Las elecciones generales en Cataluña han estado marcadas por la abstención. Alrededor de las 18:00 los datos ya reflejaban una caída notable de la movilización de voto en la comunidad autónoma, que se anotaba el peor resultado al restarse 11 puntos la participación respecto a 2019, un 48,71%. Se confirman así los peores temores de los líderes independentistas en el Parlament, quienes esta mañana ya hacían un llamamiento a las urnas. "Nos la jugamos mucho", ha declarado el 'president' de la Generalitat, Pere Aragonés, mientras que la líder de Junts, Laura Borràs, animaba a votar a pesar "los indicadores de frío democrático" de "la cárcel, el exilio, la represión, los espías y la policía patriótica".
Sin embargo, el tablero político en Cataluña no les augura un buen futuro de gobierno, ni a ellos ni a Pedro Sánchez. Los datos de Gad3 para Mediaset daban a las 20 horas 8 escaños para para ERC y 7 para Junts, por lo que ERC se llevaría un batacazo importante respecto a 2019, donde habían conseguido 13 escaños. Junts se mantendría en la línea, aunque también se queda tocado por el 'castigo' del abstencionismo catalán y bajaría un escaño. Con el escrutinio ya empezado, ambos partidos empatan a 7 escaños con casi el 90% escrutado, como Sumar, mientras que el PSC gana en las cuarto provincias con 19 escaños. El PP sumaría a las 22 horas de la noche 6 escaños y Vox 2.
A pesar de que Junts y ERC han hecho un amago de ir en sintonía en las generales durante la precampaña, la realidad es que las diferencias abismales entre ambos partidos han vuelto a salir a la luz, nada nuevo bajo el sol teniendo en cuenta las constantes desavenencias desde la ruptura de ambos socios en la coalición del Govern. Las fuerzas independentistas están en su peor momento: perdieron 350.000 votos en las elecciones municipales del pasado 28 de mayo y ni siquiera el líder de ERC, Gabriel Rufián, consiguió su alcaldía tan añorada de Santa Coloma de Gramanet. Una noticia muy negativa para el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que necesitaría el apoyo de los partidos catalanes si el PP no lograra la mayoría, algo que está lejos de ser cierto .
Entre tiras y aflojas e intentos de seguir siendo decisivos en un hipotético gobierno de Pedro Sánchez, los partidos independentistas siguen jugando un aquelarre de brujas en el que manifiestan una unidad con contra de una coalición de PP y Vox tras las generales a la vez que conspiran entre sí. Mientras ERC sigue defendiendo la mesa de diálogo con el PSOE para seguir su hoja de ruta de concesiones pactadas, Junts arremete contra su 'pactismo' con Moncloa y la CUP sigue con su discurso antisistema que no responde al "régimen del 78". Unos discursos que tienen como resultado un hastío generalizado en Cataluña, tal y como demuestra el último 'CIS' catalán de julio, que volvía a situar al PSC como primera fuerza política con una horquilla de entre 16 y 18 representantes y recogía que hasta un 52% de los catalanes rechazaba la independencia, el dato más alto desde 2015.
Movimiento abstencionista desde el independentismo radical
Los resultados se han visto afectados por una campaña abstencionista que se ha organizado en redes sociales pero también en la calle. Desde principios de julio la cúpula de ANC y otros sectores como el Cercle Català de Negocis han invitado a toda la población catalana a eludir su derecho al voto porque no son representativas al ser 'españolas'. Ese movimiento se ha organizado especialmente en la jornada electoral con el hastag #AbstencióMassiva23J en redes y según datos por regiones, el descenso de participación en relación con las elecciones de 2019 se ha dado mayoritariamente en zonas donde se concentra el voto independentista como en La Garrotxa, el Lluçanès, Osona o el Berguedà.