"Sin Vox, hubiéramos alcanzado la mayoría absoluta". Esta sentencia, pronunciada por un alto cargo nacional del PP muy próximo a Feijóo, refleja el sentir de los populares tras las elecciones del domingo, y también una dura realidad para los mandatarios de Génova en los últimos años, tras la fuerte irrupción de los de Santiago Abascal en 2019. Desde entonces, la división del voto en la derecha hace imposible alcanzar la barrera de los 176 escaños pese a tener más votos que Mariano Rajoy en 2011, cuando el expresidente llegó a La Moncloa con 186 diputados.
En aquellos comicios, que confirmaron el cambio de signo político en España que ya se atisbaba tras la victoria de los populares en las municipales y autonómicas, el PP recibió el 44,63% de los votos para lograr esa cifra de 186 escaños, 10 por encima de la mayoría absoluta. En las elecciones del pasado domingo, sin embargo, la suma de los votos de los populares (33,05%) y Vox (12,39%) superó en casi un punto (45,44%) el porcentaje de papeletas logradas por Rajoy hace 12 años. Sin embargo, la suma total de escaños (169) se quedó a siete de la mayoría absoluta.
El PP de Feijóo, de hecho, ha crecido electoralmente con respecto a 2019 haciéndose con los 10 escaños que deja Ciudadanos y arrebatándole a Vox 19 de los 52 que tenía en esta legislatura, pero no ha logrado hacerse con ocho diputados más en otras tantas pequeñas provincias con cuatro escaños en liza, donde los votos a Vox no han servido para que los de Abascal lograran escaño pero sí ha provocado un empate a 2 diputados entre PP y PSOE en vez de un 3-1 para los populares.
Casi 7 puntos más que con Aznar
Si el 'factor Vox' se ha demostrado determinante al comparar los resultados electorales del bloque de la derecha con la mayoría absoluta de Rajoy en 2019, es también revelador comparar los datos del 23-J con la primera victoria en las urnas de José María Aznar en 1996.
Así, el ex presidente del Gobierno obtuvo en esos comicios el 38,79% de los votos, casi 7 puntos menos que la suma de PP y Vox en las generales del domingo. Ese respaldo en las urnas se tradujo en 156 escaños, la cifra en la que quería reflejarse Feijóo para exigir un gobierno en solitario.
El actual líder del PP, sin embargo, se quedó en un 33,05% de los votos y en 136 escaños. Pese a ello, aspiraba a gobernar en solitario con el 'sí' de Vox a la investidura y una abstención del PNV que se vino abajo a última hora de ayer tras la llamada de Ortuzar confirmándole que los nacionalistas vascos descartaban cualquier tipo de negociación en ese sentido.
2016, el espejo real
Lo cierto es que, con los datos en la, el escenario postelectoral que se ha dibujado tras el 23-J tiene más similitudes para el bloque de la derecha con la repetición electoral de junio de 2016, cuando el PP de Rajoy obtuvo el 33,01% de los votos y 137 escaños, por el 13,06% de los votos y y 32 escaños para Ciudadanos. La suma de ambos partidos dio más porcentaje de votos que PP y Vox en estas generales (46,07% frente al 45,44% actual), pero los mismos escaños: 169.
La situación en el bloque de izquierda, sin embargo, es muy diferente. Entonces, el PSOE se abstuvo tras el tumultuoso Comité Federal que precipitó la dimisión de Pedro Sánchez, pero los socialistas contaban entonces con 85 escaños y no con los 122 actuales. Pese a ello, Feijóo está dispuesto a pedir a los barones socialistas que frenen al actual jefe del Ejecutivo en su intento de reeditar el 'Gobierno Frankenstein' y logren una abstención que nadie espera en Génova.
El 'Plan B' era el 'sí' de Vox a la investidura y la abstención del PNV, pero los nacionalistas vascos ya han cerrado la puerta a esa posibilidad.
Una mayoría absoluta imposible
Por todo ello, y teniendo en cuenta que las encuestas que manejaba el PP fallaron y que no se produjo el esperado trasvase de votantes del PSOE hacia Alberto Núñez Feijóo, "los bloques de izquierda y derecha están muy fijos y la mayoría absoluta con Vox en la ecuación está imposible".
El diagnóstico es duro para un PP que empieza a aceptar que solo la repetición electoral podría acercar a Feijóo a La Moncloa... siempre y cuando se cumpliera el desplome del partido de Santiago Abascal que algunos analistas empiezan ahora a vaticinar. De no producirse, sin embargo, el PP se encontraría en la misma situación que ahora, en un 'Día de la marmota' electoral que empieza a disparar las alarmas en Génova.
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