Ferraz se ha convertido este sábado en una sede con ambiente fúnebre. Los socialistas, conscientes de que las perspectivas electorales de su partido son muy adversas, se han citado en un Comité Federal con el objetivo de ratificar por unanimidad las listas electorales del PSOE de cara a las elecciones generales del próximo 23 de julio. El secretario general, Pedro Sánchez, ha aprovechado la cita, la primera tras el batacazo del 28-M, para pedir unidad a los suyos. Especialmente tras la rebelión de dos de sus barones, el castellanomanchego Emiliano García Page y el aragonés Javier Lambán, que se han ausentado del cónclave en señal de desaprobación al liderazgo del presidente.
Precisamente ambos barones socialistas han sido citados de manera velada por la presidenta del Comité Federal y alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón: "Que todo el partido y digo todos; que todos sus dirigentes estén unidos como una piña. Que nadie se preste a ser el tonto útil de la derecha. Que nadie anteponga sus intereses personales a los del partido". Todo un dardo dirigido a las voces críticas del PSOE con la actual Ejecutiva.
Pero no todo han sido caras largas en la sede socialista pese a que las últimas 24 horas hayan sido de tensión por los cambios en las listas que se han interpretado como imposiciones de Ferraz a las propuestas provinciales y que se han saldado con dimisiones y ausencias. Y es que Sánchez no ha confeccionado las candidaturas del socialistas al Congreso buscando solo acomodo a 14 de sus 17 ministros y al núcleo duro de Moncloa y Ferraz, inmersos en un sálvese quien pueda, sino procurando también que el próximo Grupo Socialista esté preparado para “hacer una oposición solvente a Alberto Núñez Feijóo desde el primer día” si se pierden las elecciones. Se trata en definitiva de unas listas con aroma adelantado a derrota.
Queremos ganar porque queremos construir la mejor EspañaPedro Sánchez, presidente del Gobierno
Otro termómetro para calibrar el aire que corre Ferraz es el lenguaje del propio presidente. Algo ha cambiado desde que Sánchez dijera hace 10 días ante sus diputados y senadores "vamos a ganar el 23 de julio". Porque este sábado en Ferraz tal énfasis se quedó en un "queremos ganar porque queremos construir la mejor
España". El marco es otro y se nota en las caras que rodean al presidente.
Sánchez ha celebrado el acuerdo entre Podemos y Sumar que se cerró este viernes sobre la bocina para que la izquierda del PSOE vaya unida a los comicios y mantenga viva la posibilidad de que PP y Vox no sumen mayoría. Porque ese el mejor escenario que barajan en Moncloa, según las fuentes consultadas en el núcleo duro del presidente. El partido se prepara para liderar la oposición e intenta insuflar el anhelo de una victoria amarga para el PP de Alberto Núñez Feijóo.
"Venimos de unas elecciones municipales y autonómicas donde se ha producido un significativo avance institucional de las fuerzas conservadoras. Y las principales razones son conocidas se han dicho en muchos medios de comunicación, ha habido la concentración del voto conservador en torno a solo dos fuerzas y una fuerte dispersión del voto a nuestra izquierda. Por eso, precisamente por eso, el acuerdo anunciado ayer es una noticia más que positiva. Porque la unidad es una primera muestra de responsabilidad para evitar dispersar inútilmente energías", ha espetado Sánchez ante los suyos.
Con la mente en un PSOE sin Sánchez
Lo cierto es que la mayoría de dirigentes territoriales que se han acercado a Ferraz han mantenido un discurso oficialista. Todos dicen estar movilizados para ganar y que Pedro Sánchez siga al frente de los mandos del país los próximos cuatro años. Pero algunos en privado reconocen que el partido se prepara para una etapa sin su secretario general al frente. No solo sin el jefe, sino sin varios de sus líderes territoriales. Aunque estos sostienen que sus sucesiones no se decidirán en Ferraz, sino en sus territorios.
Eso sí, el presidente del Gobierno ha eludido toda mención al lío de las listas. Se ha limitado a dar las gracias a todos sus compañeros: los que cayeron derrotados el pasado 28 de mayo, los que mantuvieron sus puestos, los que salen del Congreso y los que llegarán. Sánchez se ha mostrado pacificador. Ha mencionado a casi todos los que han sido presidentes autonómicos hasta el último domingo de mayo. Solo ha evitado citar a Emiliano García Page.
Sánchez ha vuelto a lanzar el mensaje de que la España del PSOE es la mejor España. Ese es el nuevo mantra de Ferraz. Y ha seguido enumerando todos los logros del Gobierno en lo que va de legislatura. Es más, ha querido centrar buena parte de su discurso en la economía. Porque esa es la baza que juegan para meter la campaña en un marco del que puedan rascar votos.
Sé que algún día voy a dejar de ser presidente pero no va a ser el 23 de julioPedro Sánchez, presidente del Gobierno
"Hace unos días todos me escuchasteis decir algo que cualquier observador imparcial, cualquier organismo internacional, comparte. Una verdad como un templo: y es que la economía española no solo va bien sino va como una moto. No está estancada, como dice Feijoo, no sé si por desconocimiento o por mala fe. La economía española está creciendo muy por encima de la media europea y –por primera vez en décadas– lo está haciendo sobre bases robustas y justas. Insisto, esto no lo digo yo. Lo dicen el BCE, el FMI o la misma OCDE, que esta última semana elevó su previsión de crecimiento para la economía española para este año hasta el 2,1% de su PIB", ha taladrado el secretario general del PSOE.
El presidente, tras escuchar a 21 secretarios generales de las federaciones socialistas, se ha lanzado a advertirles: "Sé que algún día voy a dejar de ser presidente pero no va a ser el 23 de julio". El presidente, en esa arenga, según fuentes socialistas, les ha tranquilizado advirtiendo de que no ve "ambiente de cambio ciclo". También ha pedido a los suyos que no dejen de alertar a la ciudadanía sobre lo que representan PP y Vox, aunque ese no vaya a ser el centro de la campaña: "Hemos tenido que subir 8.000 metros todos los días estos años". Pero el presidente, según todas las encuestas y el ánimo de Ferraz, está de bajada tras alcanzar el pico.
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