Elecciones generales 2023

La carrera europea de Sánchez se complica por el adelanto electoral y sus pactos con radicales

Sánchez ha tratado de labrarse una buena imagen en Europa pero sus pactos, sus afinidades y el difícil equilibrio en la UE sitúan al presidente al borde del fuera de juego

La presidencia de turno de la Unión Europea diseñada por el equipo de Pedro Sánchez, de perfil faraónico en comparación con la austeridad mostrada por Suecia en este primer semestre, anticipaba una serie de postales de bella factura por media España preparadas con todo lujo de detalle para reforzar la imagen del Gobierno en los albores de unas elecciones generales inicialmente previstas a finales de este año. Por eso, el anuncio del adelanto electoral ha sorprendido más aún en Bruselas, donde se daba por hecho que el presidente del Gobierno no renunciaría bajo ninguna circunstancia al escaparate que se ha estado labrando durante varios meses.

De hecho, es precisamente el sentimiento de asombro y no el de preocupación el que predomina en la capital comunitaria donde, tras enterarse por la prensa de la decisión de Sánchez, se deja claro que el impacto para los trabajos del Consejo de la Unión Europea será mínimo, como también lo fue en 2022 cuando Francia celebró elecciones durante su semestre. Ostentar la presidencia de turno conlleva una serie de obligaciones menores para el país, como marcar la agenda o moderar los debates, y el grueso de los preparativos ya estará finiquitado antes de la toma de posesión del nuevo Ejecutivo. Pero sobre todo otorga el beneficio de dar durante seis meses una mayor visibilidad a un país y a los miembros de su Gobierno. Una opción que el presidente parecía dispuesto a explotar para mejorar su cartel a nivel nacional pero también apuntalar su imagen internacional y sus opciones para hacerse con uno de los cuatro grandes cargos de la UE tras las elecciones europeas de 2024.

El puesto de presidente del Consejo, de la Comisión o del Parlamento Europeo o el de Alto Representante en el Exterior de la UE ya eran una quimera para Sánchez

Sin embargo, el adelanto electoral podría no hacer más que apuntillar estas aspiraciones. Las fuentes consultadas aseguran a este periódico que ya parecían cada vez más remotas en los últimos meses y que el desasosiego podría haber contribuido, precisamente, a precipitar la convocatoria del 23 de julio. De hecho, son varios los elementos que indican que el puesto de presidente del Consejo, de la Comisión o del Parlamento Europeo o el de Alto Representante en el Exterior de la UE ya eran una quimera para Sánchez desde hace tiempo.

Para empezar, la buena imagen personal que tiene Sánchez entre la mayoría de los líderes europeos contrasta con las alianzas contradictorias que se ha tejido el PSOE en España para poder gobernar. A la coalición con Podemos, sumergido en el grupo minoritario y residual de La Izquierda en Europa, se suman todos los pactos llevados a cabo con nacionalistas e independentistas que, a excepción del PNV, enrolado en las filas de los Liberales europeos, se encuentran todos en partidos que forman parte de la oposición en la UE. Sin embargo, el PSOE ha chocado en España de manera frontal y casi sistemática con el PP y con Ciudadanos, miembros de las dos familias políticas que constituyen sus grandes aliados a nivel europeo. "A nivel nacional y europeo, solo ha sido coherente con el PNV en el acuerdo y con Vox en el choque", destaca un diplomático español, que asegura que estos pactos no pasan desapercibidos en Europa y pueden pesar como una losa para un aspirante a un alto puesto.

Por otra parte, Sánchez no es el miembro del Gobierno con mejor cartel en Europa y mejor encaje en sus engranajes. Tanto la vicepresidenta y ministra de Economía, Nadia Calviño, como el ministro de Agricultura, Luis Planas, ambos con una dilatada y respetada trayectoria en Europa, o incluso la vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que ha brillado con luz propia en Bruselas en la crisis energética, tendrían un aterrizaje más sencillo en las altas esferas comunitarias que el propio presidente. "Cinco años después, Calviño sigue siendo el gran baluarte del Gobierno en asuntos europeos y su pasado y su condición de independiente podrían propiciar su vuelta incluso si el PSOE perdiera las elecciones", asegura un ex alto funcionario español que atribuye más a la prensa nacional que a los pasillos comunitarios las noticias sobre opciones europeas de futuro de Sánchez.

Tampoco se le escapa a nadie que el sambenito de recién derrotado no da precisamente lustre a un candidato

Lo cierto es que la victoria del PSOE el 23-J no es tampoco condición sine qua non para que Sánchez entre en las quinielas europeas a mediados de 2024. Más bien le apartaría por razones evidentes. Pero si en los últimos lustros Europa siempre ha tratado de aupar a los mandos de sus instituciones a políticos que previamente habían dirigido sus países, tampoco se le escapa a nadie que el sambenito de recién derrotado no da precisamente lustre a un candidato. A esto se le une el difícil equilibrio entre países y fuerzas políticas para cubrir los puestos clave y ahí aparece Alemania. Siempre Alemania, que mueve sus hilos como nadie en favor de sus intereses. En este sentido, las fuentes consultadas destacan que Sánchez no tiene especial sintonía con Olaf Scholz, a pesar de ser del mismo signo político, y que el canciller no descarta apoyar la continuidad al frente de la Comisión Europea de su paisana Ursula von der Leyen, de la CDU, a cambio de otras concesiones. Un apoyo impensable en el caso de Sánchez que tendría un rechazo frontal del PP en caso de que Feijóo esté en el poder y de que los socialdemócratas europeos pongan el nombre del todavía presidente español encima de la mesa de las negociaciones.

Las elecciones europeas de 2024

No obstante, aún hay una traba mayor para Sánchez que se vislumbra desde hace tiempo en los pasillos de las instituciones, y es que las próximas elecciones europeas pueden suponer un auténtico terremoto y una ruptura sin precedentes de la coalición en torno al centro europeo. Las desavenencias entre las fuerzas tradicionales, la irrupción de nuevas orientaciones y el lenguaje en contra de Europa cada vez más moderado de los partidos populistas podría romper el equilibrio, dejar a los socialdemócratas fuera del poder y, por lo tanto, a Pedro Sánchez definitivamente en fuera de juego.

Hay demasiados cabos sueltos como para pensar que un aterrizaje en Bruselas pueda ser una opción realista

Es innegable que el presidente del Gobierno ha tratado de cuidar especialmente su imagen en el exterior a lo largo de los últimos cinco años y que ha puesto especial atención en los asuntos europeos, con los que siempre ha tenido afinidad como muestra su paso por el Parlamento Europeo como asesor a finales de los 90. Pero hay demasiados cabos sueltos como para pensar que un aterrizaje en Bruselas pueda ser una opción realista. Al menos en las instituciones europeas ya que, en una enésima muestra del instinto de supervivencia del presidente, ha conseguido que su nombre suene de refilón en los últimos días en los pasillos de otra sede de peso de la capital belga como son los cuarteles generales de la OTAN.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación
Salir de ver en versión AMP