El próximo jueves, 1 de octubre, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, recibe a una representación de la veintena de reconocidos científicos españoles que han reclamado, a través de dos artículos en la revista 'The Lancet', una evaluación urgente e independiente de la pandemia del coronavirus en España. "Acudiremos a la reunión con un espíritu constructivo; aunque ya llega tarde, bienvenida sea. Lo que no queremos es que se convierta en un encuentro para quedar bien", señala el doctor Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública y uno de los firmantes del texto.
El mismo grupo de investigadores que, el pasado agosto, pedían un examen imparcial de la gestión de la pandemia, publicaba este martes una segunda carta en la prestigiosa revista médica británica 'The Lancet' urgiendo a acometer un estudio que permita extraer conclusiones de cara al futuro. Entre los expertos que rubrican este documento investigadores y científicos de la talla de Helena Legido-Quigley, Carlos Álvarez-Dardet, Rafael Bengoa, Margarita Del Val, Manuel Franco, Montse Gea-Sánchez, Juan Jesús Gestal Otero, Beatriz González López Valcárcel, Ildefonso Hernández, Sergio Minué, Carles Muntaner, Miquel Porta, Daniel Prieto-Alhambra, Carme Vives Case o Joan Carles March.
March, especialista en Medicina Preventiva y profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública -que también dirigió y a la que lleva ligado muchos años- conversa con Vozpópuli sobre las expectativas ante ese encuentro -que será presencial- con el ministro al que, explica, acudirá una representación del grupo de científicos. "En principio entre tres y cinco personas, pero todavía no hemos decidido quiénes porque hay más gente que quiere acudir", aclara.
Una cita que, admite, ya llega tarde, con España sumida de lleno en una segunda ola de la pandemia, pero, todavía a tiempo para plantear al titular de la cartera de Sanidad la necesidad de realizar una auditoría "externa e independiente" de cómo se ha gestionado la mayor crisis sanitaria jamás vivida en el mundo y, también, los efectos sociales y económicos que tendrán un efecto en la salud de la población.
La reclamación, explica el investigador, no es una iniciativa sólo de los científicos españoles. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) "ya está pensando en un modelo de evaluación de la pandemia y ha dicho que los países también lo hagan". Joan Carles March apunta también al Parlamento británico que ya trabaja en la misma dirección y a Australia, que tiene otro modelo similar puesto en marcha.
Esta semana se reúnen con el ministro de Sanidad. ¿Qué esperan de ese encuentro?
Vamos a la reunión con un espíritu constructivo. Aunque ya llega tarde, agradecemos al ministro que nos reciba. Lo que no queremos es que sea una reunión para quedar bien. Toda crisis necesita una evaluación. Y la que en estos momentos vive España por culpa de la pandemia es una crisis enorme, de un calado impresionante, de una mortalidad brutal, con un número de profesionales afectados que supera los 53.000 y un número de contagios elevadísimo, por tanto eso hace necesario que no podamos mirar las cosas de lado.
¿Cómo debe hacerse ese examen de la gestión de la pandemia?
Planteamos que la evaluación tiene que ser global. Con la visión del Gobierno de España, pero también de los autonómicos. Hay medidas que han propuesto esos gobiernos regionales que son muy interesantes y han conseguido efectos muy positivos. Pero igualmente hay cosas que no han funcionado bien, igual que con el Gobierno central. Planteamos la necesidad de que sea una evaluación que permita avanzar con el apoyo de, al menos, la mayoría de los partidos políticos, que haya un apoyo de las sociedades científicas -ha habido más de 50 que lo han apoyado- de profesionales sanitarios, de pacientes y de la sociedad. La sensación que tenemos es que hasta ahora esa gestión ha ido en el sentido de ir probando qué medidas funcionaban o no. La realidad es que en estos momentos se necesita más ciencia y menos política.
Plantean que esa evaluación comience "de inmediato" e informe "hasta el final". ¿A dónde quieren llegar en las conclusiones?
A ver qué medidas puestas en marcha no ayudaron y cuáles sí; qué medidas funcionan y cuáles no y, de alguna forma, cuáles son las que son importantes poner en marcha. Esa es la visión. Los datos nos tienen que servir para ver en qué grado el confinamiento sirvió o si han ayudado o no los confinamientos selectivos; en qué grado la desescalada funcionó bien o mal o en qué grado los repuntes de julio y agosto han afectado. Todo eso, por un lado y por otro, cuáles son las medidas que pueden ser de utilidad. De las medidas tomadas por las comunidades autónomas, cuáles han tenido efecto o no y lo mismo sobre las adoptadas por el Gobierno de España. Eso hay que valorarlo con datos, cifras y palabras, por eso queremos que se entreviste a los responsables de gestionar esta pandemia.
¿Quiénes deben formar parte de ese comité de evaluación?
Nosotros, no somos quienes queremos hacer la evaluación. Lo que queremos es que quien examine esa gestión lo haga de la mejor forma posible. Por eso pedimos una auditoría externa e independiente. Es decir, que quien evalúe, eso es fundamental, no haya trabajado en esta crisis ni con el Gobierno central, ni con los autonómicos. En España todo se politiza. Ni la pandemia ha servido para ponernos de acuerdo.
¿Han puesto ya nombres sobre la mesa?
En cuanto a las personas elegidas, tienen que ser multidisciplinares, con diversidad de género e, insisto, independientes de los gobiernos, ya sea central o autonómicos. Lo de la diversidad es importante porque si la auditoría de esa gestión se encarga a una institución, existe el peligro de que sean grupos cerrados que trabajan en un solo tema y su visión sea parecida. También queremos que entre los evaluadores haya perfiles nacionales e internacionales. Siempre lo hemos dicho, una visión desde fuera de España ayudará en el proceso. Es una manera de decir nombres sin poner apellidos. también.
"Otra de las cosas que hay que poner encima de la mesa al ministro es que la gente que evalúe tiene que tener la posibilidad de acceso a todos los datos posibles".
Han dicho que deben ser examinados quien han estado gestionando esta crisis sanitaria.
Sí. Creemos que las personas que gestionan la pandemia -cita a Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, así como a otros responsables de este departamento y sus equivalentes en las comunidades autónomas- tienen que ser entrevistados. Otra de las cosas que hay que poner encima de la mesa al ministro es que la gente que evalúe tiene que tener la posibilidad de acceso a todos los datos posibles. Me voy otra vez a la independencia. Tiene que haber una información periódica entre los evaluadores, el Gobierno de España y los autonómicos para que, en función de los resultados que vayan teniendo, puedan ir poniendo esas medidas en marcha porque, si se espera al final, nos habrá pillado el toro varias veces y, por tanto, la necesidad.
¿Se podrán pedir cuentas con las conclusiones de esa evaluación?
Nuestra labor no es pedir cuentas. Primero es decir que se haga una evaluación, que se debería haber empezado ya y de ahí la urgencia; segundo, que tengamos medidas valoradas científicamente y con datos y cifras sobre cuáles han funcionado y cuáles no; tercero, que tengamos medidas para poner en marcha de aquí al final de la pandemia y, de alguna forma, que luego sean los políticos en el parlamento que lo utilicen para pedir cuentas. Pero creo, sinceramente, en un país donde gobiernan en las autonomías derecha e izquierda, y en el Gobierno de España gobierna la izquierda, en ese momento seguro que habrá para dar y tomar en un sitio y en otro. Si miramos las declaraciones de unos y otros, seguro que todos se han equivocado en algún momento. Yo mismo, he dicho cosas que luego me he desdicho. Porque esta pandemia no la conocíamos y todavía no sabemos muchas cosas. Más que decir 'ya te dije yo lo que tenías que hacer', lo que tenemos que hacer en España es un consenso más global para que esto sirva para poner en algunos aspectos de acuerdo al conjunto de las fuerzas políticas.
"Nos ha marcado una cosa fundamental en esta pandemia y es la necesidad de un liderazgo que sea honesto y humilde. Aquí nadie se equivoca. Todo el mundo sabe y no pregunta y ese es uno de los problemas de este país."
Precisamente el desconocimiento del virus y su abrupto estallido es una de las justificaciones más utilizadas para los errores cometidos. ¿Se ha pecado de falta de humildad?
Sobre todo hasta el proceso de 'desescalada' y un poco más allá, ha habido declaraciones de todo tipo. Siempre he dicho que la 'desescalada' iba demasiado rápido. Recuerdo una discusión con un alcalde por este tema. Me dijo que yo sólo apoyaba una visión y no tenía en cuenta que la gente necesitaba: comer. Y yo le dije: 'Creo que querer salir demasiado deprisa nos pone en una situación más difícil'. Tristemente, la realidad me ha dado la razón. Eso demuestra esa prepotencia, falta de humildad, de reconocer al científico, al que ha estudiado el tema. Sin duda alguna. Nos ha marcado una cosa fundamental en esta pandemia y es la necesidad de un liderazgo que sea honesto y humilde. Y que sepa pedir las cosas por favor, dar las gracias y pedir perdón cuando se equivoca. Aquí nadie se equivoca, nadie las gracias y es poco común pedir por favor. Todo el mundo sabe y por tanto no pregunta y ese es uno de los problemas de este país.
¿Qué es lo que más le preocupa a usted en estos momentos?
El incremento en el número de contagios. Me preocupa que sigamos teniendo mortalidad en las residencias, me parece un caso escalofriante, que se hayan muerto más de 20.000 personas mayores en este país y sigamos con muertes en este segunda ola. Me parece preocupante que los políticos no hayan tenido en cuenta que la Atención Primaria era fundamental y la salud pública (el rastreo, la vigilancia epidemiológica) era fundamental. Todos pensaban que con las UCIs y los equipos de protección individual (EPIs) todo esta resuelto. Lo que hemos conseguido es que en esta segunda ola: que Primaria está más saturada que nunca. Y otro aspecto: todo ha ido para el coronavirus y ha hecho que los grandes olvidados de esta pandemia sean los enfermos crónicos.