Si existe un espacio propicio para actividades delictivas de distinto grado y condición, ese es el de las relaciones internacionales. Tras una tapadera de infinidad de organismos internacionales, a cual más corrupto, pulula un ejército de agentes de la más variada estirpe, con dinastías de abuelos, padres e hijos, de maestrías, doctorados y cátedras fake, un locus (Terra scelestos?) donde, por ejemplo, se puede encontrar a la "izquierda" lucrándose de una tiranía que cuelga homosexuales de una grúa y de una narco dictadura repleta de crímenes así como de con otros supremacismos; eso por no hablar de las "cañerías" exteriores, estados profundos, del negocio de la guerra o del "no a la guerra", ONGs negocio, suck tanks, de los contratos internacionales inflados para promover el "desarrollo", la "cultura", la protección de "refugiados", del medio ambiente, de los derechos humanos, la "democracia" y cualquier "whatever " que suene bien y genere guita, camarada consultor, promotor, "facilitador" y/o banquero negro.
Pero lo peor de todo no esto no es que dispongan de ejércitos de tontos útiles dispuestos a darte una paliza - terrorismo aparte - para que sus patrones, adictos a los casoplones, se enriquezcan, sino que, en lo que te descuidas, cualquier patán te ha cambiado la demografía de tu país o hace experimentos sexuales con tus hijos en las escuelas públicas; por supuesto, esto habrá de revertirse antes de que destruyan las naciones europeas, que parece ser es lo que buscan para lograr la total impunidad. Mientras, entretenidos como nos tienen con sus monopolios de grandes medios, nadie atiende, por ejemplo, al pacto de Naciones Unidas sobre "migrantes", promovido por Merkel, que se firmará los días 11-12 en Marrackech, al que solo Polonia ha puesto serias objeciones y que, seguramente, Sánchez firmara con el dogmatismo interesado que le caracteriza.
¿Pero, cuándo durará este orden de expolio y destrucción de Europa, de sus naciones? La respuesta podría estar en el origen de todo el tinglado.
¿Crimen organizado?
Lo que padecemos hoy es la degeneración de un "orden" económico, social y cultural impuesto por un ejército de políticos y funcionarios - hoy acompañados por otro de consultores, contratistas y demás circo de parásitos -, civiles y militares, tras la Segunda Guerra Mundial para evitar que las castas europeas volvieran a las andadas.
Lo que intenta el Establishment actual, que tanto ha degradado la función pública, sobre todo en Europa, es rizar el rizo de una costosa estructura que viene de la Guerra Fría cuando, por un lado la Unión Soviética promovió su sistema, aprovechando sus recursos naturales, con la tecnología de asistencia aliada durante la contienda y con la posterior apropiación de la de los nazis, y por otro, por la Pax Americana, cuyo Complejo Industrial Militar (lo vimos) siguió desarrollando el Ciclo Largo a nivel global.
Como quiera que dicho ciclo económico está en las últimas y sus invenciones industriales son cada vez menores en número e impacto, toca hacer las cuentas, valorar el rendimiento de tanto dispendio y aplicar correctivos. Eso es lo que se vio en Davos este año, que titulamos "Davos y el Trumpocalipsis", y por eso la casta global de gorrones está de los nervios y de ahí que en Estados Unidos se den unas elecciones tan violentas, con tiroteos a sedes del partido republicano, sospechas de terrorismo de falsa bandera o las falsas acusaciones contra el juez Kavanaugh.
Mientras, en Europa, la nueva casta italiana en el poder nos quiere chantajear a todos para que le mantengamos su partitocracia incompatible con el euro y la sensatez. Ante ese envite, nuestras "elites", siempre cobardes a la hora de controlar el poder, lloran la ida de Merkel preguntándose quién controlará ahora tanto chorizo. Pues como no quieres Democracia, será primero el Mercado, sus contables de derribos y fallidas, y luego las muchedumbres desesperadas; lo de siempre de un sistema político oligárquico.
El polvorín y la chispa
Tal vez el primer detonante venga, siguiendo el razonamiento anterior, por el comercio exterior de un sistema global que, de tanto parasitar a la principal fuente de sus desarrollos industriales, tiene un reparto que ya no es viable. En esto los estadounidenses suelen tenerlo claro: si va a ocurrir, a qué esperar, ¿a que se ponga peor? y yo diría que allí es algo entendido por ambos partidos, aunque se maticen para parecer diferentes mientras sangran a los lobbies extranjeros y locales que creen que el tinglado aún es salvable; así que el nuevo Congreso, que ahora controlará más un Ejecutivo que ha cumplido buena parte de sus promesas, no cambiará las cosas.
Trump, como hizo en la campaña con sus adversarios -y advertimos en su momento -, con su New Trade Order, empezó por lo más fácil, renegociando el comercio con Corea, luego Japón, México y Canadá y ahora está con China, después venimos nosotros. Es lo que llamamos "Pax Americana y nuevo mercantilismo" y, dado el enorme desequilibrio estadounidense con china, casi 400.000 millones (siguiente gráfica), los cambios serán telúricos, sobre todo si el nuevo Congreso recién elegido intenta cambiar ese reparto para pagar su Sanidad imposible, sector que analizamos en su momento.
Los primeros signos ya están aquí y, por ejemplo, Volvo, antes comprada por Ford -junto con otras- para poder ocupar el segmento de lujo que le impedía el proteccionismo europeo -y hoy en manos chinas-, ya ha dicho que no hará la OPV (IPO) prevista debido al hipo bursátil que padece por las tensiones comerciales. O que muchas firmas americanas ya están localizando exteriores fuera de China de cara a la nueva película, una que ya afecta al crecimiento en Asia, y también a las exportaciones alemanas; todo esto, por supuesto, ya se nota en la caída de precios del transporte marítimo y en las peores perspectivas chinas que afectarán a los productores de materias primas.
Pero lo más fuerte del cambio no vendrá solo por la corrección del desequilibrio comercial con China, con todos sus efectos reales y financieros inducidos, sino de que ésta entrará en déficit por cuenta corriente (siguiente gráfica) afectando a su moneda, su salida de capitales y a su sistema bancario, famoso ya antes por su grave insolvencia.
El punto focal
La teoría de juegos tiene una interesante definición del mismo, con muchas aplicaciones en estos temas, pero en el equilibrio económico sistémico lo más fácil para aliviar las tensiones comerciales y financieras de las que hablamos es dejar que se ajuste el tipo de cambio, cuyas marcas en 7 y 8,5 yuans por dólar, casi son, por los vasos comunicantes del comercio internacional, indicadores adelantados de las dificultades de las empresas europeas y de su tinglado político.
El yuan ha sido punto focal del mercantilismo chino desde que dieron fruto los esfuerzos de Nixon y China se abrió, produciéndose el enorme crecimiento del país en el que empresas estadounidenses, de Walmart a Apple, les desarrollaron e internacionalizaron sectores industriales enteros; como pago, les piratean e incluso amenazan indirectamente - de momento - con la guerra, algo que ya ha tenido una respuesta de Japón y Estados Unidos; mientras, su líder vitalicio prepara China para volver al marxismo.
En estos días en que el fantasma de Versalles no tiene quien le escriba, nuestro Establishment sigue en su nube, como lo hicieron los de entonces, o como los kemalistas en la Turquía de Erdogan, o los de la URSS tras la guerra en Afganistán, mintiendo a sus redes clientelares -donde hay verdaderos gorrones y delincuentes violentos que viven del trabajo de los demás- y a sus pueblos sobre sus falsas buenas intenciones al tiempo que se enriquecen obscenamente de un orden insostenible, un imposible que al alargarlo, como toda procrastinación, solo empeora su final de siglo y la crisis del fin de la fiesta socialdemócrata no solo será una crisis fiscal, con fuertes daños económicos, sino algo mucho peor por ser política y será violenta por los intereses y los sujetos que la componen.
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