Yolanda Díaz iba a ser “la primera mujer presidenta del Gobierno de España” (en palabras de Iván Redondo, cuando le escocía aún la herida de la puñalada de Pedro Sánchez tras despeñarle por el barranco por el que el gurú, ufano, prometió lanzarse si Su Sanchidad se lo pedía) y va camino de convertirse este 23-J en el fiasco de un “Sumar como sinónimo de ‘vetar’… bordeando los 20 escaños” (se lamenta el mismo Iván Redondo el pasado día 26 en su columna titulada “La Habitación del sueño”).
Yolanda Díaz ha pasado en poco más de dos años de ser elegida por el dedazo de Pablo Iglesias también como “la próxima presidenta del Gobierno de España” (marzo de 2021, antes de ser laminado por Ayuso en las urnas madrileñas) a llamarla “estúpida” y "reaccionaria" por vetar a Podemos: “¿Quién piensa que le puede ir bien en las elecciones generales a una candidatura de la izquierda si a Podemos le va mal en las municipales y autonómicas? Hay que ser estúpido” (Noviembre de 2022).
Abandonada por el gurú que primero la encumbró y por el macho alfa de Podemos que le señaló sucesora, otros ya habían calado antes a la líder de Sumar. Para un político del PP que 'luchó' contra ella en Galicia, es “pura cáscara, puro envoltorio”. Para un perro viejo como Alfonso Guerra, Díaz no es más que "nuestro Melenchon vestido por Christian Dior” con un “número dos troskista” y que acabará, tras el 23-J, liderando “un pequeño grupo parlamentario a las órdenes de Putin”.
Yolanda Díaz ya no suma
¿Qué ha sucedido en este tiempo –desde marzo de 2021 hasta ahora, pero sobre todo en los últimos meses- para que Yolanda Díaz y Sumar solo resten y la 'gran esperanza de la izquierda' esté peleando solo para no ser cuarta en las generales, por detrás de Santiago Abascal? Principalmente, que en cuanto Pedro Sánchez vio que su vicepresidenta podía coger vuelo, decidió cortarle las alas y pasó a ser otra muesca más en su culata. Aunque ello pudiera suponer cercenar cualquier posibilidad remota de reeditar el Gobierno de coalición.
El propio Iván Redondo define el adelanto electoral como “el error más importante de la carrera política de Pedro Sánchez: convocar contra Feijóo y Yolanda Díaz, renunciando de facto a la aritmética de la Coalición y negándola tres veces como a Irene Montero”. Yolanda Díaz no tenía ni idea de las intenciones de Sánchez y contaba con unas generales en otoño, usar hasta entonces la plataforma de la vicepresidencia para vender sus políticas y terminar de enterrar los restos del podemismo en un verano en el que la pareja Iglesias/Montero caería por el propio peso de la debacle morada en las municipales y autonómicas, en las que Podemos desapareció prácticamente de las instituciones.
En vez de eso, Sánchez llamó a las urnas y entró directamente en campaña. Le quitó de un plumazo la plataforma del Consejo de Ministros, capitalizado ahora y sin ningún disimulo por los ministros del PSOE para vender sus logros. Ha quedado expulsada de los debates –el cara a cara será solo con Feijóo- y está por ver si, como ha sucedido con los propuestos por Prisa y finalmente cancelados, el debate a cuatro en RTVE con la silla vacía de Feijóo acaba celebrándose o Sánchez cierra la puerta a darle ese escaparate a Yolanda.
Pedro Sánchez le ha fagocitado todo el espacio a Yolanda Díaz, en el Gobierno y en las televisiones. Y la vicepresidenta se ha visto abocada a intentar lanzar medidas, a cada cual más llamativa, para intentar captar la atención que el presidente, y antiguo aliado, ahora le escatima sin piedad. Y el éxito ha sido, en muchos casos, perfectamente descriptible. Los 20.000 euros para los jóvenes han sido criticados por la izquierda por su carácter universal, ya que no discrimina entre “el nieto de Amancio Ortega y el de un taxista”.
"Sumar no es el Aston Martin porque al coche le falta una pieza: Podemos. Si la vicepresidenta no da un golpe de efecto (…) puede acabar en 2,4 millones de votos, bordeando los 20 escaños", se lamenta Iván Redondo, el primero que encumbró a Yolanda Díaz
Tampoco fue bien acogida, entre los militantes de Podemos y entre algunas de las feministas clásicas, la elección de la filósofa trans lesbiana Elizabeth Duval como portavoz de igualdad. A unos les indignó por su enfrentamiento abierto con Iglesias y Montero; a las otras, por entender que defiende el borrado de la mujer.
El teléfono para “el hombre en crisis” ha sido la penúltima ocurrencia en un intento por recuperar voto masculino y alejarse de la política de Irene Montero y su Ministerio. Pero muchos le recuerdan a Yolanda Díaz que ella defendió el ‘sí es sí’ de la ahora vetada Montero, y no solo lo apoyó con su voto: también votó en contra de la reforma pactada entre PSOE y PP. Por mucho que ahora pretenda desligarse, es responsable del engendro que ha reducido penas a más de 1.100 depredadores sexuales y liberado a más de cien.
Algunos analistas como Esteban Hernández aseguran que estas iniciativas con las que intenta marcar perfil político propio Yolanda Díaz han generado un malestar interno en Sumar, y señalan que la lideresa está dando excesivo “poder” a ICV –Ernesto Urtasun- y Más País –Íñigo Errejón- sobre la candidatura en detrimento de otras fuerzas.
Algo que corroboraría el último esperpento: el programa presentado este jueves incluía la “expulsión de la carrera periodística” al profesional que un Consejo creado por el poder señalara como creador de ‘fake news’. Carlos Sánchez Mato, destacado dirigente de IU y acérrimo defensor de Sumar y Yolanda Díaz, se enzarzaba en redes con el economista Juan Ramón Rallo, le acusaba de lanzar un bulo y le prometía “votar al PP o a Vox” si encontraba en qué parte del programa se decía eso. No se lo había leído: tuvo que retractarse y, horas después, Sumar anunciaba que se eliminaría ese punto.
El resultado de todo este descontrol es que Sumar no arranca. Al contrario. “Sumar tiene hoy 2,8 millones de votos y 29 escaños, menos que UP con 35. En las 19 provincias de 2 a 4 diputados, no consigue ni un solo escaño ni la tercera posición. Es más: de los 108 diputados que se reparten en las 29 circunscripciones de 1 a 5, Sumar conseguiría apenas 2, mientras Vox lograría 11 de 39 escaños que obtendría en el total nacional. ¿Qué ha sucedido? Desde el 2 abril se ha degradado la idea de Yolanda Díaz como primera mujer presidenta”, se lamenta Iván Redondo, que ya ni él cree en Yolanda.
Y concluye: “La traca final de un Sumar como sinónimo de “vetar” (a Irene Montero) han situado la tasa de fidelidad de UP a Sumar del 87% al 55%. Sumar no es el Aston Martin porque al coche le falta una pieza: Podemos. Si la vicepresidenta no da un golpe de efecto (…) puede acabar en 2,4 millones de votos, bordeando los 20 escaños”.
Lejos queda el vaticinio del exgurú de Sánchez, lanzado el 17 de abril, cuando las prisas del adelanto electoral no eran malas consejeras y la ruptura con Podemos no era aún un hecho. “¿Ganar a PP-Vox? Sí, se puede… con Sumar (con motor Podemos). Ese capital político multiplicador es lo de Yolanda Díaz. Y alguien lo ha querido acelerar a destiempo para destruir a Podemos. Lo de Yolanda Díaz es una buena idea que no puede ser mal ejecutada”.
Pero Sánchez cogió su fusil el 29-M y apretó el botón del adelanto electoral y los planes de Yolanda Díaz saltaron por los aires. Y si las predicciones de un abatido Iván Redondo se cumplen y Sumar se queda muy por debajo de lo que Podemos consiguió hace cuatro años, la venganza de Pablo Iglesias e Irene Montero no se hará esperar. El exvicepresidente está esperando con la guadaña que afila cada noche para recoger el cadáver político de Yolanda Díaz y levantar el nuevo Podemos incendiando desde las calles.
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