El Ministerio de Igualdad recibió este martes como una bomba el nombramiento de la escritora Elizabeth Duval como portavoz de feminismo, igualdad y derechos y libertades LGTBI de Sumar. Y no es para menos, porque la elegida, una activista homosexual transgénero, arrancó su primer día atizando al equipo que lidera Irene Montero. Duval se sumó al argumentario del PSOE para renegar de la número dos de Podemos cuando propuso como necesario un "feminismo que integre". El enfado no ha podido ser mayor, según las fuentes consultadas en el núcleo duro de Montero.
Pero el aterrizaje de Duval en la primera línea de la política no está exento de polémica. No son pocos los mensajes de la escritora en redes sociales perjurando que no iba a aceptar nunca ningún cargo por parte de ningún partido. Aunque para el partido de Yolanda Díaz no parece un problema que haya faltado a su palabra. La nota de prensa difundida para celebrar la anunciación de su puesto tira de orgullo.
"Elizabeth Duval, autora de ensayos como Después de lo trans o Melancolía, es un referente intelectual de nuestro país que impulsará desde Sumar un feminismo abierto, dialogante e integrador, que amplíe derechos para todo el mundo y avance en la construcción de una España libre, diversa y orgullosa. Nacida en Alcalá de Henares en el año 2000, Elizabeth Duval es licenciada en Filosofía por la Universidad Paris 1 Panteón-Sorbona y Filología Francesa por la Universidad Sorbona Nueva, así como Secretaria de Igualdad del Sindicato de Periodistas de Madrid", se lee en el comunicado de Sumar.
La sensación de traición no ha podido ser mayor para Igualdad, porque Montero es la gran apestada del espacio que un día colideró junto a Pablo Iglesias. Por mucho que Yolanda Díaz y su portavoz, Ernest Urtasun, lo nieguen, Sumar y el resto de partidos que integran la coalición han vetado a la titular de Igualdad. Y ese rechazo se explica por muchas razones: desde lo imposible, piensan, de defender la labor del 'sí es sí', hasta la rivalidad en cuestión de liderazgo que protagonizan ambas ministras del Gobierno.
Pese al alineamiento ideológico que existe entre el equipo de Montero y Duval en materia feminista, el nombramiento de una mujer transexual como responsable de Igualdad ha levantado ampollas en otros sectores del feminismo más tradicionales, en los que se ve representado buena parte del PSOE. Muchas feministas históricas se sentirán agraviadas. Y es que muchas mujeres no se sentirán representadas por un perfil de estas características. En el PSOE hay quien critica que una vez más sus aliados se pierdan en batallas identitarias que perjudican a la izquierda.
Cabe recordar cómo llegó el Movimiento 8-M a la manifestación de este año: completamente dividido. Y, aunque no es la primera vez que llega fracturado, este año, a diferencia de lo que ocurrió en 2018, la ola feminista desangró a la izquierda tras una guerra a navajazo a limpio entre los socios de Gobierno. Los datos de la Delegación del Gobierno en Madrid hablaron por sí solos: la marcha de la Comisión 8-M congregó a 17.000 personas frente a las 50.000 de 2022. Mientras que la del Movimiento Feminista de Madrid, contra ‘ley Trans’, citó a 10.000 personas frente a las 6.000 de hace un año.
Consecuencia de un veto
La vicepresidenta segunda no está calibrando bien las consecuencias de ese rechazo, porque el PSOE está creciendo a su costa, según el análisis que hacen varias fuentes consultadas tanto en Podemos como en Ferraz. El entorno de Montero aclara que en Sumar siguen vetándola y sin ofrecerla ni un solo de acto de campaña pese a ser una ministra que moviliza enormemente a los suyos. Es más, el equipo de la titular de Igualdad confirma que no ha habido ni una sola llamada o intento de limar asperezas. Y en Sumar mantienen que no habrá grandes actos con los rostros de Podemos, aunque Yolanda Díaz, sí coincidirá con la secretaria general y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra. Pero el resto, como si no existiera.
La clave para entender parte del rechazo mutuo que tanto Montero como Díaz se profesan es la rivalidad por ejercer un liderazgo político. Lo suyo es una disputa de poder. Y Podemos tiene engrasada la máquina para, en caso de que Sumar no arraigue, ir por su cuenta y catapultar a Irene Montero. El liderazgo de la vicepresidenta tiene un enorme reto el 23-J.
Ya que todo lo que no sea mejorar el resultado de los morados será un enorme fracaso que la manchará por completo a ella y al resto de rostros que integran Sumar, como Íñigo Errejón. El cálculo de Podemos es reservar a Montero. Ya hay incluso quien la ve al frente de la comunicación del partido en un futuro no muy lejano, como portavoz. Y eso sería toda una amenaza a Yolanda Díaz.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación