A Alberto Núñez Feijóo le bastaba con 'no perder' en el único 'match ball', en forma de cara a cara, que tenía Pedro Sánchez para tratar de revertir las encuestas antes del 23-J, pero se impuso en un debate en el que el presidente del Gobierno, más necesitado y nervioso de lo habitual, se agarró en exceso a Vox para atacar al líder del PP y acabó naufragando. El dirigente popular, además, propuso un pacto público para que gobierne la lista más votada en las generales y marcó distancias con Santiago Abascal, llamando a los españoles a un voto masivo que le permita conformar "una mayoría fuerte sin necesidad de contar con los extremos".
De los cuatro bloques pactados entre ambos partidos y Atresmedia, Sánchez solo golpeó de verdad a Feijóo en el tercero, dedicado a los pactos y a la gobernabilidad. El actual líder de la oposición, sin embargo, mostró más firmeza en el bloque económico, bloqueó cualquier reproche de Sánchez sobre el machismo de Vox respondiendo con las excarcelaciones provocadas por la ley del 'solo sí en sí' en el apartado dedicado a igualdad, y remató sembrando la duda con las cesiones de Sánchez a Marruecos y los independentistas en la sección de políticas institucionales e internacional.
La 'no-remontada' de Sánchez
El debate siguió, desde el primer momento, el guion que los gabinetes de ambos contendientes habían diseñado: un Sánchez muy agresivo desde el minuto 1 en busca de la remontada y un Feijóo dispuesto a devolver todos y cada uno de los golpes del adversario. El problema para el presidente del Gobierno fue que, con un resultado demoscópico muy adverso, solo encontró en las constantes interrupciones y en los pactos del PP con Vox argumentos para 'acortar distancias'.
Lo vio pronto Alberto Núñez Feijóo, que no se achantó ante los cortes permanentes de Sánchez y utilizó bien el primer bloque económico para desmentir la euforia del presidente, dejándole sin respuestas convincentes tirando de datos.
Más allá de las cifras sobre el crecimiento económico de España, o el número real de personas en activo, a Sánchez se le vio especialmente incómodo cuando Feijóo le leyó el acuerdo alcanzado con Bruselas para convertir las actuales autopistas en carreteras de pago. Un extremo que minutos antes el jefe del Ejecutivo había negado y que, una vez desvelado, dejó tocado al candidato socialista.
Para entonces, Sánchez ya había 'tirado' de Vox para tratar de silenciar los reproches de Feijóo sobre su gestión económica, advirtiendo a los españoles de los planes del PP en materia energética: "Su solución con Abascal es derogar la excepción ibérica". Feijóo respondió que sería la propia Unión Europea la que "derogaría" ese acuerdo.
Fue de las pocas veces que el líder del PP, para sorpresa del presidente del Gobierno, empleó ese verbo. Sánchez esperaba una alusión constante a la "derogación del sanchismo" y tenía preparada su respuesta -"PP y Vox son lo mismo", pero Feijóo no empleó ese comodín, mientras Sánchez se agarraba una y otra vez a los pactos del Partido Popular con Vox.
El pacto que no firmó Sánchez
Si el cara a cara hubiese sido un partido de vuelta de una eliminatoria de Champions en la que Sánchez necesitaba remontar un resultado adverso, el presidente del Gobierno convirtió el 'arma conocida' de los acuerdos del PP con los de Abascal en el recurso desesperado de los 'balones a la olla' al área de su rival. Una estrategia pobre, pero que sí dio cierto oxígeno al candidato socialista en diferentes etapas del 'partido'.
Así, Sánchez enumeró, una a una, las declaraciones pronunciadas por los presidentes de las cámaras autonómicas de Comunidad Valenciana y Baleares de Vox, votados por el PP, contra la igualdad y negando la violencia de género. Un amplio listado que Feijóo respondió de forma contundente, echando en cara al presidente del Gobierno las rebajas de condena provocadas por la ley del 'solo sí es sí': "117 violadores excarcelados por usted. Esos machistas están en la calle por usted".
Ya entonces, el líder del PP aprovechó para ofrecer a Pedro Sánchez la firma de un pacto para que gobierne el que gane las elecciones el 23 de julio. Una propuesta a la que el jefe del Ejecutivo respondió recordando el pacto del PP con Vox en Extremadura, pese a que el PSOE fue el partido más votado: "Hable usted con el señor Vara", afirmó el presidente cada una de las veces en las que Feijóo le propuso ese acuerdo.
En el bloque de pactos, en todo caso, Feijóo sí recurrió al reproche habitual de los acuerdos del Gobierno con Bildu, comprometiéndose, en el 26 aniversario del secuestro de Miguel Ángel Blanco, a no pactar "con el brazo político de ETA". Recordó, además, que él no ha gobernado con Vox "pero Sánchez tendría que tomarse taza y media de Bildu si repitiera como presidente del Gobierno".
De 'Pegasus' a Delcy
El líder del PP, además, enumeró todas las "mentiras" del candidato del PSOE en materia de cesiones al independentismo, deteniéndose en los indultos, la eliminación de la sedición y la rebaja de la malversación. Aprovechó, en este punto, para anunciar que recuperaría el delito 'borrado' por Sánchez del Código Penal y para sembrar dudas sobre la posible oferta del Gobierno a Puigdemont para que regresara a España a cambio de indultarle y sobre la información extraída del móvil del presidente a través de 'Pegasus'.
Ese recordatorio al espionaje del teléfono de Sánchez se produjo ya en el cuarto y último bloque, dedicado a las políticas institucionales y a la política internacional. Un apartado que el jefe del Ejecutivo volvió a aprovechar para mencionar a Vox, recordando a Feijóo los artículos de la Constitución en los que están en contra los de Abascal. El líder del PP, por su parte, reprochó al presidente la división de su gobierno en la cumbre de la OTAN, el escándalo de Delcy Rodríguez, y el viraje en la posición de España respecto al Sáhara que compromete las relaciones futuras con Marruecos.
Vox, en el "minuto de oro"
En un debate que llegaba a su fin, Sánchez volvió a agarrarse a Vox en su "minuto de oro" para pedir el voto de los españoles, alertando que "nos estamos jugando si España sigue avanzando".
Feijóo, por su parte, aprovechó la ocasión para distanciarse de los de Santiago Abascal: "Mi mensaje es muy sencillo. Quiero ser presidente del Gobierno, pero no a cualquier precio. Pido a los españoles que voten masivamente para conformar una mayoría fuerte sin necesidad de contar con los extremos".
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