Todos lo saben, pero nadie lo dice. El 23-J es más complicado para el PSOE que una etapa con el Mont Ventoux, el Galibier y el Alpe d'Huez juntos. Las posibilidades de retener el Gobierno -Sumar o no mediante- son remotas. La prueba de estas dudas está en que las primeras quinielas para la sucesión de Pedro Sánchez circulan ya por el partido. Dos nombres emergen por encima de todos: la ministra de Educación, Pilar Alegría, y el renacido portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Patxi López, según explican fuentes socialistas a Vozpópuli.
El PSOE afronta la campaña electoral del 23-J roto en varios territorios y con un poder autonómico y municipal reducido a escombros tras la debacle de mayo. El desánimo se ha instalado en las filas socialistas, que tendrá difícil la movilización de sus propias bases para estas elecciones. Sánchez, sin embargo, no da la batalla por perdida. Nunca lo ha hecho. Y confía en dar la vuelta a todas las encuestas y, sobre todo, a la sensación plenamente instalada de derrota que existe en el seno del PSOE. Sus decisiones en torno a las listas parecen estar orientadas a esa derrota más que a otra cosa.
Mientras Sánchez decide cómo escribe su epitafio político, el partido empieza a especular ya con posibles sucesores. Nada está escrito. Y las últimas primarias y congresos socialistas han derivado en sorpresas como la que supuso la elección de José Luis Rodríguez Zapatero ante José Bono y la victoria de Sánchez frente al aparato representado por Susana Díaz.
El PSOE, entre Alegría y López
Los nombres que suenan como posibles sustitutos de Sánchez son, de momento, Pilar Alegría y Patxi López. Alegría (Zaragoza, 1977) es la actual ministra de Educación y se ha convertido en la voz oficial de Ferraz en este último año. Alegría se interpreta como una solución de continuidad, puesto que ella está plenamente identificada con el presidente del Gobierno.
La conversión de Alegría al sanchismo es una de las más destacadas del PSOE. Alegría no sólo estaba en el círculo más próximo de Susana Díaz en las primarias del 2017, sino que además fue la persona que registró oficialmente su candidatura. Pero la hoy ministra supo subirse a la ola de cambio. Primero, le hizo el favor a Sánchez de convertirse en la némesis de Javier Lambán en Aragón. Y después se ha implicado a fondo de la acción de Gobierno, siendo uno de sus rostros más visibles en los últimos tiempos.
"Tiene el perfil, pero dependiendo del resultado de las elecciones tendrá también muchos detractores", señalan a este diario.
Patxi, ¿un líder de transición?
Es el principal problema de Alegría. Su plena identificación con el sanchismo. A nadie se le escapa que hay barones del PSOE que quieren pasar esa página lo antes posible. Y la ministra Alegría sería como no pasarla. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, tendrá mucho que decir en este proceso, si finalmente se produce. Es el único líder territorial que ha revalidado mandato con mayoría absoluta y nada indica que esté por la labor de seguir el carril que deja Sánchez.
Otra corriente dentro del PSOE cree que la persona ideal para tomar el timón del partido es Patxi López (Portugalete, 1959). El renacido ex lehendakari, rival de Sánchez y Díaz en las primarias, es de nuevo una referencia indiscutible del PSOE. Y tiene a su favor, según aseguran estas fuentes, que aúna sensibilidades diferentes dentro del partido.
Sin embargo, esta corriente a favor de López ve complicado que el portavoz sea cartel electoral en unas generales. "Podría ser un liderazgo de transición para coser el partido y buscar la mejor alternativa contra (Alberto Núñez) Feijóo", dicen.
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