Elecciones generales 2023

Pedro Sánchez, ¿un animal político o un oportunista sin escrúpulos?

Pedro Sánchez, castigado por las urnas, temeroso de la reacción de los críticos que perdieron el poder, reaccionó en la noche del domingo como un animal herido e hizo lo que presume en su 'Manual de Resistencia": Me crezco en las situaciones difíciles. Convertí aquel lodazal en una enorme oportunidad"

Cuando en la mañana del lunes, Pedro Sánchez anunciaba el adelanto electoral para el 23 de julio –sin haber comparecido la noche de la derrota ni felicitar a los ganadores, ni siquiera al único del PSOE- no faltaron veteranos periodistas que aplaudieron con arrobo la jugada y no dudaron en calificar al presidente del Gobierno como “un animal político y un verdadero demócrata” (Maruja Torres).

Otros tertulianos de izquierda caían rendidos a los pies del inquilino de la Moncloa: “Es un político magnífico porque no juega con el escenario ideal, sino con el real. Le salga como le salga juega con las cartas que tiene sin llorar por cómo se configura la realidad. (Antonio Maestre).

Pero otros, como Arturo Pérez Reverte, distan mucho de estos ditirambos y le tienen calado hace tiempo. Hace ahora un año no dudaba en dar su opinión sobre el presidente del Gobierno en un repaso, corto y por derecho, de los principales líderes políticos españoles: “Sánchez, oportunista sin escrúpulos que no dejará institución del Estado en pie”.

Sánchez, acorralado

En realidad, la jugada de Sánchez anunciada el lunes por la mañana y preparada en la noche del domingo, cuando los resultados oficiales iban confirmando el cataclismo de los sondeos –los buenos, los de Narciso Michavila y no los del siempre equivocado Félix Tezanos- responde única y exclusivamente a la reacción de un animal que se siente acorralado y que está dispuesto a cualquier cosa para intentar salvarse cueste lo que cueste.

El domingo había visto desplomarse todo el poder político del PSOE en los territorios hasta el punto de solo mantener un Gobierno con mayoría absoluta… y precisamente era el de su principal enemigo, Emiliano García Page. ERC, uno de sus socios preferentes, se estrellaba en Cataluña. Y los filoetarras de Bildu, el otro socio mimado, salía reforzado ante el PSE y el PNV pese a incluir asesinos en sus listas. Menuda jugada.

En los ayuntamientos, perdía hasta Sevilla frente al PP, que le sacaba casi 800.000 votos en toda España, y en el partido quedaba un reguero de derrotados y agraviados que solo esperaban el momento –ahora que no tienen nada que perder- de pasar factura al secretario general, el hombre que –cegado por su soberbia- decidió aceptar el pulso del PP y convertir el 28-M en un referéndum sobre su persona: Sánchez, sí, o Sánchez, no. Y el domingo por la noche quedó muy claro que España estaba harta de cinco años de sanchismo (y de sus socios de Podemos, que desaparecieron de Asambleas y ayuntamientos con poco más de 100.000 votos en todo el país).

Con este panorama, Pedro Sánchez reaccionó como un animal herido y acorralado. El consultor Luis Arroyo, que trabajó al lado de Sánchez en sus comienzos, ya dijo hace años que el hoy inquilino de la Moncloa “es capaz de arriesgarlo todo si cree en el objetivo". El objetivo es intentar seguir en el poder, y el ‘todo’ que puede arriesgarlo es el PSOE y lo que se ponga por delante, por eso se adelantó a los que dentro del partido le iban a pedir cuentas.  

Hace años, en uno de sus viajes recorriendo España, contó Sánchez a Rodrigo Terrassa que decidió que quería ser presidente del Gobierno un día camino de Huesca. Se había quedado fuera del Congreso por un solo puesto en la lista y tuvo que buscarse la vida fuera de la política hasta que, 18 meses después, Cristina Narbona dejó su escaño y sonó su móvil. «Íbamos hacia Huesca, conducía mi mujer y yo cogí el teléfono. Tenía que responder en un día. Esa noche lo pensamos y le dije a Begoña: "Si entro, que sea para montarla; si vuelvo, que sea para hacer algo grande". Ese mismo día decidí prepararme para competir en las primarias». Y vaya si la montó.

En su libro 'Manual de Resistencia', Sánchez dice: “Puede sonar presuntuoso, pero me di cuenta de que me crezco en las situaciones difíciles. Convertí aquel lodazal en una enorme oportunidad”. Y ha puesto en marcha toda la maquinaria para intentar salvarse

En la noche del 28-M. Mientras iba tiñéndose de azul el mapa de España, Sánchez volvió a arriesgarlo todo rodeado solo por su mujer, Begoña, y su círculo de hierro: Óscar López y Antonio Hernando. Había decidido adelantar las elecciones y convocarlas en pleno puente de Santiago para intentar desmovilizar al máximo a los que este domingo decidieron darle una democrática patada. Ni siquiera la portavoz nacional del PSOE, la ministra Pilar Alegría, sabía nada: se despedía en Ferraz en la triste noche del domingo anunciando a la prensa la ejecutiva del día siguiente… que nunca tendría lugar.

De su libro “Manual de Resistencia” se puede sacar esta frase que parece escrita para lo que hizo la noche del domingo:“Puede sonar presuntuoso, pero me di cuenta de que me crezco en las situaciones difíciles. Convertí aquel lodazal en una enorme oportunidad”. Y ha puesto en marcha toda la maquinaria para intentar salvarse.

Pese a las loas de Maruja Torres al “animal político”, el presidente está más cerca de la crítica de Pérez Reverte: “Un oportunista sin escrúpulos que no dejará institución del Estado en pie”

Su cuenta de twitter, como presidente en funciones, ha pasado a ser un constante ataque contra Juanma Moreno “negacionista”-; PP y Vox, “reaccionarios”, “mentiras, bulos y discurso del odio” y “ultraderecha”. La factoría de Ferraz ha desempolvado el Yak 42, el 11-M y hasta el Prestige en un vídeo que tergiversa las palabras del portavoz del PP, Borja Semper. En la reunión de este miércoles con sus parlamentarios, esta vez sí con cámaras de la TV pública en directo, ha llamado al PP y Vox “tándem de derechas extremas”, no ha dudado en compararlos con Trump o Bolsonaro y ha apelado a parar “esta ola reaccionaria”.

Incluso, en un intento de acaparar el voto a su izquierda, no ha dudado en sumarse a las tácticas de Pablo Iglesias y Unidas Podemos de señalar a los periodistas: "Veremos en programas de máxima audiencia a gentes que solo se representan a ellos mismos pontificar e insultar sin derecho a réplica. Se van a inventar barbaridades".

La campaña aún no ha comenzado, pero Pedro Sánchez ya da muestras de hasta dónde está dispuesto a llegar. Además, el mismo día que convocaba las elecciones aprobaba cuadruplicar –hasta los 400 millones- el gasto en propaganda. Pese a las loas de Maruja Torres al “animal político”, el presidente está más cerca de la crítica de Pérez Reverte: “Un oportunista sin escrúpulos que no dejará institución del Estado en pie”. Vienen semanas duras. Atémonos los machos.

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