Elecciones generales 2023

Sánchez solo escucha a sus 'palmeros': de encerrarle en Moncloa a pasearlo por todos los medios posibles

El núcleo del presidente reconoce que minusvaloró "el impacto de la campaña negativa permanente" decretada por el PP. Pero a menos e un mes de las elecciones hay dudas sobre la efectividad de la estrategia para contrarrestarla

Pedro Sánchez lleva cinco años en Moncloa. Y en todo este tiempo ha cambiado a algunos de sus colaboradores más cercanos. Pero todos, a juicio de varias fuentes que les han tratado y que conocen el engranaje socialista en el Gobierno a la perfección, coinciden en un aspecto: su entrega desmedida y el culto al líder. Son, en definitiva, 'palmeros'. En política, se conoce con este apelativo a quienes aplauden incondicionalmente todo cuanto hace alguien con poder.

De manera que el presidente solo escucha a sus más férreos defensores. Son ellos quienes vetaron en su día cualquier acercamiento de Sánchez a los medios de comunicación, salvo contadas excepciones. Y, ahora, vuelven a ser ellos, esta vez comandados por Óscar López, su hombre en la sombra, y Francesc Vallès -secretario de Estado de Comunicación-, quienes le patrocinan por todos los medios posibles.

Sin ir más lejos, Iván Redondo, el anterior jefe de gabinete de Pedro Sánchez, no era partidario de exponer la figura del presidente mediáticamente. Es más, una fuente que estaba presente en aquellos cónclaves del líder socialista en Moncloa, explica que ni tan siquiera se debatía acerca de la conveniencia de que el jefe del Ejecutivo se desgastara en platós, micrófonos y 'reels' de redes sociales. Y más teniendo en cuenta los primeros meses de legislatura, que quedaron barridos por la pandemia de la covid-19. También porque salían otros perfiles duros, tanto en el Gobierno como en el partido, a bregarse en los medios.

El 28-M cambió todo

El coronavirus puso en rojo el semáforo de la vida de todos los españoles y también recluyó a Sánchez en Moncloa. Aquel presidente -él mismo lo ha contado- tenía que ofrecer a los ciudadanos una certidumbre que él mismo no poseía. Pero las cosas han cambiado radicalmente. Sánchez parece estar en tiempo de descuento. La convocatoria de elecciones el próximo 23 de julio fue la reacción de Moncloa al bofetón que se llevó el Gobierno en los comicios municipales y autonómicos de mayo.

El núcleo de Sánchez reconoce, como el mismo presidente, que minusvaloró "el impacto de la campaña negativa permanente" decretada por el PP. Por eso, pretende ahora desarticular el odio al 'sanchismo'. La burbuja de Moncloa, esa desconexión con la realidad política y social del país, se instaló desde el principio en la cabeza de Sánchez y de sus colaboradores, que no se creyeron nunca que los mensajes de la oposición, de algunos opinadores y de los medios más críticos pudiera calar en buena parte del electorado. Y eso que la 'revuelta' de Núñez de Balboa en Madrid durante lo más duro de la pandemia fue el comienzo.

Pero ahora, a menos de un mes de las elecciones, hay dudas sobre la efectividad de la estrategia mediática diseñada por Moncloa para contrarrestar todos estos mensajes. Es cierto que en el partido comienza a cundir cierto optimismo. Sánchez ha salido bien parado de la mayoría de entrevistas en las que ha participado. Solo en Ondacero se le vio más tenso. Pero en El Hormiguero, un programa hostil y señalado veladamente por él, desbordó al presentador.

Subida de moral en el PSOE.

Con el PP liderando todas las encuestas, que dan casi por segura una victoria de Alberto Núñez Feijóo, Sánchez se ha echado al monte con la intención de revivir una vez más o morir matando. Solo hay dos opciones. No obstante, el PSOE, que lleva gobernando desde 2018, transmite la sensación de ser el partido que aspira a ganar el Ejecutivo, no a revalidarlo. Aunque la moral esta última semana está despuntando.

"El ánimo de la gente ha crecido mucho con las entrevistas. Y los pactos con Vox están creando mucha indignación. También las mentiras... que el PP reconozca ahora que la reforma laboral es buena o el lío de Extremadura… donde la que va a ser presidenta se ha comido sus palabras, está impulsando al partido y a la militancia", explica una fuente con acceso a la maquinaria del PSOE.

Pero mucho que esté cundiendo el optimismo, lo cierto es que casi nadie se 'mata' en el partido por un proyecto que varias fuentes dentro dan por amortizado por mucho que el presidente no se vea fuera de la política dentro de unas semanas. Sánchez llegó a la secretaría general del PSOE por primera vez en unas primarias celebradas en 2014. Y volvió a ella en 2017 tras su derrocamiento en el Comité Federal del 1 de octubre de 2016. Y ya hay quien le ve como Alexis Tsipras en Grecia: al frente de la oposición, pese a haber gobernado hasta que el partido arranque una transición "tranquila".

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