El coronavirus ha permitido evidenciar las debilidades del sistema nacional de salud. Y también sus fortalezas, fundamentadas desde la base: la atención primaria, el área sobre la que se construye la sanidad pública en España. Pese a la importancia que ha demostrado tener la atención primaria en la gestión de la pandemia, la eclosión de la crisis sanitaria se ha producido en un momento delicado, tras años de recortes que no han afectado por igual a todas las comunidades y que dejan a Baleares, Andalucía o Madrid a la cabeza del retroceso en el gasto para mantener ese pilar.
La atención primaria sigue siendo la base del sistema de salud en España. Ideada por el régimen cubano y exportada por la URSS al resto del mundo desde la celebración del Congreso de Alma Ata, fue importada por España cuando determinadas autonomías recibieron las competencias en materia de sanidad y abogaron por descapitalizar los hospitales para apostar decididamente por una red de centros ambulatorios de referencia para la ciudadanía con el principal objetivo de prevenir enfermedades, ahorrando así los gastos derivados del surgimiento o el empeoramiento de las patologías.
La inversión de las comunidades autónomas en la atención primaria fue especialmente reseñable en las décadas de los 80 y 90. Tras varios años de estabilización, con la crisis económica de 2008, la mayor parte de las administraciones autonómicas redujeron sus inversiones en la atención primaria, y ello a pesar de que la literatura científica ha avalado su capacidad para ahorrar costes con una inversión mínima en comparación al gasto hospitalario.
Recortes generalizados en toda España
Pero “dicho gasto no ha ido más que en detrimento”, denuncia la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública, que recalca que los recortes no sólo se produjeron durante etapa más cruda de la pasada crisis económica, sino “incluso estando ya teóricamente en proceso de salida”. Es algo que vienen denunciando profesionales y organizaciones desde hace años, y que ahora corrobora este conglomerado de asociaciones sanitarias, que cifran el retroceso de la inversión en 1,38 puntos de media en toda España.
De media, las 17 comunidades autónomas dedicaban en 2010 un 14,88% de su gasto sanitario a la atención primaria. Siete años después, el mismo porcentaje se había reducido al 13,5%, de acuerdo con los datos oficiales proporcionados por el Ministerio de Sanidad. Esa reducción de la inversión fue generalizada en la mayoría de autonomías, aunque con contadas y tímidas excepciones en las que las partidas dedicadas a la atención primaria se vieron incrementadas, pero aún lejos del 20% que la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública considera “lógico” invertir.
Ha sido el caso de Canarias (del 13,58 al 13,71), Cantabria (del 12,87 al 14,16), Castilla-La Mancha (del 16,38 al 16,9), La Rioja (del 13,11 al 14,09) y Murcia (del 12,74 al 14,04), donde la cantidad –relativa- dedicada a la atención primaria fue incrementada entre 2010 y 2017. Por el contrario, los recortes se han extendido por el resto de autonomías. Destacan los ejemplos de Andalucía, que ha pasado del 17,22% al 14,09%; Aragón, del 15,97% al 12,82%, y sobre todo el de Baleares, donde la inversión pasó del 18,41% en 2011 al 12,01% siete años más tarde.
Menor gasto por habitante
El gasto por habitante dedicado a la atención primaria también se ha visto reducido en el mismo periodo entre 2010 y 2017, de modo que la media nacional ha pasado de los 199,98 euros per cápita invertidos a los 197.47. Y ello teniendo en cuenta que determinadas comunidades, como Extremadura, destinaban hasta 251,18 euros por cada ciudadano, frente a otras autonomías como Madrid (140,36) o la Comunidad Valenciana (147,19) donde el gasto no supera los 150.
Esa variación en el gasto ni siquiera estuvo justificada, ya no por razones sanitarias, sino puramente poblacionales. En el caso de Andalucía, el número de habitantes creció el 1,29% entre 2010 y 2018, mientras la Junta redujo la inversión en un 2,66%. Más acusado es el recorte en Baleares, cuya población se incrementó el 7,28% al tiempo que reducía el gasto en atención primaria en un 5,15%.
“Es importante tener en cuenta este dato, porque la población asignada por profesional, al disminuir o aumentar la misma un debería de hacerlo en proporciones similares y si no lo hace así evidencia en gran medida que se ha producido un recorte en las plantillas”, recalca la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública, que incide en que también ese dato –la ratio de pacientes por médico de familia– se vio reducida en un 2,71% de media: 38 tarjetas sanitarias menos por cada profesional.
Sin embargo, la presión asistencial aumentó en determinadas comunidades: las mismas que sufrieron los recortes más acusados. Así, el número de pacientes asignados a cada médico de familia se incrementó en 102 en Baleares, 55 en La Rioja o 30 de Madrid, siempre según los datos proporcionados por las autonomías al Ministerio de Sanidad.
Así pues, se puede determinar que entre las comunidades que más han recortado en atención primaria en los últimos años se encuentran Baleares, Andalucía o Madrid, no sólo por haber invertido menos en comparación con años anteriores, sino además por hacerlo en un contexto de crecimiento poblacional que, por lógica, debería haber ido aparejado de un aumento en el gasto.
Optimismo tras la vieja normalidad
Esta realidad no es desconocida. Es la vieja normalidad de los que trabajan en una atención primaria desbordada y falta de medios. Desde hace años, profesionales y asociaciones sanitarias denuncian la situación que atraviesa la atención primaria. “Llevamos dos años de movilización intensa”, apunta Mar Noguerol, una médico de familia del Centro de Salud Cuzco, de Fuenlabrada, en Madrid: “Aquí estamos especialmente mal, porque estamos de las últimas en gasto medio sanitario y porcentualmente es de las comunidades donde menos se invierte en primaria”.
Pese a todo, esta médico, también miembro de la Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid, se muestra optimista. La atención primaria, dice, está “en primera plana” y ha sido uno de los principales asuntos abordados en la mesa de reconstrucción del Congreso de los Diputados: “Ahora con la covid, todo va a pilotar sobre atención primaria… De hecho, no dejaron pasar a Madrid a la fase 1 por la atención primaria”.
“Dijeron que habían aumentado en 600 la plantilla, pero a los centros de salud no ha llegado ninguno”, lamenta esta profesional: “Lo que brilla es Ifema, que por cierto lo nutrió la atención primaria con sus sanitarios…”. ¿Ha cambiado algo en estos meses? ¿La incidencia del coronavirus en España hará que se revierta la dinámica en la que ha estado inmersa la base del sistema sanitario público? “Seguimos exactamente igual, afrontando un verano que va a ser difícil… Nos hemos tenido que estar peleando para que llegaran las pruebas”, lamenta.
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