Hay mucha gente criticando las medidas que Yolanda Díaz anuncia un día sí y otro también, como puntos fundamentales de su programa: que si los 20.000 euros que les van a caer del cielo a los chavales cuando cumplan 18 años; que si pones como responsable de Igualdad a una persona de 22 años cuya experiencia se reduce a que se siente mujer lesbiana a pesar de que nació varón, (no me atrevo a decir hombre porque he llegado a la conclusión de que actualmente para ser hombre no solo basta haber nacido con genitales masculinos y querer serlo, sino que se necesita, además y con perdón de la expresión, tener cojones); que si vamos a trabajar todos una hora menos para llegar una hora antes a casa, (aunque luego pide que las mesas electorales cierren más tarde, porque hace mucho calor en verano y sus votantes debe ser que prefieren jorobar al que le toca pringar en una mesa electoral, que madrugar e ir a votar con la fresca)... En fin, mil y una tonterías, cada cual más absurda e imposible que la anterior.
Su objetivo principal era convertir el periodismo español en un mecanismo de propaganda política a favor de la causa franquista en la guerra
Pero mientras la gente se entretiene con esas chorradas, pasa por alto lo fundamental. En el programa de Sumar se ha planteado “echar de la carrera” a todo periodista que manipule. Y yo me pregunto si Yolanda cree que vivimos todavía en aquella época en la que el Estado podía destituir a un director de un periódico y expulsar a un periodista del Registro Oficial de Periodistas, lo que inhabilitaba para ejercer la profesión. Algunos lo estudiamos en su momento, otros lo vivieron: no veo ninguna diferencia entre lo que quiere Yolanda y el control de Franco sobre la prensa en España.
La ley de prensa que se promulgó el 23 de abril de 1938 establecía un férreo control de la prensa y su objetivo principal era convertir el periodismo español en un mecanismo de propaganda política a favor de la causa franquista en la guerra, para luego, cuando esta llegó a su fin, continuar con ese trabajo propagandístico, además de censurar y controlar todas las publicaciones.
La misión de la prensa era comunicar a la nación lo que establecía el Estado, es decir, estaba al servicio del nuevo Estado que estaba construyendo el franquismo. Así que el Estado tenía que controlar y vigilar a los periódicos, los suyos y los que no eran suyos. Y no solo intervenía en la asignación de los puestos principales y de directores de los periódicos, sino que incluso decidía el número de publicaciones, su extensión, vigilaba toda la actividad y censuraba lo que se le antojaba. Había un listado sin fin de sanciones y multas por incumplimiento de lo dispuesto y, por si fuera poco, el Estado podía incautarse de un periódico.
¿Tú, Yolanda? ¿O un grupito elegido por ti de postadolescentes con el pelo azul y mechas rosas, de género fluido o confuso e intelecto indescifrable?
¿Qué diferencia hay entre esto y “echar de la carrera al periodista que manipule”? ¿Quién decidiría lo que es manipulación, lo que es apto para ser publicado y a quién hay que inhabilitar? ¿Tú, Yolanda? ¿O un grupito elegido por ti de postadolescentes con el pelo azul y mechas rosas, de género fluido o confuso e intelecto indescifrable? Tampoco nos pilla de nuevas, si esto es lo que ya estamos viviendo en redes sociales con la excusa de que son empresas privadas y son “sus normas”. Pero una cosa es que nos metáis la censura y nos quitéis la libertad de prensa y, ya de paso, también la de expresión, de tapadillo, y otra cosa es que lo hagáis a cara descubierta y sin vergüenza ninguna. Que hayáis perdido el miedo y no tratéis de disimular da pánico.
Estos días hemos podido ver reacciones muy distintas e igualmente bochornosas:
Por un lado, estaban muchos de sus fanáticos partiéndose la cara por defender tal atrocidad. Incluso periodistas. Después de esto, esas personas me pueden decir lo que quieran, que yo tengo el pleno convencimiento de que lo que merecen es regalarles un pasaje de ida a Cuba y que allí sean felices o no, y para siempre.
Por gracia o por desgracia, el único medio que tenemos en este país para “echar de la carrera” a cargos políticos, se llama cárcel y muy pocos la pisan
Por otro lado, teníamos a algunos personajes, orgullosos de haber anunciado que forman parte de esa oda a Frankenstein que es Sumar, negando la mayor. Así hemos podido leer, como a muchos otros, a Carlos Sánchez Mato acusando de difundir bulos a quien criticaba este punto del programa e incluso retando de esta manera: <<Si encuentras los términos “expulsión de la carrera periodística” o algún sinónimo, voto el 23-J al PP o a Vox>>. El señor Sánchez Mato no solo ha demostrado no haberse leído el programa de ese proyecto terrorífico en el que participa y que le importe un bledo que exista el punto 29 “Aprobación de un Estatuto de la Información y el Consejo Estatal de los Medios Audiovisuales”, sino que además ya ha borrado en Twitter las palabras que le comprometen a votar a quien aborrece. No se preocupe, don Carlos, si ya estamos acostumbrados a que ustedes no tengan palabra y no es que nos mientan, es que cambian de opinión. A pesar de que yo piense que si alguien merece que se le prohíba ejercer una profesión, es precisamente a personas como usted, que no deberían tener un cargo público jamás, usted va a cobrar igualmente, aunque no sepa ni por dónde le viene el aire. Por gracia o por desgracia, el único medio que tenemos en este país para “echar de la carrera” a cargos políticos, se llama cárcel y muy pocos la pisan.
Las excusas que pongan me dan exactamente igual y me parecen casi o más peligrosas que el hecho de que tuvieran la idea de censurar a la prensa
Me encantaría saber qué es lo que este señor leyó y valoró para decidir ser miembro del partido liderado por Yolanda Díaz. Supongo que a algunos les basta con un papel donde haya una cifra con muchos ceros.
El desenlace de todo esto no podía ser bueno. A las 48 horas se eliminó ese punto del programa, se han hecho declaraciones diciendo que fue un error, que era un punto de un borrador, que nunca tenía que haber llegado al programa definitivo...
Las excusas que pongan me dan exactamente igual y me parecen casi o más peligrosas que el hecho de que tuvieran la idea de censurar a la prensa. La idea la tuvieron, señores, incluso para ponerla como punto en un programa o en un borrador.
La idea la tuvieron y a saber qué idea tienen, pero estamos comprobando que precisamente aquellos que nos quieren meter miedo con que vienen los franquistas y la extrema derecha, esos que nos llaman fascistas en cuanto les llevamos la contraria o les sacamos los colores, son los que llevan sus medidas en los programas e ideas en la cabeza. Lo único que saco en claro de todo esto es que cada vez que alguien hable de Franco, de franquismo o de fascismo, me va a venir inmediatamente a la mente Yolanda Díaz y todos los que la aplauden y apoyan.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación