todos los que le han apoyado en su carrera, los que han impulsado su ascenso, ayudado a medrar. Si yo fuera Pedro Sánchez, no estaría muy tranquilo, con esos antecedentes.
¿Qué tendrá esta mujer para que produzca rechazo a un buen número de españoles? ¿Qué pretende con esta imposición de normas laborales dejando de lado el Parlamento, el diálogo social, de la negociación colectiva y toda la normativa existente?
La gran bolsa de parados
La única explicación plausible es que pretende que España se convierta en el número uno en cuanto a la cifra de parados, para que sean dependientes de los subsidios y ayudas del Gobierno y formen, por tanto, una gran bolsa de millones de votantes de izquierdas a los que se “amenaza” con la vieja cantinela de que si gana la derecha perderán esos medios de subsistencia
Quizás la ministra de Trabajo piensa que vive en uno cualquiera de los diversos paraísos comunistas que todavía sobreviven: Cuba, Venezuela, Nicaragua, Rusia, Corea del Norte…
Pues no. Todavía no, y solo cabe confiar en que la patronal le pare los pies y la ponga en el lugar que le corresponde.
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