Opinión

Yolanda Díaz, el sueño de Sánchez (y la peor pesadilla para Pablo Iglesias)

Iglesias teme que Yolanda Díaz le acabe poniendo los cuernos políticos con Pedro. Y no es el único que lo piensa. “Muchos signos indican que el deseo de Sánchez es hacer de Yolanda la marca en torno a la cual se presente toda la izquierda"

La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, sigue amagando y no dando con su proyecto, que no se sabe aún si es partido o plataforma, movimiento o marea, pero que, sin forma definida, ha ocupado y ocupa páginas y páginas en la prensa patria. Lo último que sabemos es que ‘Sumar’, que así se llama la criatura, sea cual sea al final la forma que adopte, no concurrirá tampoco a las municipales de 2023.

Díaz sigue jugando con las expectactivas, como si en el momento en que bajara a la arena de la política, su ‘movimiento’ vaya a acabar pasando de ser la carroza idílica donde caben todos los sueños de la izquierda marchita a otra calabaza más que será arrasada por lo que Iván Redondo, el exgurú de Moncloa, ya califica en sus artículos de los lunes como el “ciclón conservador”.

No son pocos los que en el PSOE y en el resto del arco parlamentario empiezan a barruntar que “lo de Yolanda y su movimiento puede acabar siendo un trampantojo” para ocultar las verdaderas intenciones de la ministra y de su jefe. En la oposición, en el PP y en Ciudadanos, son cada vez más los que están convencidos de que “Sánchez no se va a presentar a las elecciones para perderlas”. Y las encuestas, hasta el propio CIS, muestran con claridad el cambio de ciclo, y que Alberto Núñez Feijóosolo o en compañía de otros- será el próximo inquilino de la Moncloa.

Díaz, Sánchez y otra vuelca de tuerca

Con este panorama, el líder del PSOE y presidente del Gobierno ha dado una vuelta de tuerca al partido para manejarlo desde Moncloa. Ha puesto de número dos a María Jesús Montero –una de las ministras que lleva con él desde su llegada al poder- y de portavoz a otra ministra, Pilar Alegría. A ambas las sienta dos veces por semana en el Consejo de Ministros, y junto con Santos Cerdán, sanchista de pro que consiguió cargarse a Adriana Lastra, serán los ojos, manos y oídos de Sánchez en un PSOE que ratificó los cambios como en un ‘politburó’, sin una crítica y sin apenas explicaciones del líder.

Controlado el partido con mano de hierro y sin disidencia interna –el camino de los mallamados ‘barones’ y demás líderes locales al matadero de las autonómicas y municipales de mayo es un patético ‘Silencio de los corderos’-, Sánchez se encamina ahora a un otoño que, con la amenaza de una inflación disparada, una subida de tipos para intentar frenarla que disparará el coste de las hipotecas de millones de hogares y un invierno bajo la amenaza de los cortes de suministro ruso y las consiguientes restricciones en casas e industrias- le hundirán aún más en las encuestas.

“Y si la situación en los sondeos ahora es mala para nosotros, cuanto más se retrase será aún peor. Y si tiene la tentación de convocar las generales al mismo tiempo que las autonómicas y municipales, entonces nos arrastrará sin remedio”, avisa un miembro de uno los Gobiernos socialistas autonómicos que ve venir la debacle. “La situación de las familias a partir de otoño va a empeorar; Calviño ya lo reconoce –insiste- y la ‘marca’ Sánchez solo restará”.

Y es en este punto donde se cruzan los caminos de algunos socialistas con muchos de quienes en la oposición están convencidos de que Sánchez “es demasiado orgulloso como para presentarse a unas elecciones para inmolarse, sabiendo que las va a perder”, dice un alto cargo de Ciudadanos. “Muchos signos indican que el deseo de Sánchez es hacer de Yolanda Díaz la marca en torno a la cual se presente toda la izquierda ‘sensata’”, asegura.

La jugada no es descabellada y por ello, Díaz estaría dilatando una y otra vez el lanzamiento de su proyecto como partido político. No llegó a las elecciones de Castilla y León, tampoco a las andaluzas y ahora anuncia que no estará tampoco en las municipales porque es un “proyecto de país”.

En los sondeos –y el CIS último de julio así lo refleja-, la vicepresidenta es la preferida para ser presidenta del Gobierno por la inmensa mayoría de los votantes de Unidas Podemos, pero también aparece como favorita para casi el 6% de quienes votaron a Sánchez en 2019. Además, su figura no produce rechazo entre esos votantes socialistas: los mismos a los que Sánchez les provoca "poca o ninguna confianza" (39%).

Además, Yolanda Díaz cuenta con el apoyo del PCE –la defenestración de Enrique Santiago en Podemos por acudir a la presentación de ‘Sumar’ en Matadero así lo demuestra- y de los sindicatos, a quienes además de por afinidad política y biografía, se ha ganado con cuantiosas subvenciones que ha ido aumentando desde su ministerio estos años. Y con un otoño y un invierno ‘caliente’ en la calle y frío en las casas, tener el control de los sindicatos de clase será un arma muy a tener en cuenta.

Y con un otoño y un invierno ‘caliente’ en la calle y frío en las casas, tener el control de los sindicatos de clase será un arma muy a tener en cuenta

Por último, quienes sostienen la teoría de que Sánchez no concurrirá a las elecciones y quiere hacer de Yolanda Díaz la “Melenchon” en torno a la cual se articule toda la izquierda –con el PSOE en primera posición de saludo- apuntan que este movimiento le permitiría al presidente del Gobierno buscar la salida europea que lleva planeando desde hace meses y que se apuntaló tras la exitosa cumbre de la OTAN en Madrid y que le lleva a dar la batalla –a veces sobreactuando- con la excepción ibérica del gas y, más recientemente, negándose a aceptar los posibles recortes de suministro como pide Alemania. Todo para remarcar su perfil de "actor global" en el continente.

Iglesias y los 'cuernos' de Díaz

Y un último dato que apuntala esta teoría: el único que, como siempre, parece anticipar estos movimientos porque conoce perfectamente a los dos –a Pedro y a Yolanda- es Pablo. Iglesias Turrión ha pasado de atribuirse la paternidad política de Yolanda Díaz como su sucesora a torpedear todos sus movimientos. Ha defenestrado a Santiago –ferviente defensor del proyecto de Díaz- colocando en el Gobierno a Lilyth Verstringe.

Antes, la mano de Iglesias decapitó a la jefa de Gabinete de su pareja Irene Montero, Amanda Meyer, también afín a Díaz, tras culparla del sainete de las listas de Unidas Podemos a las andaluzas. Pablo Iglesias ya ha advertido en una entrevista en La Marea que “Podemos quiere ir a las elecciones con Sumar, estar juntos… Pero es evidente que Sumar y Podemos son cosas diferentes, con estilos y liderazgos diferentes, y que Yolanda Díaz está construyendo otra cosa…”.Pablo teme que Yolanda le acabe poniendo los cuernos políticos con Pedro. Y no es el único que lo piensa.

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